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Todo en la vida cambia en un abrir y cerrar de ojos. Sin previo aviso, sin advertencias, sin una señal que te prepare para lo que viene. Se los puedo jurar.
Un día crees tenerlo todo bajo control, y al siguiente, el destino se burla de ti, sacudiendo cada certeza que creías inquebrantable. En un segundo, lo que dabas por seguro se desvanece y te das cuenta de que jamás estuviste realmente lista para lo que estaba por venir.
Porque así es la vida. Impredecible. Caótica. Caprichosa.
¿Mi nombre?, Maritza Ferrer.
Para el mundo, solo soy una niña privilegiada con demasiado dinero y tiempo libre. Una de esas chicas que lo tiene todo sin haber movido un solo dedo. La típica heredera que vive rodeada de lujos, sin preocupaciones reales, sin más dilema que decidir qué vestido ponerse o en qué restaurante cenar.
Pero la verdad es otra.
Lo que nadie sabe es que detrás de esa imagen de niña mimada, de viajes ostentosos y lujos, hay una verdad oculta. Soy la dueña de una de las empresas más importantes del mundo. Una mujer que ha mantenido su imperio en las sombras, que ha tomado decisiones que han cambiado el rumbo de industrias enteras.
Nadie lo sabe. Nadie siquiera lo sospecha.
Porque prefiero que me subestimen, que me vean como la chica consentida que no tiene idea de cómo funciona el mundo real. Me permite observar, moverme con libertad, tomar ventaja sin que nadie me vea venir. Me da poder en una forma que nadie entendería.
Pero esta no es solo mi historia.
Es nuestra historia.
Porque aunque mi vida ya era un caos bien calculado, con problemas que sabía manejar, con responsabilidades que aprendí a enfrentar desde joven... todo cambió cuando él apareció.
Él no fue solo un tropiezo en mi camino. No fue solo una distracción pasajera. No. Fue un huracán.
Un desastre natural que arrasó con todo lo que creía seguro. Que hizo pedazos cada barrera que había construido a mi alrededor, que me obligó a mirarme en un espejo y ver a alguien que ya no reconocía.
No me quejo.
Porque, a pesar de todo, él me ha dado lo mejor que tengo ahora.
Pero si creen que esto es una historia de amor perfecta, están muy equivocados.
Porque a veces quiero matarlo.
Literalmente.
Es un idiota.
Un cabezota arrogante que hace todo más difícil de lo que debería ser. Alguien que me saca de mis casillas y, al mismo tiempo, es la única persona capaz de calmar mi tormenta.
Pero esperen... aquí viene lo peor. ¿Quieren un cliché?, Aquí lo tienen.
Todo comenzó con una apuesta estúpida.
Un juego del destino.
Una burla del universo que, sin que ninguno de los dos lo viera venir, terminó convirtiéndome en lo más importante de su vida.
Suena bonito, ¿verdad?
Pero si algo he aprendido es que nada en esta historia es tan simple.
Porque si creen que mi vida era complicada antes, ahora es un completo desastre. Y no, no es el tipo de caos romántico y encantador que se ve en las películas. Es un caos real, crudo, peligroso.
Ahora, con él en mi vida, todo se ha intensificado.
Las emociones.
Los secretos.
Los problemas.
Y la verdad es que no sé si esto es una bendición o una maldición.
Porque la vida no es un cuento de hadas. No es un libro donde el destino se encarga de alinear las cosas para que todo tenga sentido al final. A veces, el amor no es suficiente. A veces, querer a alguien significa sumergirte en un abismo del que no estás segura si podrás salir.
Pero aquí estoy.
Hundida hasta el cuello en este sentimiento que me consume, en esta historia que se escribe a cada segundo con errores, con aciertos, con momentos en los que quiero huir y otros en los que desearía que el tiempo se detuviera solo para quedarme a su lado.
Porque lo amo.
Amo cada partícula de ese tonto.
A pesar de todo.
A pesar de los días en los que me desquicia, de las noches en las que desearía no haberlo conocido.
A pesar de que él es un problema tras otro, a pesar de que su presencia en mi vida significa que mi mundo nunca volverá a ser el mismo.
Porque hay algo en él que me atrapa.
Algo en su forma de mirarme, de tocarme, de decir mi nombre como si fuera su única verdad en este mundo.
Porque cuando estoy en sus brazos, siento que viajo a un lugar que es...
¡¡Un espejismo, con un secreto en gravedad!!
