¿Quién es usted?

1394 Words
Alex Esto debe ser una maldita broma, primero mi padre y su estúpida idea de que me casara, lo cual termine de aceptar y ahora la loca que me tocó como esposa, se la pasa retándome. Pero si ella piensa que haber tomado el lugar de su hermana se lo iba a perdonar, le haré ver su suerte, y así se arrepentirá de tomar el lugar que no le pertenecía. —Señor Jones, lamento mucho entrar así en su biblioteca, pero afuera hay un señor que pide verlo — me dice la empleada de servicio. —Dile que pase —le dije. Mientras seguí con mi vista fija en los documentos, hoy por estar discutiendo con Caroline no tuve tiempo de terminar de trabajar, la empresa necesita mucha atención y no puedo distraerme con niñerias. —Buenas noches señor Jones, aquí está lo que me pidió ayer, todo está completo, una cosa más, la señorita Marie está en el apartamento del novio de la señora Caroline —me dijo el investigador privado que contraté. —Ya veo, así que Marie Cárter me tomó del pelo, definitivamente está familia es un estuche de sorpresas. Aquí tiene lo de hoy, mañana lo buscaré y pagaré sus honorarios por lo que haga de más —le dije a él, estrechamos las manos, y lo acompañé hasta la puerta. Ahora mi padre me va a escuchar, y más cuando le diga que su querido socio o amigo lo tomó del pelo y yo quedé metido en esto, hará que me divorcie inmediatamente de Caroline, lo cuál solo espero sea rápido. No creo que soporte un solo minuto más estando al lado de una caprichosa y berrinchuda como Caroline. Apague las luces de la biblioteca, pero antes de ir a dormir iré a restregarle en la cara a Caroline que su jueguito y el de su padre mañana se dará por terminado. Fui directamente hasta su habitación, pero me lleve una gran sorpresa al ver que ella no estaba ahí. —¡Margarita!, Margarita —grité llamando a mi empleada. Mis pasos se hicieron más largos hasta llegar a la cocina, dónde se encontraba la inepta de Margarita. —Dígame señor, ¿Qué sucedió? —me pregunto ella, mirando extrañada. —¿Dónde está?, ¿Dónde diablos está? —le grité, mientras mis manos le pegaban a la mesa. —¿Dónde está quien señor? —me preguntó Margarita temblando de miedo. —¿Dónde diablos está Caroline?, En su habitación no está, ¿Dónde diablos está? ella no puede salir de aquí —le dije una vez más a ella, notando como su rostro cambiaba de colores. —Lo siento mucho señor Jones, pero la señorita Carter salió hace media hora, yo le dije que no saliera, pero ella dijo que volvería pronto, que tenía que hacer algo muy importante — ella me dice, mientras su voz temblaba. Empuñé mis manos, es obvio que fue detrás de su novio, me quiere ver la cara una vez más. De algo si estoy seguro es que Caroline de mi no se burlara. Salí rápidamente de la cocina, tomé las llaves de mi auto. Voy como alma que lleva el diablo, ya sé muy bien a donde debo ir. Miré el papel que me entregó el investigador y así ver la dirección de Morris Lenox. Al llegar dejo mi auto estacionado y subo rápidamente las escaleras, mis pasos se hacen cada vez más largos y mi llenos de ira. Tocó la puerta bruscamente, hasta ver a la mismísima Marie abriendo la puerta, bajo mi mirada y recorro su cuerpo al ver como se encuentra. —¡Alex!, ¿Qué haces aquí? —Tartamudeo Marie echándose hacia atrás. Entré al apartamento y busqué con mi mirada a Caroline, quien por lo visto ya no está aquí. —Así que me dejaste plantado y dejaste que tú hermana tomara tu lugar, ¿por esto? no sabes el bien que me hiciste —le dije a ella, mientras la miraba directamente a los ojos. —No es lo que tú piensas, mi hermana me obligó a dejarte, ella quería casarse contigo créeme —me dijo Marie. Por lo visto ella cree que soy un estúpido, cree que no puedo utilizar mis recursos por averiguar lo que se me de la gana. Me giré para salir del apartamento, si Caroline no está aquí yo no tengo nada que hacer en este asqueroso lugar, sin embargo, unos gritos aparentemente de la habitación llamaron mi atención, es Caroline de eso estoy seguro. —Aquí no puedes pasar, esta no es tu casa —dijo Marie atravesándose en mi camino. —Quítate, voy por mi esposa —le dije a ella empujándola a un lado. Ni ella, ni nadie va impedir que lleve a Caroline conmigo. Veo como la puerta se abre y efectivamente ahí está ella, con sus ojos irritados de llorar. La verdad no me interesa si está bien o no, ahora lo único que me interesa es llevarla conmigo y de paso hacerle saber que su jueguito y el de su padre acaba de terminar, pero sobre todo conmigo no se juega. —¿Quién diablos es usted?, ¿Y qué hace en mi propiedad? —me dijo Morris, quien se atraviesa tan pronto ve que voy a ingresar a la habitación —A usted no le importa quien soy, pero lo que sí le voy asegurar es que se va a arrepentir de lo que usted y Marie acaban de hacer, ¡Vamos Caroline! —le dije a ella. —Tu no te vas a llevar a Caroline, ella y yo tenemos mucho que hablar, y sales sobrando, es más yo ni te conozco, ¡así que largo de mi casa! —me gritó Morris, cuando ve que Caroline camino hacia la puerta. —Vamos Caroline, no lo pienso repetir dos veces, y dile a este imbécil que muy pronto sabrá de nosotros —le dije a ella sin pensarlo. Tome de la mano a Caroline, y la jale hacia la salida, pero por lo visto el imbécil de Morris no se piensa quedar quieto, porque el muy estúpido se atravesó en mi camino. —O se quita de mi camino o juro que lo quito yo mismo —le dije a él, fulminadolo con la mirada. —Está bien, pero recuerda esa mujer que llevas de la mano, me pertenece —me dijo él. Miré de reojo a Caroline y pude ver que apretó los ojos. La solté de la mano y sin pensarlo estampe mi puño en la cara del imbécil de Morris y así le borré la sonrisa que tenía. Caroline se adelantó unos pasos, al ver que Morris cayó al piso, la verdad todo esto me desagrada, no se que hago aquí. Caminé detrás de Caroline, solo que ella iba directo hacia donde está Marie, Caroline no pronunció ninguna palabra. Ella solo estampó sus manos en la mejilla de su hermana y salió de ahí, como alma en pena. Seguí detrás de ella, los gritos del estúpido de Morris se escuchaban a lo lejos. —Caroline, detente tú no puedes irte y menos con ese imbécil —le gritó él una vez más. —Ese imbécil cómo tú lo llamas es mi esposo, y él sí es un hombre, no como tú. Tu eres un poco hombre que se revolcó con mi hermana, pero no se preocupen pueden seguir disfrutando de su amor que yo haré lo mismo con mi esposo —ella le habló a él. Mis ojos se abrieron al igual que mi boca al sentir los labios de Caroline pegados a los míos, ella me besó con tanta intensidad, quise apartarla, pero fue ella quien lo hizo y siguió su camino hacia el auto, dejándome totalmente congelado por su acción. Morris intentó ir detrás de ella, pero como ella lo bien acabo de decir soy su esposo, al menos le daré un poco de su propia medicina. —Es mejor que te quedes quieto, no sabes con quién te estás metiendo, así que deja a mi esposa tranquila, no volveré a repetirlo —le dije a él. Tomándolo de la bata que llevaba puesta. Lo solté y caminé hacia mi auto, dónde Caroline ya estaba, solo que su mirada estaba perdida y sus ojos llenos de lágrimas.
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