|Capítulo Dos: Una Decisión|

1345 Words
Octubre 12 del 2019. Barcelona, España. |Capítulo Dos: Una Decisión| Artemisa Bridget Fleming. Le envíe el Curriculum de Dexter a mi padre, a Abel y al departamento de Recursos Humanos. Todos ellos deben saber de él. Y cada uno tomar su decisión, está claro que aunque no les mencione el nombre del hermano de Adele, no tardarán en darse cuenta que es él. Sin embargo he mencionado varias veces el apellido de Adele y a mi favor está el hecho de que tengan apellidos diferentes. Así que, y aunque significa que les estoy mintiendo, voy a negar que él y la niña tengan algún tipo de parentesco. Soy perfectamente consciente de que en algún momento, como cualquier mentira, saldrá a la luz. Pero debo mantener esta mentira el tiempo necesario. Si consigo que mi padre y Abel crean mi mentira y accedan a que él trabaje aquí. Solo me quedará esperar a firmar el contrato de trabajo y entonces, todo podría salir a la luz y no me importaría, pues ya habré logrado mi cometido. Muy probablemente mi padre se enoje hasta el punto de hablarme por días o semanas, pero podré vivir con eso. Sé que Abel se sentirá más ofendido de lo normal, pero no podrá hacer nada. Solo espero que tome esto de la manera más madura posible y que no vaya a amenazarme con renunciar. Para él, no solo se trata de que será mi secretario, él cree que será también su competencia, para ganar mi corazón ¿Es ilógico y absurdo, cierto? Yo no interesada en tener algún romance con nadie, en estos momentos, por ello mismo, fue que nuestra relación no funcionó en el pasado. De cierta manera entiendo que intente evitar que otro hombre vaya a acercarse a mi con fines amorosos. Pero tiene que tiene que saber y que pensar que yo nunca sería capaz de mezclar las relaciones personales, con la laborales. Sí, sé perfectamente que con Dexter estoy haciendo todo lo contrario. Pero, no lo hago porque esté interesada en él de esa manera. Es decir, sí, reconozco que es guapo y que es atractivo. Pero no, definitivamente no, de ninguno manera mis intenciones son esas. Lo hago por Adele, porque ella sí me importa, no su hermano. Además quizás así puedo ayudar a que él obtenga la custodia de Adele en el juicio que tengo entendido se dará dentro de un mes. Creo y aunque mil veces me he dicho que no estoy preparada. Si ella no tuviera a nadie más en este mundo, estoy segura. que yo la habría adoptado. Esa idea ha pasado varias veces por mi cabeza, pero siempre la he alejado, ella tiene a su hermano y estoy completamente segura de que él hará hasta lo imposible por ganar el juicio. Termino de enviar el mail, para el departamento de Edición, al editor en jefe. En dos días debemos entregar un proyecto importante. Además he aprovechado para enviarle el ejemplar de lo que haremos para el concurso anual, el cual se acerca y al que ya hemos sido invitados, por segundo año y no podríamos estar más felices. El año pasado, no fuimos nosotros quienes ganamos, pero quedamos en tercer lugar. Sorpresivamente, fueron los de Sky Company quienes quedaron en primer lugar. Y su presentación no solo fue precisa, elegante y perfecta, sino que era nuestra. De mi empresa, por lo cual tuvimos que usar la idea del plan b, que la diseñadora de nuestra empresa propuso, unos días antes de las finales. Aun así, el trabajo no tuvo la mismo precisión que tenía el original, por lo cual ni siquiera alcanzamos el tercer lugar. Este año, ya hemos preparado casi todo del proyecto, solo falta llegar a un acuerdo con los modelos que elegimos para este trabajo. Y sí, sé que es arriesgado para mi tomar como mi secretario a alguien que ya ha estado trabajando para esa empresa, pero algo me dice que puedo confiar en él. Así que seguiré mi instinto. Cuando estoy por seguir con mi trabajo, Abel ingresa bastante alterado a mi oficina. —¿Qué te sucede? —es lo primero que puedo y se me ocurre preguntar. —Ellos... ellos... —me levanto de mi asiento y hago que se siente en la silla frente a mi escritorio. —Abel, respira... —acaricio sus mejillas—, no puedes ponerte así. —luego de unos segundos, veo como comienza a calmarse. —Disculpame... —niego con la cabeza. —¿Qué sucede? —pregunto otra vez. —La pareja de modelos con los que habíamos hecho contacto para que fueran parte de nuestro proyecto para el concurso... —asiento, haciéndole saber que tiene toda mi atención—, Los de Sky... —¿Les ofrecieron más dinero y ellos desistieron de ser nuestros modelos? —asiente, me levanto, decepcionada—. Otra vez... —¿Qué es lo que vamos a hacer? No podemos dejar que vuelvan a... —lo interrumpo. —Y no lo haremos, eso te lo puedo asegurar, Abel. Pero no puedes actuar de esa manera. —él frunce el ceño, mientras examina cada uno de mis movimientos—, no te lo digo solamente por el bienestar de la empresa y de nuestra imagen, lo digo por tu propia salud, ¿De acuerdo? —entonces su expresión cambia, ahora está sonriendo—. ¿Qué...? —pregunto sin saber que significa eso. —Sigues preocupándote por mi... —me encojo de hombros, sin verle un problema a eso. —¿Y eso, qué? Me preocupo mucho por las personas, Abel... —él niega con la cabeza. —Sigues dándome motivos para no olvidar que... —levanto la mano callandolo y es mala la comparación pero parece un perrito que acaba de ser regañado. —No quiero que alguien vaya a escucharte y nuestra relación se malentienda. —suspira y comprendo que lo decepcioné. —Sabes que yo sigo teniendo esperanzas y tarde o temprano te darás cuenta de lo importante que soy para ti. Espero que ese momento sea mucho más que temprano que tarde, después no sabemos que puede pasar. —dice como si fuera normal hablar de esos temas aquí, en nuestro trabajo. —¿Estás aquí para eso, Abel? ¿Para recordarme que...? —me interrumpe. —No estoy recordándote nada, Brig. Pero de todas maneras me agradaría que lo tuvieras en consideración. —suspiro y asiento lentamente, de otra manera no me dejará tranquila en algún tiempo—. Gracias. Bien. Nos desviamos del tema. Como te decía no tenes modelos y sabes que estamos a un mes y medio de la presentación y no podemos retrasarlo más. Debemos buscar un solución, en esta semana de ser posible. —cierro los ojos con fuerza—. ¿Crees que debimos decir que ellos, fueron los que...? —niego con la cabeza. —No, de todas maneras, estuvimos allí porque aceptamos la invitación y para hacer lo que nos gusta. No por otra razón. —me sobo las sienes—. Me encargaré personalmente de ayudar a escoger a los nuevos modelos. Pero tendríamos que cambiar un poco la temática. Los reuniré a todos el lunes para hablar sobre ello. Gracias por avisarmelo, si no necesitas nada más, ya puedes seguir son tu trabajo. —De hecho, vine aquí también por el mail que recibí sobre el hombre al que estas pensando en contratar como secretario. ¿Es el mismo hombre del que hablamos con tu padre...? —No, sabes que no haría algo sin que mi padre le de su visto bueno, además de que eres parte vital para empresa, por lo que no podría nunca ser tan autoritaria como para... —él arruga el entrecejo. No me esta creyendo—. Era Stripper. No podía contrarlo, si se sabía, nuestra reputación estaría en juego, sabes lo que prejuiciosa que llega a ser la gente. —Eso es cierto. Entonces me encargaré de valorar con delicadeza a aquel hombre. Me retiro. —asiento. —...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD