|Capítulo Uno: Prueba 2/2|

2125 Words
Octubre 11 del 2019. Barcelona, España. |Capítulo Uno: Prueba 2/2| Artemisa Bridget Fleming. Cuando contrato a alguien nuevo, suelo fijarme bastante en sus expresiones corporales, porque si me esta mintiendo con sus palabras, al menos su cuerpo me lo dirá, involuntariamente, pero lo hará. Pero, aunque me he esforzado por notar algo malo en él. O en tratar de descubrir que me esta mintiendo, tampoco he podido hacerlo. Toda parece estar en perfecto estado en lo que concierne a su vida personal y privada. Así que con ello no ha problema por el momento. Cuando le pregunté la razón por la que quiere el puesto, no usó ninguna oración del tipo manipuladora, con la que suele encontrarme de vez en cuando, al contrario respondió con sinceridad y con la verdad, de la que soy más que consciente. —Sé que apenas hoy nos conocimos y que posiblemente, si no hubiese sido por mi propuesta, no estarías aquí. Pero aun así, ¿Qué sabes o qué haz oído hablar de la empresa? —pregunto mirándolo. Él respira profundo. —En realidad y a pesar de tener todas las herramientas para haber escuchado de ustedes, lo hice pocas veces. Sobre todo, nombraban mucho a la empresa, cuando yo estaba en Sky Company. Además ustedes solos ayudaron a que varias marcas se encaminaran al exito, lo que logro su propio exito laboral y los coloco entre las primeras empresas más reconocidas. —sonrío al escuchar eso. Lo dice tal y como fue. —No me importarme lo que piense un empleado, pero usted es hermano de Adele, así que me gustaría que sepa, que nada de lo que hacemos, deja de ser legal, hacemos las cosas según lo dicta la ley. —él sonríe y asiente. —Tampoco tenía ideas equivocadas. —Gracias por ser sincero... La siguiente pregunta: ¿Cuál es tu meta en la vida? —Primero que nada, debo, no puedo permitirme llegar a perder la custodia de mi hermana, luego quier esforzarme en mi trabajo, para poder darle una vida de calidad a mi hermana y a mi por puesto. Me gustaría también en el futuro poder fundar mi propia empresa, no algo tan grande, pero que se guíe por lo que quiero y algo que le sirva a mi hermana en el futuro también. —asiento, satisfecha con esa respuesta, no voy a indagar más allá porque tampoco quiero tocar tanto su vida privada. —Continuemos: ¿Por qué razón te despidieron de tu anterior trabajo? —esa pregunta lo hace parpadear varias veces—, sé lo que dijiste, pero también quiero saber que piensas tu de ello. —Pues, en realidad, no tengo claro porque lo hicieron. Luego de que terminé el periodo de seis meses de practicas, extendieron mi contrato ha seis meses más. Pero un día luego, de cumplir dos meses trabajando oficialmente allí, simplemente mi jefe, decidió despedirme. No me dieron razones como le dije. Pero quizás, creyeron que estaba traicionando a la empresa, ya que de alguna manera la otra empresa con que su empresa y Sky Company compiten se enteró de los nuevos diseños para la publicidad de las revistas y entrevistas que teníamos al cargo y curiosamente, un amigo mío, trabajaba allí. Pertenecía al departamento de contabilidad de la empresa, pero de repente paso a ser el secretario del Director Comercial... —alzo mis cejas. —Esta bien, entiendo... —miro la próxima pregunta en la carpeta, levanto la mirada y prosigo—. ¿Sabes manejar la presión y cómo trabaja bajo esta? —cuestiono. —Considero que soy una persona que trabaja que hace lo mejor que puede cuando de trabajar bajo presión se trata. No soy perfecto, pero aun así, tengo buenas ideas, y es necesario usarlo en una situación así, lo haría. Y sí es cuyo caso no pueda hacerlo solo, no dudaría en pedir ayuda. —asiento lentamente analizando su respuesta. —¿Cuáles son tus mayores defectos y tus mayores fortalezas, Dexter? —pregunto, tachando la pregunta que ya respondió, cosa que voy haciendo con todas. —Según lo que me conozco yo mismo. Tengo varias fortalezas, pero nombraré cinco de ellas: 1. Responsabilidad. 2. Disciplina. 3. Eficiencia 4. Motivación. 5. Paciencia. —No tienen un orden específico. Mis debilidades son tres: 1. Imprudencia. 2. Inseguridad. 3. Perfeccionismo. —Esas si estan en un orden específico, desde mi mayor debilidad, hasta la que menos suele hacerse presente. —sonríe un poco y en lugar de apartar la mirada, no lo hace. —De acuerdo. Me parece bien, que seas sincero en cuanto a eso. —él no dice nada, solo espera por la siguiente pregunta—. ¿Cuál es el mayor riesgo que hasta tomado en tu vida laboral? —Cuando trabaja para Sky Company, fue improvisar con la sesión fotográfica de la pareja principal de una telenovela, para la revista y publicidad de la misma. Él no podía llegar en el tiempo previsto, y ella tenía que irse antes de que él pudiera llegar, y nuestro equipo no podría perder el tiempo. Así que decidimos mover la sesión a una plaza cercana de donde se encontraba el protagonista. Todos insistían en que no funcionaría, pero obtuvimos tomas mejores que si lo hubiéramos hecho en el estudio de la empresa. —asiento, satisfecha con la respuesta. —Lo siguiente, era que me mencionaras una vez que hayas hecho uso de tu liderazgo, pero ya lo haz mencionado una, indirectamente. —él asiente, sin decir nada—, entonces, saltemonos a la próxima. Si hipotéticamente hubiera un problema a último momento con una de nuestros trabajo y debemos entregarlos ese día, ¿Cómo actuarias al respecto, en caso, claro, de que yo no este presente? —levanto mis cejas y lo miro. Necesito que conteste esta pregunta bien. —En primer lugar, debería comunicárselo a usted, porque seguramente tendría un idea o una manera de arreglarlo. Pero, en caso de no puedo comunicarme con usted, buscaría la manera de darles más tiempo a los encargos del departamento para solucionar el problema. O en todo caso, pediría rehacer el trabajo dando sustento de que tenemos otras ideas para mejorarlo. Dependiendo claro, de que clase de trabajo nos referimos. —responde. —Me gusta la respuesta, pero creo podrías haberlo hecho mejor. —él respira profundamente—. No te preocupes, no podemos hacer bien todo. Pero hasta ahora, todas tus respuestas, en su mayoría han sido muy buenas. —eso parece relajarlo un poco—. Dexter, ¿Tienes deudas? Esta es una pregunta de gran magnitud. —No, a pesar de no tener una trabajo estable y del que este orgulloso, al menos me ayuda a mantenerme al día con mis haberes. —De acuerdo. Sigamos: ¿Qué pasaría en el caso de que dentro de 5 años no hayas tenido un ascenso? —cuestiono. —Realmente, no sufriría, ni me sentiría mal. Después de todo, esto aquí por el único puesto que me interesa. Pero me estoy seguro que no me agradaría bajar de este puesto. Además considero que usted sería una buena jefa y una persona de la cual puedo aprender mucho. —niego con la cabeza. —Error. No puedes halagar a tu posible jefe, podría considerar manipulación. ¿Sabías eso? —él no parece inmutarse. —Lo sé, y no es un halago vacío o porque simplemente me interesa ganarme su interés y confianza. Estoy diciendo la verdad, sobre todo después de lo que he oído por meses hablar de usted. —frunzo el ceño, pero decido no tomarle importancia. —Bien, entonces: ¿Por qué deberíamos contratarte, Dexter? —yo puedo tener mis razones, pero necesito que él me de las suyas y que me convenza. —Por que necesito el trabajo, no solo por el dinero, porque si se nada cuenta ni siquiera lo he mencionado, sino por una necesidad personal, que bien conoce. Y fuera de ello, porque soy bueno adaptándome a cualquier ambiente de trabajo, además considero que puedo acoplarme a la perfección en esta empresa y que le seré de mucha utilidad, sobre todo a usted. —sé a lo que se refiere y eso solo me hace recordar que me regañó hace unas horas. —Las anteriores han estado un poco fuertes, hablemos de cosas un poco más tranquilas. ¿Qué te gusta hacer en tus tiempos libres, Dexter? —Me gustan hacer diversas cosas cuando no estoy en el trabajo. Pero lo que más hago cuando no estoy en el trabajo o haciendo cosas del hogar, me gusta salir a hacer ejercicio, correr más que todo, para olvidarme de lo problemas, escuchar musica, me relaja bastante. Y lo más importante, estoy estudiando en las noches, otra profesión, es una de mis metas en estos momentos. —no pudo haber respuesta más acertada. —Que bueno que llegaste a eso... ¿Cuáles son tus pretensiones en cuánto al salario? —cuestiono colocando mi barbilla sobre mis manos unidades. —Bueno, sobre eso. Sabiendo cuál sería mi puesto en esta empresa. Me gustaría negociar, un valor de quince dolares la hora de trabajo y no menos de eso. —Haz estado investigando. —no es una pregunta, es una afirmación, sabe cuales son sus derechos—, bueno, eso lo dejaremos en claro, cuando firmemos tu contrato. La última pregunta: Si hoy te ganaras la lotería, ¿vendrías mañana a trabajar? ¿Qué tan comprometido con tu trabajo estás? —me cruzo de brazos, alejándome de mi escritorio. —Por supuesto que vendría... Además, no haría nada, ni diría nada sobre eso hasta que viera realmente el dinero y allí es cuando pensaría lo que va a pasar. Y de ninguna manera abandonar mi trabajo esta entre ellas. —asiento contenta con la respuesta. —Dicho, ¿Tienes alguna duda? —esta parece una pregunta inofensiva, pero en realidad puede hacer que lo pierda todo. —Sí, dos. ¿Cuáles son los requisitos con los que debe cumplir, su secretaria/o ideal? —pregunta. —Son varios, en realidad: 1. Debe ser responsable con lo que se le encomiende. 2. Debe ser una persona ágil y que sepa cómo atraer clientes. 3. Alguien de mente abierta. 4. Alguien que esté dispuesto a ayudar, sin miedo. 5. Alguien que de sus opiniones. 6. Debe ser una persona respetuosa. 7. Busco alguien que no me retrase. 8. Alguien que sepa y que cuente con disciplina. 9. Alguien que no se quede callado y que diga lo que piensa. 10. Quien no sea conformista y siempre busque el crecimiento de la empresa. Lo veo tragar grueso, sí, sé que son muchos requisitismos, y aun así, solo he nombrado lo más importantes. Y sé, que al menos siete u ocho de los que he nombrado, él los cumple. Así que estará bien. —Lo sé, pero estarás bien. —le digo, él asiente, creyendo en lo que le digo—. Bien, hemos terminado, déjame tu Currículum. —él me extiende la carpeta amarilla, con la que ha estado, desde hace más de veinte minutos. —¿Cuándo...? —me adelanto a su pregunta. —No te preocupes, lo más seguro es que sí te aceptemos. Lo haz hecho bien hoy, así que puedes sacarte un peso de encima. —sonríe y veo su cuerpo relajarse mucho más. —Me retiro, entonces... —Espera. ¿A dónde irás? ¿Regresarás al orfanato? —él asiente, respiro profundo—. ¿Puedo pedirte un favor...? —Claro, señorita Fleming. —me levanto de mi asiento y me paro frente a él. Y sí, soy más que pequeña que él, incluso utilizando tacones. Pero solo por unos siete centímetros. —Quiero que Adele, no sepa nada acerca de esto. No quiero que cuando crezca piensa que me debe algo, además quiero que me siga tratando como lo ha hecho hasta ahora. —él asiente con una sonría de oreja a oreja—. Igual contigo, aquí en el trabajo, quiero que pienses que soy tu jefa, no la personas que ayuda a tu hermana, fuera de aquí, es otra historia. ¿De acuerdo? —¿Quiere que pretenda que no la conozco? —niego con la cabeza. —Solo quiero que ninguno de los sientan que me deben algo, esto lo hago sin intenciones de recibir nada a cambio. Y por favor, mantenme al tanto de lo que sucede con la custodia. —le pido, y él no parece tener problema con ello—. En un máximo de cuarenta y ocho horas nos comunicaremos contigo, sea cual sea la respuesta. —su rostro vuelve a estar tenso. —Bueno. —dice por lo bajo. —...
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