ZAYN
Me siento en el sillón como si estuviera en medio de una jungla. No de árboles, sino de brillos, carcajadas, vasos rojos y un montón de gritos femeninos acompañados por la voz de Nico, que parece estar sobreviviendo al matriarcado por pura paciencia.
Amaya está en su hábitat. Radiante. Con ese maquillaje fantasía que le resalta aún más esos ojos negros que ya de por sí son mi maldición diaria.
Y yo… yo solo estoy sentado, viendo cómo se ríe, cómo baila sin música, cómo se burla de mí cada vez que le agarro la mirada y entrecierra los ojos como si dijera: "No creas que porque trajiste pizza ya todo se arregló."
Pero no me voy.
Aunque me reviente por dentro verla tan cerca de Nico, aunque odie el maldito instante en que, en medio de una ronda de retos estúpidos, Amaya lo bese en la
