ZAYN Me desperté con la sensación de que el tiempo se había detenido en algún punto de la madrugada. El cuarto estaba en silencio, solo atravesado por la respiración suave de Amaya, cálida contra mi pecho. Abrí los ojos despacio, sin querer romper el encanto de ese instante, y la vi. Tenía una de sus piernas entrelazada con la mía, la cabeza apoyada en mi hombro y el cabello revuelto cayéndole sobre la mejilla. Aún dormía. Y yo… yo no podía dejar de mirarla. Anoche fue demasiado. Intensidad, ternura, necesidad, todo mezclado en un torbellino que me vació y me llenó al mismo tiempo. La sensación de estar dentro de ella, de pertenecer, de no tener que pensar en nada más… y después sus lágrimas, su confesión velada de que lo lamentaba. Esa palabra seguía taladrando mi cabeza como un eco. ¿Q

