Capítulo 2

2542 Words
La Casa del mafioso esta ubicada en uno de los barrios mas exclusivos de la ciudad. Al llegar un hombre bronceado y enorme vestido con un traje completamente n***o y con un auricular en la oreja abre la puerta. Es obvio que Sydney nunca se comunico con Piero —Sydney no pudo llegar hoy. Yo tomare su lugar—trato de dar una corta explicación cuando Piero me interrumpe. —Hacemos chequeo corporal a personas que no conocemos— Me dice mientras recorre mi cuerpo con su mirada burlona. —Oh ya vi que eres un hijo de puta_ le digo molesta, mientras el sonríe diciendo. —Me gustas, tienes agallas— lo miro brevemente y ruedo los ojos y le respondo. —como sea— muevo mis hombros, su sonrisa se ensancha mostrándome su blanca dentadura y dice. —Si tienes un arma escondida en ese ajustado vestido, mereces darle un tiro— —Es un uniforme— le digo apretando mis dientes y fulminándolo con la mirada. —Si, claro que si– me dice con un tono burlón- –Ven conmigo— me dice, doy un paso adentro mientras el cierra la puerta y lo sigo hacia donde se encuentra el "cliente" Que puedo decir, el crimen si que deja ganancia. Debe de ser muy bueno tener tanto. La casa es hermosa, tiene pisos de mármol, columnas enormes, buena iluminación e extravagante decoración. No es de mi gusto, pero si es muy impresionante. Tiene un frio toque masculino. Llegamos al pie de unas escaleras con forma curva que parecen ir al menos dos pisos bajo tierra. Piero se detiene y camina hacia un corredor. Abre la puerta de lo que parece ser una sala de relajación con una iluminación tenue. Piero levanta su muñeca mirando su reloj y dice. —El estará contigo en unos minutos—me guiñe un ojo y desaparece de mi vista. Observo al rededor de la habitación cuando de pronto se comienza a escuchar opera por las bocinas ocultas que están en la habitación. Se siente maravillosamente cálido, camino hacia una mesa que esta a un lado de la cama de masaje y observo diferentes tipos de aceites.‹‹Mierda››me digo a mi misma, de pronto comienzo a sentirme muy nerviosa, nunca he dado masajes solo a Sydney y a mi hermana cuando me visita. Hago respiraciones profundas y me digo a mi misma ‹‹ tu puedes Ava, esto será una buena anécdota para contarle a mis nietos, acerca del día que le di un masaje a un mafioso italiano››. mientras levanto una botella de aceite, destapo y huelo ‹‹ ¡mmmm lavanda!›› pongo un poco en las palmas de mis manos mientras las froto disfruto del olor que desprende. Me acomodo mi uniforme y me doy cuenta por que porque el trajecito n***o estuvo mirándome de arriba a abajo. El uniforme me queda muy ajustado. Escucho un sonido del otro lado de la puerta, rápido pongo mis brazos a mis costados y miro hacia la puerta. La puerta se abre y un hombre enorme con una toalla enrollada al rededor de sus caderas entra y ¡¡Wow!! inhalo en cámara lenta. ¡¡Dios!! ahora entiendo porque Sydney esta tan embobada. Este hombre es hermoso y desprende una energía s****l pura. Lo que me llamo la atención aparte de su fisico fueron sus increíbles tatuajes que cubren su cuerpo, y no es una desordenada colección de imágenes aleatorias no, están conectadas sutilmente cada uno. La otra cosa que me quito el aliento fueron sus ojos color azul frio e hipnotizante, no puedo dejar de mirarlo. Sus hipnotizantes ojos resbalan sobre mi parando en mis tetas, y luego regresan estrechándoselo en mi rostro. Quiero sonreír pero estoy congelada. –¿Dónde esta...?— se queda pensando haciendo movimientos con sus manos. Sydney tenia razón, después de ocho meses, dos veces por semana, ella no se había hecho notar lo suficiente para que siquiera recordara su nombre. —Sydney— digo esperanzada —¿Dónde esta.. Sydney?— pregunta, su voz es profunda tiene un acento fuerte y extremadamente sexy. Abro mi boca para hablar y nada sale de ella, aclaro mi garganta y respondo. —Ella no pudo llegar, yo tomare su lugar por el día de hoy— el asiente y se dirige hacia la cama de masaje para recostarse con el rostro hacia abajo. Miro su esplendido cuerpo, sus músculos relucientes en la oscura habitación y pienso en Sydney y ¡¡Dios!! no me sorprende que se haya enamorado. Puedo sentir mi sangre correr por mis venas. Quiero tocarlo, mi deseo es tan fuerte, tan inquietante como las uñas rascando una pizarra, me pone los pelos de punta. Me siento caliente y excitada, mi rostro se siente ruborizado y ruego por que el no lo haya notado. Tomo una respiración profunda y la voz de Sydney comienza a resonar en mi cabeza. ‹‹ Solo es un masaje sueco, a el le gusta duro›› unas pequeñas gotas de sudor caen por mi espalda, limpio mi frente con mi antebrazo, flexiono mis dedos y continuo. Tomo la botella de aceite que se ha estado calentando en el agua caliente, y ¡Dios! de pronto el olor de los aceites se siente almizclado y con un toque ¿erótico? Dios mi mente se esta volviendo loca. Miro su cuello musculoso y siento como los bellos de mi espalda se erizan.. El es como un animal, como un enorme y peligroso gato elegante. Vierto el aceite caliente con aroma a limón en la base de su columna vertebral, tomo una profunda respiración y comienzo con el masaje con un trazo largo y lento. No reacciona, muevo mis manos hacia sus musculosos glúteos, están firmes y apretados. Escucho la voz de Sydney en mi cabeza diciéndome ‹‹fuerte, hazlo fuerte››. Sacudo esos pensamientos y me pongo a trabajar teniendo cuidado de no cometer errores que los principiantes suelen cometer. Mi respiración se acelera, pero el hombre sigue sin moverse, sigue recostado en silencio. Me muevo al frente de el, agarro sus hombres y empujo hacia atrás con mis pulgares y demás dedos. Mis manos regresan y es hipnotizante sentir mis palmas resbalando en su bronceada piel y sentir como su s músculos se mueven debajo de ella. Ahora mismo el sudor esta corriendo por mi espalda, estoy tan atrapada en el trabajo que no veo cuando sus manos se mueven posándolas en mi trasero. Me congelo, estoy en shock mas que nada. ¡De pronto el cuerpo inerte del hombre se movió! y doy un salto hacia atrás aterrada. —¿Qué demonios eres que haces?— pregunto con voz alterada, el levanta su cabeza y me mira con esos ojos malvados, la luz brilla directamente en su rostro. Vagamente distingo una cicatriz blanca que comienza en una esquina de su ojo y termina en un costado de su rostro. –Pensé... que como no eres una masajista real eres una prostituta– Me quedo estática, sorprendida. -¿Qué te dio esa loca impresión?- pregunto indignada y molesta. Baja sus ojos hacia mis tetas, miro hacia abajo y ¡Oh Dios! la bufanda estaba desacomodada y mis tetas prácticamente se estaban saliendo del uniforme. Mis orejas están calientes, acomodo mi bufanda contra mi pecho y digo enojada. –Pues bien, lamento decepcionarte pero no soy una prostituta— Su reacción es rápida y suave, se coloca de lado y lentamente se pone de pie con la gracia y ligereza inesperada para alguien de su tamaño. Me pregunto si los mafiosos reciben algún tipo de entrenamiento. Se endereza y ¡wow! su polla es enorme ye esta completamente erecta. Desnudo y absolutamente sin vergüenza de su cuerpo da un paso hacia a mi. Completamente en shock y un poco asustada doy un paso hacia atrás, pero me topo con la pared. El para a una distancia moderada y se acerca lentamente a mi, posa sus palmas de las manos a mis costados. Lo observo con los ojos muy abiertos. –Entonces.. ¿Por qué masajeaste así?– me pregunta con una voz ronca. Mi aliento se escapa de mi –¿Cómo?— pregunto en voz baja –Como si quisieras probar mi polla— –Yo no lo hice... yo no...—digo tartamudeando –¿Entonces por que demonio estas mojada?– me pregunta con un tono de voz suave, mientras sus ojos baja a mi boca. —¡No lo estoy!— exclamo. Sus manos se alejan de la pared y me toma por las caderas. –¿Quieres que te demuestre que eres una mentirosa?— –¡No me toque!— digo con un tono nervioso. Me pega contra su cuerpo desnudo hasta que su dura polla choca contra mi vientre. Una extraña languidez se apodera de mi y repentinamente me asalta el deseo de someterme, de dejar lo salirse con la suya, dejar que me follé duro, por que se que seria una follada dura. Si seria solo una follada sin nombre y si, daría el paseo de la vergüenza después, pero puedo vivir con eso. Lo que me detiene es el pensamiento de enfrentar a Sydney. —¿Cómo te atreves?– jadeo, el se burla con una risa sin humor y fría. —¿Esto es un reto o una maldita invitación?– Me pregunta en tono retador. –Es una puta advertencia– le digo furiosa. Ignorando mi furia, el pasa sus dedos a lo largo de mi entrepierna. Respiro hondo y digo. –Déjame ir o gritare— sus ojos azules se iluminan, retira sus manos de mis caderas, una de sus manos sube hacia mi rostro. Arrastra su pulgar en mi labio inferior, yo lo observo hipnotizada por la desnuda lujuria en sus ojos. Los dedos de su otra mano llegan al vértice de mis muslos. –No lo hagas– digo con mi voz temblorosa. No tiene expresión alguna, pasa sus dedos por la entrepierna de mis bragas y las encuentra empapadas, sin decir una palabra mueve mis bragas hacia un lado e inserta uno de sus dedos dentro de mi. ¡Demonios! mi cuerpo comienza a temblar. –No quiero que lo hagas— ordeno, pero hasta yo puedo escuchar cual débil mi voz suena, mi cerebro esta pensando en su gruesa polla golpeando sin piedad en mi. Saca su dedo y lo mente de nuevo. —¿No?— Se burla, la sangre sube a mi cabeza y golpea fuerte ya no puedo pensar. —Yo...nosotros...Oh... ahh...no deberíamos— trato de decir, el solo sigue con su firme dedo follándome. Estoy super excitada, siento que estoy en el punto de no retorno. Para mi absoluta vergüenza y humillación, mi cuerpo se estremece y me vengo muy duro en todo su dedo. El sonríe, una condescendiente y triunfante sonrisa. Me siento enferma por lo que permite que me hiciera, ¡Dios! me comporte como una puta barata. Trago duro ni siquiera puedo mirarlo a los ojos, me hizo llegar con un solo dedo ¡Y ese dedo sigue aun dentro de mi! mis músculos se contraen impotentes a su alrededor. —Ya puedes sacar tu dedo de mi ahora— Digo con una fría y dura voz. –¿Por qué? ¿Estás lista para que lo remplace por mi polla?— se burla con insolencia. Estoy tan enojada que parece natural que el deba de llevar la peor parte de mi furia. Mi mano derecha se vuela hacia su mejilla pero nunca conecta, en cambio una banda de acero se enrolla al rededor de mi antebrazo. –No vuelvas hacer eso, no me gusta— me dice con un tono suave. Trato de soltar su mano de mi agarre, pero es como si hubieran vertido cemento en su alrededor. Sus ojos impasibles observan mis débiles intentos con curiosidad, como un niño que mira un insecto que ha atrapado antes de arrancarle las alas. Tomo una respiración profunda. –Déjame ir– demando. el curva su dedo y comienza a acariciar mis paredes internas, siento que mi cuerpo comienza a responder a su manipulación y no, no puedo permitir que vuelva a tomar el control total de mi cuerpo. —¡Por favor!— suplico mirándolo a los ojos, mi voz suena rara y estrangulada. La comisura de su boca se levanta, lo hace parecer hermoso y cruel a la vez. Saca su dedo de mi y suelta mi mano. —¡Vuela palomita!— dice con desdén. Me siento tan avergonzada que las lagrimas comienzan a quemarme los ojos amenazando con salir. Ningún hombre me había humillado tanto para hacerme sentir como mierda. Para el solo fui un objeto s****l, el pensó que yo me estaba ofreciendo y el se sirvió así mismo incluso después de que me opuse y ahora solo esta deshaciéndoselas de mi. Mis rodillas se sienten como una gelatina, aprieto los labios y doy un paso de lado. Una parte de mi cerebro trata de dar sentido a lo que acaba de suceder. ‹‹ Esta bien Ava, nunca mas lo volverás a ver›› me repito en mi cabeza. Nunca nadie sabrá lo que paso aquí, es solo uno de esos momentos inexplicables que nunca has experimentado antes. "Un hombre poderoso derriba por completo a un idiota sin experiencia" repito en mi mente. Doy un paso en dirección a la puerta y otro paso y otro paso, pongo mi mano en el mango de esta y su voz como miel caliente se derrama en mis oídos. –Si alguna vez necesitas ayuda o algo, lo que sea llámame – —Si crees que necesitare mas de lo que me acabas de dar, estas muy equivocado, puedes tomar tu oferta y metértela por el culo— Si, lo se, hubiera sido mejor quedarme callada, hubiera sido mas digno salir por la puerta y hacerme la que no lo escucho hablar, pero la rabia que sentía no me lo permitió. —El mundo es un lugar peligroso piccola pecora, no sabes cuando necesitaras de una mano amiga es mejor tener un amigo que un enemigo— lo miro con desdén, un hombre como el nunca podría ser mi amigo, es lo opuesto a mi. Este hombre tiene agua helada corriendo por sus venas. —No acudiría a ti aunque fueras el ultimo hombre en la tierra— se encoge de hombros y dice. —Un día volverás a mi y estarás ansiosa por mi— —Morirás creyendo eso– —Hice que te corrieras mas fuerte que nunca con un solo dedo, volverás por más— Dice confiado, siento que el calor empieza a subir por mi cuello. –Eres un bastardo hijo de puta– —Como no tienes una idea— lo dice con arrogancia y yo niego con la cabeza, no hay forma de ganar una discusión con alguien al que no se le puede hacer sentir avergonzado de sus formas groseras y arrogantes. Me doy la vuelta, abro la puerta y salgo de ahí.
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