2- Mr. Arrogante

2094 Words
-¿Estás segura que vendrá a avisarnos? -inquirió ansiosamente Minha, poniéndose la mata de pelo castaño tras la oreja-. Se escucha la música hace como una hora, Linnie... -Estoy segura -respondí con bastante inseguridad, mientras le echaba un vistazo a mi aspecto en el espejo de mi pasillo-. Él dijo que lo haría. Mi amiga se levantó y comenzó a caminar por todo el departamento y, cuando llegó a la puerta, alguien la golpeó suavemente. Ambas compartimos una mirada sorprendida, y luego la muchacha se apresuró a abrirla. -Oh... Tu eres la amiga de Pauline, ¿no? Eh... -Minha -respondió la chica sonriéndole con coquetería-. Y tu eres Jungkook, asumo. Pff. -Así es -el azabache se rascó la nuca y miró sobre el hombro de Minha, deteniendo su mirada en mí y haciendo que mi corazón dé un vuelco-. ¿Están listas? -¡¡¡Sí!!! -exclamé con entusiasmo. Tal vez demasiado entusiasmo. Jungkook me sonrió mostrando los dientes, como si le causara ternura, y Minha se giró para mirarme con los ojos como platos ante lo estúpida que había quedado. -¿¡Qué esperan entonces!? -el muchacho dió media vuelta y volvió a su apartamento. -¿¡Estás tonta!? -inquirió mi amiga en susurros, por si el chico tenía oído de murciélago. -Lo siento -me reí bajito y llegue a su lado, para cerrar la puerta y tomarla del brazo. Minha se dejó empujar por mí hacia la puerta semi abierta del "H", por donde salía música a un nivel rescatado y se olía tabaco por el aire. -Oye, no me habías dicho que ese emo era tan lindo -cuchicheó mi amiga mientras entrábamos en el departamento. -Pues ya lo vez que sí -respondí entre dientes, mientras ambas nos deteníamos para presenciar la escena. El lugar era bastante más amplio que el mío propio, un tres ambientes.  -Esto es enorme -murmuré, asombrada-. Creí que eran todos iguales, pero éste es mucho más grande que el mío. -El "F", "G" y "H" son más grandes, así tenía entendido. Pero también oí por ahí que el "H" es el más lujoso de los tres -Minha se encogió de hombros, sonriéndole con timidez a un chico que se le había quedado mirando ni bien entramos. Es que la muchacha, debajo de toda esa fachada de niña estudiosa, era todo un bombón. -Me gusta -dije, mirando en todas direcciónes-. Le sienta bien. Y así era, en efecto: el amplio lugar tenía un decorado básico, sencillo y minimalista. Todo estaba perfectamente ordenado, aunque no tenía demasiados muebles que llenaran el espacio. Una biblioteca enorme destacaba en medio de la sala de estar, dándome a entender que ese Jungkook no era ningún ignorantes. La música, en ese momento sonaba Drake, le daba un aspecto bastante varonil y, si la música no era suficiente, también estaban los varios grupitos de jóvenes bebiendo cerveza y fumando cigarros sin limitarse a abrir ninguna ventana. -¿Cómo crees que el Sr. Yeol aceptó todo esto? -pregunté, y mi amiga no tardó en señalarme a un tipo que bailaba sobre el sofá. Ambas nos miramos bastante asustadas y corrimos a la vez a bajar al hombre del amoblarío y terminar con su extraña danza. Éste, tembloroso, nos dedicó una enorme sonrisa. -¡Chicas! ¡Qué suerte que vinieron! -Ush... -le quité el vaso de cerveza de la mano y lo apoyé sobre una mesa de por ahí-. Creo que ya ha tenido suficiente con eso. -Te he dicho que no me hables formalmente, no estoy tan viejo -hizo una mueca. -Aún así eres mi portero y no permitiré que me subas las expensas -bromeé. Aunque sabía que tenía razón: el hombre no tendría más de treinta y cinco, y lucía un aspecto sumamente delgado y alto, con gafas súper gruesas que aumentaban varias veces el tamaño de sus ojos. -¿Cómo es que aceptaste esta fiesta? -Minha entrecerró los ojos, dispuesta a sonsacarle cualquier información que llenara sus ganas de chisme. -Oh, esto no es una fiesta -sonrió-. ¡Es sólo una pequeña e informal bienvenida! ¿No lo ven? Jeon Jungkook se ha mudado aquí hace pronto, así que no hay mucho problema en que invite a algunos amigos... ¿no? -¿Te ha dicho que sólo era una informal bienvenida? -inquirí. -¿Te ha sobornado para que no digas nada? -añadió Minha, a lo que la miré con disgusto. -¡Claro que no! Es un buen chico -asintió con una sonrisa, pero ante nuestra mirada penetradora su sonrisa se borró y agachó la cabeza-. Es el hijo del dueño del edificio. Enarqué las cejas, impresionada. -Con razón consiguió este departamento -pensé-. Debe ser muy costoso este piso como para que un universitario lo pagase con algún trabajo de medio tiempo. Minha asintió con una mueca, pues ella no tenía un apartamento tan lujoso y sin embargo sus padres pagaban completamente el suyo mientras ella dedicaba tiempo y hora a la universidad. -Hola -dijo una voz un tanto grave cerca nuestro. Nos giramos y le dedicamos los tres una mirada al chico alto que segundos antes había estado echándole el ojo a mi amiga-. ¿Interrumpo? -No -se apresuró a negar Minha, sonriéndole con ganas. El muchacho rió y sacudió de una manera bastante provocativa su cabello teñido de blanco, haciendo que mi amiga se lo comiera totalmente con la mirada. Bueno... no podía negarlo, yo también le eché un buen repaso. ¿Es que acaso todos los amigos de Jungkook eran así de guapos? Bueno... sí; ahora podía comprobar ese dicho de "los chicos lindos andan con otros chicos lindos" pues este chico alto de sonrisa enorme y ojos pequeños y seductores tenía lo suyo. -¿Quieres... hum...? Digo, si no estás muy ocupada... -el muchacho titubeó, mirándome de reojo pero dirigiéndose a mi amiga-. ¿Quieres ir por una cerveza? -Claro que quiere -me reí, viendo que ambos me miraban como si quisieran que yo respondiera-. Diviértete, tontita -Minha sonrió, asintió y se marchó con el desconocido-. Bueno, supongo que sólo somos tu y... -ni bien girarme me di cuenta que el Sr. Yeol se había marchado hacía ya tiempo-. Bueno, sólo yo. Suspiré y me crucé de brazos para luego caminar por el departamento, ignorando algunas miradillas curiosas y centándome en la poca falta de vida de ese lugar. ¡Estaba todo súper blanquísimo! Mi departamento era algo así como una bomba de color, desorden y cuadros por todas partes y este era...  -Soso -murmuré, sacando la cabeza por la ventana del balcón. El aire veraniego, frío por la hora, me golpeó deliciosamente el rostro, invitándome a salir. Empujé con ambas manos el vidrio corredizo hacia un lado, y salí al pequeño balcón para apoyar las manos contra las rejas de metal. Había algunas pocas plantas allí, algo decorativo y minimalista.  ¿Eso haría toda la noche? ¿Observar a la gente que pasaba por la calle? Es decir... ¿era ese mi destino en la vida? ¿Sólo sentarme allí y observar vidas ajenas? -Así que aquí te ocultas -murmuró una voz detrás de mi. Me giré bastante sobresaltada, pestañeando rápidamente como si hubiera sido descubierta mientras me robaba algo. Jungkook me miraba desde el marco del vidrio, con un hombro apoyado en la pared y una lata de cerveza en la mano. Me sonrió un poco y se metió, caminando lento como un típico modelo de revista. -Aunque lo de soso me ha dolido -levantó la mirada y me clavó sus enormes y preciosos ojos negros-. ¿Realmente crees que es tan feo mi departamento? Sacudí la cabeza en negación, haciendo que mi flequillo se despeinase en mi frente. -N-no, claro que no. Es bastante lindo... -me mordí el labio. -¿Pero...? -Pero le falta vida -me encogí de hombros con una sonrisa tímida-. A lo mejor le agregaría alguna que otra pintura, ya sabes. -¿Pintura? -se lo pensó-. No se me habría ocurrido. ¿Te gustan las pinturas? -¡Claro que sí! -sonreí con ganas, inflando el pecho con orgullo por meterme en un tema que me encantaba-. Soy artista plástica y curadora. -¿¡Curadora!? -repitió, enarcando las cejas-. ¿Trabajas en la iglesia? -¿Cómo? -me quedé pensando en sus palabras hasta que entendí a lo que iba y solté una carcajada por lo bajo-. ¡No, claro que no! Curadora es la persona que organiza la producción de una exposición. -¡Ahhhh! Así que tu haces todo el trabajo -apretó los labios. -No lo sé... -ladeé la cabeza, mirando nuevamente hacia la calle-. Me gusta. Realmente me gusta. -¿Y te pagan bien? Suspiré. -Es como la lotería: a veces viene pequeño, a veces no viene y, si tienes mucha suerte, te viene gigante. ¿Sí lo entiendes? -Así es -hizo una pausa y sabía que estaba mirándome con interés, pero no me giré a verlo pues también sabía que si lo hacía enrojecería por completo-. Con que tengo una artista por vecina, ¿eh? Me gusta. -¿Y tú? -le miré, echando la cabeza hacia atrás debido a su altura-. ¿Tu qué haces? -Pues... me la paso en el campus, la mayoría del tiempo. Y luego, bueno, hago todo eso que los jóvenes adultos hacen.  Todo eso que yo, quizás por mi falta de grupo social, no hacía. -Debe ser genial. -¿El qué? -Que tus padres puedan pagar tu vivienda -me encogí de hombros, sin rencor-. O sea, pienso que es genial. -¿Dónde están los tuyos? Suspiré hondamente y me preparé para la verborrea. -En Francia: mis padres están separados, así que mi madre ha formado familia y también lo ha hecho mi padre. -Vaya... -asintió, impresionado-. ¿Y ellos se llevan bien? -¡Sí, claro! Se llevan bastante bien -me mordí el labio aguardando una sonrisa y solté la estupidez que estaba pensando-. Soy parisina, ¿sabes? Dicen que París es la ciudad del amor, así que por más que se hayan separado ellos llevan buenas vidas.  -¿¡París!? ¿¡Jincha!? -sonrió mostrándome todos los dientes-. ¡Siempre he querido ir a París! -Tal vez algún día te lleve -bromeé, entrecerrando los ojos. -Me encantaría -también entrecerró los ojos, aunque de una manera muchísimo más sexy que me hizo abrir los ojos como platos-. ¿No te estás congelando aquí afuera? -Estamos en verano. -Sí, pero es de noche. Y las noches en Corea siempre son las más frías. Asentí, de acuerdo, aunque la verdad el frío no me molestaba en absoluto. Después de todo... tenía al chico más candente del mundo al lado mío. Podía usarlo como estufa, ¿no? -Entremos -propuse, y ambos caminamos hasta el pasillo. Jungkook se detuvo y yo lo miré de manera interrogativa. Descubrí una sonrisa bailarina entre sus labios y hubiera dado millones de wons por saber qué estaba pensando en ese momento. -Oye, Pauline -murmuró, acercándose a mí-. ¿Son todas las chicas francesas tan bonitas? Retrocedí hasta que mi espalda chocó contra el frío vidrio, mirándolo con un poco de miedo al ver que se me acercaba. Estiró una mano y peinó mi flequillo con delicadeza, haciéndome sonrojar muchísimo. -¿Q-qué dices? -Sólo digo que debo ser muy afortunado de tenerte aquí -se acercó tanto a mí que tuve la necesidad de empujar el vidrio con la espalda, como si fuera a c******e más. Su mano bajo hasta mi mejilla, acunándola dulcemente; y sus ojos se fijaron en mi boca haciéndome perder los nervios al instante-. Y tu debes ser muy afortunada de que yo te corresponda. Alto. ¿Qué? Cuando ladeó la cabeza y acercó sus labios a los míos, sólo pensé en lo estúpido que aquello había sonado. O sea sí, era súper lindo y me lo parecía pero... ¿yo era afortunada porque él me correspondiera?  ¿¡Pero quién eres, G Dragon!? Alcé mis manos para posarlas firmemente en su pecho y lo empujé con todas mis fuerzas, haciéndolo trastabillar hacia atrás con expresión de sorpresa. -¿Qué te pasa? -inquirió con brusquedad. -¿Que qué me pasa? -abrí la boca con indignación, viendo que la cerveza que antes tenía en la mano había ido a parar al suelo, enchastrándolo todo-. ¡A ti que te pasa! -Creí que era lo que querías -sonrió, haciendo que lo odie un poquito más. -¿Besarte? -Besarme, acostarte conmigo -se encogió de hombros con aburrimiento-. Como sea. -¿¡Disculpa!? ¿¡Quién te crees que soy!? -Creo que eres terriblemente sexy. -¡Vete a la mierda!  Me despegué del vidrio y caminé rápidamente, pasando de él. Sin embargo, aferró mi muñeca con fuerza para que no escapara. Lo miré con furia, pensando en lo lindo que se veía eso en los dramas y en lo horroroso que era en la vida real. -¿Ya te vas? -inquirió con tranquilidad. -¡Suéltame! -Si te vas luego no vuelves, ¿eh? Okay, eso ya era suficiente. Levanté mi muñeca firmemente sostenida por sus dedos largos y, sin pensármelo ni una vez, le mordí el brazo con mucha fuerza. Jungkook soltó un gritito de dolor y me soltó, sacudiendo su brazo como si así pudiese omitir el dolor y mirándome como si estuviera loca. -¿M-me mordiste? -inquirió. Y de repente, toda la fiesta tenía los ojos fijos en nosotros.  Y de repente, me importaba una mierda. Me encogí de hombros, imitando su expresión de aburrimiento y dejándolo aún más sorprendido, y di media vuelta para marcharme. Así que al final, el cuento de la princesa y el príncipe se me había caído. ¿Por qué habría pensado que ese chico podría llegar a gustarme? Al final yo estaba en la razón, Jeon Jungkook era demasiado atractivo para su bien... y el de los demás.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD