CAPÍTULO CUATRO Isis irrumpió en la casa y cerró la puerta sin mirar atrás. Sabía que Braeden estaba escondiendo algo y estaba enojada. Se dio cuenta de que él había querido decirle algo, pero se contuvo incluso después de descubrir que ella era su compañera predestinada. Ella había sentido una conexión con él desde el momento en que lo conoció, y ese vínculo solo se había intensificado con el sexo. Pensó que había visto el mismo brillo reflejado en sus ojos, y ahora se preguntaba si solo había visto lo que quería. No era una persona que cayera en la trampa que la mayoría de las mujeres hacían al equiparar el sexo con los sentimientos. Había sido diferente con Braeden desde el principio, y ahora, sus reservas con ella la hacían sentir como una idiota. Mientras se apoyaba contra la puerta

