PG
—Aquí estas— ronronea la escultural mujer con una voz aguda y sensual que parece ensayada. Tengo que admitir que es un espectáculo para la vista. También confesaré que su presciencia parece disminuir la mía, haciéndome sentir como si me hubiera encogido una pulgada o dos. Aún así, la saludo con una sonrisa amistosa, y, a cambio, ella me mira como si no representara una amenaza para ella.
—Entonces, ¿eres Penelope Gray, la hermana de Ryan Gray?— Mason vuelve a preguntar. Cuando me dirijo a Mason, siento como si estuviera mirando a traves de el. Estoy en un estado un tanto desapegado en este momento. Es desconcertante ver a Ajax con otra mujer. Tal vez, en el fondo, siempre he alimentado la esperanza de que él y yo podamos tener un final de cuento de hadas algún día, a pesar de la enemistad profundamente arraigada entre nuestras familias.
—Si, lo soy— me las arreglo para pronunciar, obligando a mis labios a cooperar. Mason lanza una mirada sorprendida a Crystal y luego a Ajax. Dada a su estrecha amistad con Ajax, es probable que este al tanto de la rivalidad de larga data de nuestras familias.
—Por cierto, Jade— interrumpe Crystal, apretando su agarre en mi antebrazo como si sintiera mi deseo de huir de la fiesta. —Esta es Penelope, amiga mía— Mientras habla, Crystal lanza una mirada suplicante a Mason, una suplica silenciosa para que sea cordial. Claramente, Mason capta su mensaje silencioso, indicando por un giro resignado de sus ojos. —Y Penelope, ella es Jade— concluye Crystal. Jade responde presionando sus labios exageradamente pintados, resoplando con desdén y aferrándose aún más a Ajax. Sus acciones transmiten un mensaje inequívoco: No tiene intención de extender la mano a modo de saludo.
Ajax se libera casualmente del agarre posesivo de Jade, cruzando los brazos sobre el pecho. Y pregunta a Crystal. —Entnces, ¿como se hicieron amigas ustedes dos?— sus ojos estan encendidos con curiosidad mientras su mirada revolotea entre Crystal y yo.
Crystal comienza a contar la historia de nuestra amistad única. Ella fue mi última entrevistada ese día, ya que estaba a la caza de un artista para diseñar la señalización y la marca para el evento benéfico anual de “Dotar al mundo con tecnología” de nuestra empresa.
Durante toda la mañana, mi hermano mayor, Ryan, CEO de Industras Tecnológicas Gray, (ITG), cargo que comparte con mi tío Louis, me había estado acosando sin descanso. A pesar de mi función actual como jefe de relaciones públicas, Ryan cree firmemente que debo liderar el desarrollo de productos. Dadas mis habilidades excepcionales como programadora de computadoras, un talento que contribuyó significativamente al estatus de nuestra empresa como una corporación multimillonaria, Ryan esta convencido que el desarrollo de productos es donde realmente pertenezco. Pero como iba diciendo.
A lo largo de la mañana, había estado adiviertiendome que estaba apunto de reemplazarme como directora de relaciones públicas, afirmando que necesitábamos un verdadero profesional en el puesto, alguien que no dejaría caer la pelota con tanta frecuencia como aparentemente lo había hecho yo.
En medio de mi entrevista. Luego de un giro sorprendente, Crystal se levanto abruptamente de su silla, aplaudio y dijo: —Tengo la sensación de que necesitas salir a tomar un poco de aire fresco. ¿Estoy en lo cierto?— Me sorprendió su audacia; fue una clara captura del típico protocolo entrevistador -entrevistado. Todos los candidatos anteriores habían estado ansiosos, prácticamente se desplomaron en sus intentos de impresionarme. La reputación de Industria Tecnológica Gray como uno de los mejores lugares para trabajar durante la última década lo había convertido en un lugar de empleo codiciado. Mi impulso inicial fue ignorar la sugerencia de Crystal con una cortés, aunque poco sincera seguridad de que estaba perfectamente bien. Pero la verdad era que yo no estaba bien. Las paredes de mi oficina parecían estar cada vez más cerca durante toda la mañana, haciéndome sentir atrapada. En lugar de mantener la fachada y continuar con la entrevista, asentí y respondí concisamente: —Si. Me vendría bien un descanso—
—Esta bien entonces— propuso ella, inclinando su cabeza hacia la salida. —Hagamos un descanso— Crystal y yo terminamos paseando y charlando como viejas amigas. Me guío a través de tiendas que ni siquiera sabía que existían, y visitamos galerías de arte, donde orgullosamente me mostró algunas de sus piezas de arte. Terminé comprando dos de sus pinturas al oleo, piezas abstractas que tocaron algo muy profundo dentro de mí. Una de esas piezas ahora adorna la pared de mi oficina, mientras que la otra ha encontrado su lugar en el espacio de Ryan después de que atrajo su atención. El tiempo que pasamos juntas paso volando y antes de despedirnos, le ofrecí el trabajo. Desde entonces, hemos pasado innumerables horas, tanto dentro como fuera del trabajo, hablando de todo, desde arte y tecnología hasta comida y amistades compartidas. Nuestras conversaciones parecen interminables.
— …Y así fue como nos conocimos. ¿No es así?— se vuelve para preguntarme, con un brillo juguetón en los ojos. Mi sonrisa se extiende tanto que mis mejillas comienzan a doler.
—Absolutamente— la sonrisa de Ajax refleja la mía, haciendo que mis mejillas se sonrojen con calidez. Es como si estuviera realmente complacido con mi conexión con Crystal.
—Incluso, sé cuál es su color favorito— interviene Crystal, con la mirada brillando con picardía. Sonrió ligeramente.
—Y yo se el tuyo— Ella dice “n***o” al mismo tiempo que yo digo “Amarillo”
La mirada de Ajax viaja brevemente hacia abajo y luego vuelve a subir por mi cuerpo. Hay algo en la forma en que me mira que hace que mi corazón de un vuelco. —Habría jurado que era rojo— reflexiona, con su voz baja.
Bajo la mirada hacia mi ceñido y un tanto provocativo vestido de coctel rojo, que me presto mi prima Amaya. ¿Debo confesar que no me pertenece? Antes de que Ajax puede comentar más, una voz resuena por el altavoz, insistiendo que la pareja que pronto se casará se presente immediate al frente.
—Esa es mi prima Mindy— murmura Crystal en mi oído con los ojos en blanco. —Me presionaron para que la hiciera mi dama de honor— Con un arqueo de ceja hacia Mason, Crystal lo guía a través de la multitud hacia los grandes ventanales donde se encuentra instalado un soporte de micrófono. A medida que navegan por la reunión, se encuentran con aplausos y buenos deseos.
Mi ansiedad aumenta cuando me doy cuenta de que la partida de Crystal y Mason me había dejado sola con Ajax y Jade. Tomando un momento para recomponerme, cierro los ojos brevemente antes de de volverme hacia ellos. Como era de esperar, Jade rápidamente se aferra al brazo de Ajax de nuevo, haciendo una demostración mordaz de su relación. A pesar de mis mejores esfuerzos, no puedo reunir una sonrisa.
—Disculpen— me las arreglo, alejándome de ellos tan rápido como el decoro me lo permite. Me derrito entre la multitud, ansiosa por poner cierta distancia entre yo y la escena de la que acabo de escapar.
Horas después, la celebración está en marcha. Los cocteles se sirven generosamente en la barra libre y una charla amistosa llena la sala, rebotando como un animado juego de pelota. Si algo es seguro, es que los de Chicago saben como organizar una fiesta. Después de que Crystal y Mason compartieron discursos conmovedores, profesando su amor mutuo, comenzó la música. La pareja comenzó el baile y, poco a poco, más asistentes se unieron a ellos ante los magníficos ventanales del piso al techo.
Observar a la gente bailar contra el telón de fondo del horizonte de la ciudad iluminada es artísticamente placentero. Estoy segura de que Crystal orquesto la escena de esa manera intencionalmente; es un toque tan único. He reclamado un asiento en un taburete de una de las mesas altas y circulares repartidas por el borde del lugar. Preferiría terminar la noche e irme a mi casa, pero irme temprano provocaría la ira de Crystal. Además esta noche se trata de ella, no de mi. He decidido mantener mi distancia de Ajax. No puedo soportar ni el más breve avistamiento de él y Jade juntos.
De vez en cuando, un hombre se sienta a mi lado y me invita a bailar, pero rechazo cada oferta con cortesía. Hasta ahora, Ajax y Jade no se han subido a la pista de baile. No puedo evitar preguntarme que tan bien baila Ajax. Dada la forma elegante en que se mueve y se comporta, apuesto a que sería un bailarín atractivo. En mi mente, he diseccionado su lenguaje corporal con Jade. Cada vez que ella se aferra a el, siento incomodidad en su comportamiento. Sin embargo, no puedo estar del todo segura, después de todo, el no se alejo de ella. Si tuviera algún interés en mi, habría encontrado una manera de liberarse de su agarre. Tal vez su amabilidad anterior fue solo eso: un gesto cortés, que recuerda nuestros días de escuela secundaria.
—Ey— de repente, Crystal salta sobre el taburete a mi lado. Su llegada me sobresalta, no me di cuenta de su acercamiento.
—Ey— Crystal pasa un brazo por mi cintura.
—Levántate y brilla, dama sexy de rojo. Es hora de bailar— su voz es juguetona y sus ojos brillan de emoción. Claramente está sintiendo los efectos de algunos cocteles, a juzgar por su comportamiento burbujeante.
—Yo no bailo— declaro, mi voz se eleva por encima de la enérgica melodía.
—Todos bailan, Penelope— después de su persistente persuasión, finalmente me rindo y dejo mi asiento, permitiendo que Crystal me lleve a la pista de baile. Es su fiesta, después de todo, y negarme a bailar con la futura novia sería completamente descortés.
Una vez encontramos un lugar entre la multitud que gira, Crystal comienza a bailar, sus brazos se balancean en el aire mientras sus caderas se balancean hacia el suelo. Sus movimientos son suaves y naturales. Con una ceja levantada, me anima a seguir su ejemplo. Mis mejillas arden cuando miro alrededor nerviosamente. Se que estoy siendo observada. Y la mayoría de los observadores son hombres. No puedo dejar de pensar que se debe al atrevido vestido rojo de Amaya que llevo puesto. No debería haberlo usado. Según las travesuras habituales de Amaya, el vestido esta atrayendo toda la atención; a ella le encanta ser el centro de atención, a diferencia de mi. El escrutinio me esta poniendo ansiosa.
—¡Vamos Peny! Tu puedes hacerlo. ¡Suéltate!— Crystal insita, con los brazos dando vueltas sobre su cabeza antes de ejecutar un giro. Exhalo profundamente, balanceándome en el lugar con un toque de desgana. No es que falte la habilidad de bailar, soy bastante capaz. En la escuela secundaria, me había destacado en la danza moderna como parte de mis actividades extracurriculares. Pero lo había dejado durante la escuela secundaria cuando mis padres me insitaron a concentrarme en algo más aplicable a mi futura carrera de programación de computadoras.
Basándome en recuerdos del pasado, empiezo a mover las caderas y girar los brazos al ritmo de la música. —¡Eso es todo!— Crystal vitorea, aplaudiendo con entusiasmo. Todavía tambaleándome, me sonrojo y entierro mi rostro sonrojado en la palma de mi mano. No puedo negarlo, bailar se siente increíble, incluso liberador. Es probable que por eso me atrajera tanto Crystal como amiga. Tiene la habilidad de persuadirme para que haga cosas que nunca me atrevería a hacer por mi misma. Me recuerda a mi prima Amaya, que ha sido mi mejor amiga desde que me enseño a hacer subir a nuestros padres por la pared con el traqueteo continuo de mi sonajero de bebé.
—¿Qué estabas diciendo?— Crystal agarra mis manos, y juntas giramos nuestras caderas y nos hundimos hacia el suelo en un movimiento de sacacorchos. —¡Eres una excelente bailarina!— ella grita
—Yo nunca dije que no podía bailar. Dije que no bailo—