La historia de Michael

1350 Words
     Todo comenzó cuando Michael era un pequeño, tierno y adorable niño cuya vida a diferencia de la de Dara fue muy triste desde los inicios. Uno de los acontecimientos que más marcó su infancia de manera negativa, fue el que sus padres se hayan separado cuando sólo tenía 5 años; él siempre había sido extremadamente enfermizo, era algo que odiaba su padre y constantemente se quejaba por dicho aspecto, en ocasiones recurría a la violencia, entre otras cosas… Su madre fue la única que lo apoyó en esas situaciones tan difíciles dónde hasta llegó a sentirse tan culpable por estar enfermo, aunque no fuera su culpa, que en tomar una acción que terminaría con sus sueños, vida y también con su madre a consecuencia del gran dolor.      Una de las razones del divorcio de sus padres fue precisamente la situación de las enfermedades del pequeño Michael, fueron innumerables deudas las que llegaron a tener la pareja de padres, lo causó la pérdida del empleo de su padre, el estrés contante de su madre, la polémica y diferentes opiniones por partes de terceros que solo perjudicaron la relación más que ayudarla a llevar esa dura situación que lo ahogo hasta el máximo punto. Un día ya no tenían su casa ni tampoco un carro ya que el banco había comprado su deuda por hipoteca, ahora era una casa rodante y todo fue en decadencia. Él a pesar de todo, siempre mantuvo esa sonrisa tan cálida e inocente que le caracteriza, a cada lugar que iba ese era su sello de confirmación incluso en los momentos más complicados y agregando algo al lado bueno o quizá no tan feo de la historia, tenía muchos amigos que siempre estuvieron con él acompañándolo por todo el tiempo que pudieron. Luego de que él padre de Michael se divorciara con su madre y desapareciera dándole a entender a su único hijo que también se había divorciado de él, su madre tomó la determinación de salir adelante por si sola llenándose de mucha fuerza y empeño pero también buscando una muy necesaria ayuda psicológica para ella y por su puesto para su hijo quien supo esconder su dolor de manera muy eficiente. Por un periodo de tiempo todo fue muy bien, Sara, la madre de Michael había conseguido un excelente puesto de trabajo como gerente en una tienda; luego del tan recortado progreso de la familia de aquellos dos sucedió una desgracia que acabó con la poca tranquilidad de Michael… Tenía alrededor de 17 años cuando Sara falleció de cáncer, él no pudo con el peso de ese gran dolor, dejó de ir a terapia e intentó buscar alternativas que solo le causaron terribles problemas; la mayoría del tiempo se drogaba para calmar una fuerte presión y a la vez vacío en su pecho que sentía, estuvo en robos diversos solo por supuesta diversión al relacionarse con personas peligrosas que apoyaron elementos destructivos a su duelo. La pérdida de la única persona que lo ayudaba, apoyaba y creía en el lo destrozó por completo, él decidió quedarse en casa de algunos amigos para no tener que vivir sólo en la casa de su mamá y antiguo lugar que consideraba un hogar y le hacía recordar tantos momentos hermosos que vivió con ella, fue un claro lapso de superación tras el abandono de su padre pero eso había acabado de la manera más desdichada, ya que la recordaba todo el tiempo, eso lo hacía ponerse verdaderamente triste y que esa presión insoportable en su pecho y nudo en la garganta regresara a atormentarlo. Fue agarrado en pleno robo de una tienda y estuvo algunos meses en la cárcel, sus supuestos amigos también lo abandonaron en se momento, él fue el único que capturaron por el presunto delito en la cual solo estuvo presente. A los 20 años tomó la decisión de vender la casa de su madre, despegarse de todos los recuerdos, apegado de objetos materiales que según su terapeuta no podía dejar que albergara toda su estabilidad emocional y la puso en venta. Afortunadamente, con el dinero le alcanzó para independizarse comprando un pequeño apartamento, ese momento para él fue como un nuevo comienzo que le trajo un poco de paz, pero sinceramente aún se sentía muchas veces solo y le seguía doliendo la muerte de su madre en gran manera, tanto que en ocasiones podía pasar días enteros en cama, llorando. Algunos aspectos de su vida empeoraban mientras que otros realmente mejoraron, dejó las malas compañías que solo le sirvieron para obtener grandes problemas y llevó durante un par de años una vida tranquila aunque para él su vida aún no tenía sentido por más que se esforzó en encontrarlo; ninguna carrera le gustó lo suficiente como para pasar muchos años de su vida estudiándola así que decidió trabajar por un tiempo hasta encontrar algo que lo llenara lo suficiente como para dedicarse el resto de su vida a aquella actividad que hasta el momento se convirtió en un misterio haciendo que se preguntara: “¿Será que algún día si encontrarle algo que me guste?” Al año de estar trabajando comenzó a experimentar síntomas extraños, entre ellos unos dolores intensos en su estómago, náuseas, mareos, desvanecimientos repentino y los doctores luego de un seguimiento bastante profundo tomaron la determinación de confesarle la verdad, el duro pronóstico que continúa modelando su vida a través de las lágrimas, dolor y sufrimiento, le diagnosticaron cáncer en el estomago. La única buena reseña de sus médicos fue que lo empezaron a tratar con tiempo y que eso le daría más probabilidades de vida ya que su tipo de cáncer es 100% tratable y sin duda se llegó a la conclusión médica que se podía evitar que fuera algo letal. Michael aprendió en ese instante que la vida le había estado dando una gran lección, el tomó la iniciativa y creyó que si se trataba de sus últimos respiros, de su última etapa, de su última cena, de su última caminata por aquella plaza que tanto le gustaba dónde escuchaba el hermoso cántico de los pájaros, entonces lo viviría al máximo; justo en ese momento comenzó a apreciar la vida de una manera distinta, si, realmente le daba un valor ahora. Comenzó a ser mejor persona y a ser un poco más humanista, con la gente que lo rodeaba pero también consigo mismo al auto descubriste cada día que iba pasando. Su filosofía de vida cambio hasta llegar a decir: “No importa si muero o quizá vivo, lo que importa es que no pase un segundo más de mi vida siendo un completo desconocido, no para las demás personas, sino para mí”, nadie le había enseñado más lecciones que la propia vida, que esa realidad tan dura que vivió día con día. Aunque sea contradictorio, su vida acababa por la terrible enfermedad pero para él apenas iba empezando. Una vez que vio a Dara por primera vez sabía que las desgracias que suceden no son personales y le pueden pasar a cualquiera, la mayoría de nosotros la estamos pasando realmente mal y Michael quería hacer sentir muy bien a esa chica que veía allí dormida, pudo encontrar algo en esa chica inmovilizada en la cama que no lo había hecho con nadie. Al terminar de hablar con ella se sintió realmente feliz, sentía que esa chica aunque sea un poco seca y de carácter fuerte lo comprendía más que nadie, más que por su accidente de cuál toda la Ciudad se había enterado por el noticiero, no fue una desconocida para Michael fue por una gran conexión que tuvo con Dara, de aquellas conexiones que encontramos en los momentos más inesperados de nuestras vidas, y dependen de nosotros mantenerlas por el pasar del tiempo. —Te escapaste de nuevo Michael —Bob me asustaste ¿Cómo sabías que hacía eso? —Yo observo todo Michael, pero tranquilo que guardaré tu pequeño secreto, ahora ve a acostarte que mañana tiene que verte el doctor. —Gracias de verdad Bob, espero que mañana sea un buen día…     
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