Empatía

1598 Words
—Siiii la verdad lo es, ella me echó una pequeña manito con el pastel y eso, ya que no puedo salir por ahora del hospital y quería que fuera perfecto así que por eso no pedí Delivery. Bueno, sin más preámbulo, tu cumpleaños... —anuncia. Justo en ese momento la puerta se abre... Entra la tía de Dara, el médico de cabecera de Michael y su amigo Bob. —¡Cumpleaños feliz…! —entonan a una voz la canción de Feliz cumpleaños para Michael. El médico tiene unos globos en sus manos y la Tía Marlye lleva otro pastel, Bob tiene una pancarta que él mismo hizo para su querido compañero de hospital y mejor amigo. Suenan unos estruendos y emocionados aplausos que provocan que el espíritu de Michael se eleve por la gran felicidad que siente; muy dentro de él profesa que ha sido su mejor cumpleaños y la sorpresa de última hora lo ha dejado sin palabras, sintiendo esa hermosa emoción de no saber si llorar, reirse, agradecer, quedarse callado o simplemente darle un fuerte abrazo a cada uno por su atención y maravilloso detalle. —¡Pide un deseo hijo! —solicita la Tía Marlye con incentivo. —Así es Michael, debes pedir un deseo. —ratifica Bob —Con dos pasteles de cumpleaños debes aprovechar. —aporta el Doctor de la habitación. —Bueno, pero uno de los pasteles no tiene velas... —se excusa Michael. —¡Ohh no! No te atrevas a insultarme de esa manera, por supuesto que hay más velas para ese pastel. —indica Dara con una suficiencia inofensiva que le causa gracia a todos. La Tía Marlye conoce el empeño que Dara suele ponerle a los cumpleaños por lo que le causa aún más gracia, a la chica no se le pasan esas cosas así como así. Dara camina rápidamente hacia el gabinete donde anteriormente había guardado el pastel y saca de allí tres velas, estás tiene una forma un poco más gruesa de lo normal y no parecen ser de cera como las comunes; ella sin pensarlo mucho las posiciona de manera en que no interfiera con la decoración del pastel y poco después las enciende.      Se trata de una velas mágicas o mejor conocidas como velas de pirotecnia, todos miran a Michael a la espera de que finalmente pida su deseo; él sonríe ante el casi acoso de sus acompañantes y procede a soplar las velas del segundo pastel, aquel que tiene velas comunes. —Un segundo Michael, debo decir algo y espero que la velas no sé derritan ja, ja, ja... —anuncia Dara abiertamente. Todo se quedan un poco asombrados por la interrupción de Dara y a la expectativa de lo que dirá próximamente menos la Tía Marlye. —No suelo interrumpir un momento así pero es necesario... La razón por la que elegí las velas mágicas, aunque parezca simple es bastante simbólica para mi. Seré breve, en cada cumpleaños mis padres solían agregar siempre este tipo de velas a mis pasteles, ellos me explicaron en su momento que es porque no son fáciles de apagar, y aún cuando las soplas siguen encendidas hasta que ellas se acaben y ya; ellos afirmaban que pasa lo mismo con los deseos humanos, cada quien decide cuándo apagarse pero antes brilla con gran intensidad y siempre lo relacionaron con la fuerza de nuestros deseos, se supone que aún con los removedores soplidos que nos dé la vida debemos persistir hasta cumplir nuestros grandes deseos, esos que pensamos imposibles y por los mismo se lo atribuimos al pastel de cumpleaños pero ciertamente podemos lograr lo que queramos, pide pensando en que lo que quieras lograr, lo puedes hacer. Espero que que aunque no se apague ja, ja, ja, intenta soplarlas para comprobar lo que te digo y seguidamente también pidas tu deseo confiando en que si lo puedes lograr. —finaliza Dara su emotiva explicación. Justo en ese momento todos empiezan a aplaudir tras las palabras de Dara y poco después solo se concentran en Michael quien limpia una pequeña lágrima que cae por su mejilla. Para Michael este escenario es casi irreal, jamás se imaginó que alguien pudiera hacer todo esto por él y encima de eso confiar en de tal manera; tomarse en serio hasta el más mínimo detalle dándole importancia a lo que muchos intentan comprar con dinero. Esto vale más que un obsequio ostentoso, mucho más de lo que podemos valorar, es sincero y sin intereses. —Wooow... Dara si que me sorprendiste... no tengo palabras... —expresa un cumpleañero conmovido. —¡Entonces sopla! —sugiere Dara proporcionando gran influencia con la fuerza de su voz. Sin más preámbulo Michael sopla las velas de unos de sus pasteles y estás se apagan de inmediato y se acerca hacia su otro pastel quien es sostenido por Dara.      —Este deseo quiero hacerlo público y sé que se cumplirá porque no se trata de si lo divulgas o no, yo realmente lo quiero y eso importa, también me esforzaré cada día al igual que cada uno de los que estamos aquí. por favor repitan conmigo: Deseo estar sano y tener amplitud para la vida que quiero. —todos repitieron juntos a Michael su autentico deseo y seguidamente aplaudieron.      Las cosas pasaron bastante rápido pero fueron especiales, Michael habló con la Tía de Dara y ambos compaginaron muy bien, Bob conoció a Dara y dichosamente también empezaron a caerse muy bien; comieron pastel y compartieron algunas historias, más tarde todos se fueron a destinos diferentes y a Michael aún le dieron un rato más para que compartiera con su compañera Dara, entre largas charlas sobre temáticas ideología e interesantes, también jugaron Uno, tomaron más Kool-Aid hasta que Dara notó la presencia de unos libros con aspecto llamativo, no dudó en tomarlos y leer la sipnosis en voz alta. —¿Que pasaría si te dijera que las personas a tu al rededor vivieron otras vidas junto a ti, pero para recordar ciertas vidas tienes que pasar por diversas situaciones que sin darte cuenta te harán encontrar los recuerdos de tu vida pasada...? —Lee Dara el primer párrafo con un semblante bastante interesado en aquella llamativa introducción, continuamente toma otro libro en sus manos—. Imagínate estar en un mundo en donde cada persona en un momento único durante su desarrollo, (para ser más específico en la pre adolescencia), deja fluir una súper habilidad con la cual nació pero no es sino hasta ese instante de su vida que sale a relucir… En Ciudad Avaglade, cada persona nace con la disposición de un don, habilidad, súper poder, capacidad, entre muchas otros nombres que los mismos cuidamos suelen ponerle… —Narra Dara ya sintiendo la emoción de la lectura, así, justo como solía hacerlo de niña, utiliza su voz de locutora. Dara siempre ha sido una gran y apasionada lectora, no está acostumbrada a leer este tipo de relatos basados en aventuras, misterios formando parte del género de ficción; más bien buscaba historia tranquilas, mayormente de amor o comedia, solía gustarle sentirse en paz con lo que leía y a la vez enamorada y divertida. —Esos libros los traje para compartirlos contigo, espero que no te moleste... —explica Michael, ansioso por saber la opinión de Dara con respecto a sus libros favoritos. —Amo leer y estás historia sin duda alguna me resultan intrigantes... —afirma Dara sonriendo, aún con los libros entre sus manos—. Admito que no estoy acostumbrada a este tipo de historias pero no leerlas sería un pecado ja, ja, ja. —ambos se carcajean ante el comentario de Dara. Ella mira la portada y simplemente sonríe, le llama la atención sus colores y diseños. —Debo confesarte que son mis libros favoritos y si los traje contigo es porque realmente te aprecio mucho y sentí que te gustarían por alguna razón, aparentas ser una chica bastante abierta en cuento a tu lecturas, no me preguntes cómo lo sé, solo lo percibí. —Realmente me encanta que hayas compartidos tus libros conmigo, dame como una semana para leer ambos ja, ja, ja. —Dara se delata a ella misma. —¡¿Es enserio?! —cuestiona Michael casi con cara de horror. —Siiiii yo soy una viciosa en acción cuando de leer se trata. Soy de esas que puede desvelarse leyendo y lo mismo me pasa con las serie, la intriga no me deja desconectarme, a veces termino viendo varias temporadas completas en un día... —Wooow eso sí que me sombra bastante, yo soy todo lo contrario; cuando tengo algo que me gusta más bien trato de alargarlo lo más que pueda para que así no se acabe tan rápido. —Que extraño eres. —bromea Dara. —¡Y tu viciosa! —expresa Michael poniendo una mano en su estómago y riendo estruendosamente. Dara también lo acompaña en su amplia risa, duran unos riendo y luego todo se calma. —Creo que ya debo irme, en cualquier momento entra Tronchatoro versión enfermera y me regaña. —No quiero que te vayas... pasó muy poco... —Dara he estado aquí más de 3 horas ja, ja, ja. —alega Michael. —¡Eso es una falsedad! Si acabas de llegar. —mofa Dara sintiéndose un poco —Tranquila, volveré mañana. —Michael dice justamente lo que Dara quería. Él continuamente toma sus cosas, le da un cálido beso a Dara en la mejilla y se marcha. «Nos vemos mañana», piensa Dara en medio de su soledad...
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD