Camila El motor del auto ronroneaba suavemente, creando una melodía de fondo que se mezclaba con el latido acelerado de mi corazón. Estaba sentada en el asiento del pasajero, mis dedos tamborileando nerviosamente sobre mis muslos mientras Erick estaba en silencio. El aire entre nosotros estaba cargado de una tensión palpable, como si cada respiración fuera una promesa susurrada. Erick, con su mirada intensa y su sonrisa enigmática, había sido una presencia constante en mis pensamientos desde que lo conocí. Había algo en él, una mezcla de peligro y deseo, que me atraía como un imán. Y ahora, allí estábamos, solos en su auto, el mundo exterior quedándose atrás con cada minuto que pasa. De repente, Erick se giró hacia mí, y me miraba como si fuera la persona más importante en su vida. La a

