Polos Opuestos.

Desde adentro de un automóvil Maybach plateado, un hombre esperaba con impaciencia ver la silueta de alguien mas aparecerse en la salida del aeropuerto Greco Bruno, era el hijo consentido de la familia Bruno, él era el CEO de la fábrica de Autos partes Company. Si estaba aquí no era porque esperara recibir a su hermano gemelo, Sajir Bruno, simplemente caía al refrán dicha así. "A tus amigos debes tenerlos cerca, pero a tus enemigos tenerlos aún más cerca" Al fin cuando vió aparecer a su hermano Sajir, quien traía un corte de cabello varonil, el atuendo que llevaba era de primera calidad, también su aura y su mirada era tan imponente que al quien lo mirase, se sentía hipnotizado por esos ojos miel claro. Siendo un hombre, su atractivo físico estaba a la vista, su mirada era impactante, si le veías a sus ojos te quedabas prendado de su embelesado ojos café claro, parecía que te bañaba con su miel sobre hojuelas. La sorpresa deslumbró al caballero que seguía mirándolo desde el auto, pues el recién llegado fue recibido por alguien que lo esperaba para entregar un automóvil Rolls Royce azúl marino de edición limitada. Greco Bruno, en vez de bajarse de su auto y darle la bienvenida a su hermano Sajir, solo chasqueó la lengua, ahora mismo no se sentía nada complacido al ver llegar a su hermano. Greco estaba casi seguro que ese auto lo había mandado su abuelo, el patriarca de los Bruno para consentir a su perezoso hermano. Dos días después... En el Bar y restaurante Sueños dorados. Greco Bruno esperaba a su hermano Sajir, él estaba en compañía de su asistente Manuel Miranda, quien no estaba del todo de acuerdo de ver la actitud de su jefe al citar a su hermano recién llegado al país. No estaba de acuerdo de ver a dos hermanos teniendo todo lo que era bueno, vivir como dos enemigos sacándose los ojos Greco le habla a su asistente Manuel y le dice : —¿Has visto a ese de ahí?—Greco señala a su hermano que está ya sentado solo en una mesa. —Siempre se ha visto como un ser raro —Manuel cree que su jefe exagera y por lo tanto mira para otro lado y al fin responde con una respuesta algo tonta. —¿Ese?—Pregunta su subordinado, a lo que Greco pone cara de pocos amigos. —Obvio... ¿no puedes ver que lleva mi rostro plasmado acaso?, —Me copió mi hermoso rostro. Greco pone sus ojos en blanco dando a entender que su empleado se está haciendo el tonto. —Hoy es el día de la cita ante mi abuelo Leoncio Bruno. Ya sabes que hacer ¿no? —Si, si, si jefe.—Responde su subordinado. —Cuidado y él aparece ante mi abuelo, necesito que mi abuelo pierda la esperanza que aún conserva en Sajir. —Si, haré todo lo posible para que tu hermano no vaya a esa cita. —Contesta Manuel Miranda. Manuel Miranda ha trabajado para Greco más de cinco años, sabe como es Greco, no entiende de el por qué la actitud tan hostil de Greco hacia su propio hermano Sajir. Pero a él no le compete indagar en los asuntos de su jefe, Greco hace cosas para hacer quedar mal a su hermano ante el resto de la familia. Recuerda que en el pasado, él perdió a su hermano en un trágico accidente, daría todo para revivirlo y compartir una vida plena con aquel ser amado que ya no está a su lado, así que se arriesga y pregunta a Greco de por qué hace lo que hace. —Señor Greco Bruno.—Este se voltea y da la cara mirándolo extrañado. Como su subordinado Manuel no se atreve a hacer la pregunta, mientras que el mismo Greco le dice. —Señor Miranda, ¿no quieres hacerme la pregunta ya?—Prosigue como si adivinara los pensamientos de su empleado quería preguntar. —Vea, usted y todos los que nacieron solos no lo entenderían. Manuel Miranda se confunde con la media explicación que le acaba de dar su jefe para luego marcharse, asi que lo sigue y lo alcanza para terminar de hacer la pregunta del millón. —¿Por qué?—Es lo que alcanza a decir. —¿Por que qué? —Veamos, quien nació primero, fuí yo, el más fuerte soy yo, el que es más atractivo y alto soy yo de los dos, soy exitoso, me llueve el amor de las mujeres, y él, ¿que? Solo causa lástima, no es digno de ser mi hermano. Sus siguientes palabras resonaron cruelmente al oído del señor Miranda. —Solo es mi copia barata. Después de todo, una copia solo es una copia. Nada como ser el original. Dicho eso, Greco salió de aquel Bar, cuando media hora antes había citado allí a su hermano Sajir. Todo fue un plan ya trazado por él. ... Sajir Bruno. No es mas que el hermano gemelo de Greco Bruno, ámbos no se llevaron bien desde el principio. La razón por la que esto ocurriera no se sabía a ciencia cierta, lo cierto era que Sajir siempre sufrió las recurrentes trampas que su hermano Greco le jugó desde muy pequeños. Por supuesto esto hizo que la familia entera tuviera una idea equivocada de Sajir haciendo un concepto irreal de su verdadera personalidad. Mientras Sajir seguía ahí sentado en espera de su hermano Greco, éste último solo tramaba otro de sus juegos sucios en contra de él. Ellos eran idénticos en rostro y cuerpo, no en sus carácteres, y no tanto como dijera Greco hace unos momentos antes, él no sabía nada de su hermano Sajir, quien guardaba sus logros sin ponerse en evidencia por ellos. Sajir Bruno también era alto y musculoso, tenía una disciplina tal y eso había hecho que él tuviera un fuerte cuerpo esculpido, aunque esa no era la verdadera belleza de él, lo cierto era que Sajir era un hombre habilidoso, de un entrañable corazón, a sus 25 años, había logrado lo que muchos lograban a lo largo de sus vidas, también él estaba en una edad excelente para casarse. La fortuna de los Bruno, estaba ya en manos de Greco, él manejaba la Empresa de sus padres y lo había duplicado por mucho las riquezas de la familia. Esta era una de las razones por la que el Abuelo Leoncio Bruno deseaba ver a su nieto Sajir, olvidado por todos. Para el abuelo, Sajir solo fue un niño a quien todos marginaron. Sin contar que la familia completa quería que no le dejara nada al pobre gemelo, pero el abuelo tenía un sexto sentido que le decía que Sajir no era a como lo pintaban. Sajir simplemente aceptaba todas las acusaciones y se iba en silencio, ya saben la frase que reza, "el que calla, otorga" pero a toda regla hay excepciones, quizás lo de él no aplicaba a esta regla. Sajir nunca quiso defenderse de las trampas que imponía su hermano Greco. El pensaba, alguna vez Greco madurará y dejará de hacer esas cosas. Grave error, "Árbol que crece torcido jamás su tronco endereza" Con mucha culpa, una vez más, Manuel Miranda pagó a un mesero para que le echara un frasco de líquido en la siguiente bebida de Sajir. ¿Por qué con dolor en su alma? Por que no lo estaba haciendo por voluntad, si no por mandato. Manuel Miranda sabía que de alguien como Greco, siempre debía cuidarse, así que guardó evidencias de estas acciones. Después que viera a Sajir tomar la copa adulterada, Manuel se acercó a él y lo saludó, Manuel ya tenía lista la habitación del hotel, estas habitaciones eran arriba. Cuando Sajir vió a Manuel Miranda, supo de inmediato que esto era otro juego de su hermano gemelo. Suspiró profundamente. Luego posó su mirada en la humanidad de Manuel Miranda y dijo: —¡Con que planeando otra jugada eh! —Se rió, su risa sonó vacía. A Manuel le dolió en el corazón. Sintió que debía cambiar el rumbo de su vida, ya no le gustaba estar prestándose para estas cosas desagradables. Se sentó en la silla frente a frente, Sajir aún no tenía el efecto de la bebida. Manuel Miranda lo miró con fijeza y dijo: —No entiendo como es que los dos fueron concebidos de la misma placenta, nacieron de los mismos padres, con las mismas oportunidades, pero eres tan distinto a él. —No hay una condición estipulado que reglamente que debamos ser iguales en nuestros carácteres, señor Miranda —Sajir sonrió antes de continuar. El mundo es amplio, hay para todos si se quiere vivir en armonía. Para Manuel lo vió claro ahora mismo, éste era el hombre cuerdo y justo, el otro era el errado,vel falso.