Alexander
–¿Ni siquiera recuerda a sus padres? –Volvió a cuestionar mi buen, pero sordo amigo, Samuel.–
–Perdió la memoria. Tiene un golpe enorme en la frente, al parecer se le removió todo el cerebro…
Afortunadamente Mauricio no había ido a trabajar debido a los sucesos recientes. Me confortaba saber que podía hablar con toda libertad y no había necesidad de medir mis palabras por temor a ser atrapado.
–Quizá que se le haya reseteado la cabeza es lo mejor que le pudo pasar a la familia. –Expulsé una bocanada de humo y apagué lo que quedaba del cigarro en el cenicero– Tal vez así puedan volver a enseñarle modales.
–Eres muy duro con tu pequeña cuñada. Tu esposa estaría orgullosa de tus palabras…
–A ella también deberían darle un golpecito de esos, no le vendría nada mal…
La
