El lord Jhon insistía en la salud de Rosalie, aunque ésta se encontraba abandonada respecto a eso. Comenzó a dejar de ir a visitarlo y trajo un pastor a la mansión de Rosalie para que la bendijera y la hiciera entrar en razón de ir al médico, ella lo espantó con un solo dicho ''Dígale a su Dios que haga lo que haga yo no pienso irme de aquí'' y así fue, pasaron dos años más que aunque Rosalie se mantuviera cansada todo el tiempo y siento casi un fantasma, lejos estaba de aquellla hermosura de mujer que fue alguna vez, ella de todos modos vivía contra todo pronóstico médico. Pero su hija ya tenía siete años y pronto cumpliría ocho, pronto despertaría ganas de conocer el mundo árido, el mundo verdaderamente cruel para las mujeres, y si ella era algo como Rosalie, sabría que aquél tampoco era

