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El poder soy yo

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Blurb

Rosalie se ha quedado sola en este mundo sin nadie que pueda proteger su linaje, así que ha escogido convenir un matrimonio con un primo lejano para que sus riquezas se mantengan en sus manos. Rosalie se volverá escritora, independiente y controladora de su propia vida, no solo matrimonial sino también de su linaje en un mundo victoriano, donde nada le pertenece.

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Rosalie
Rosalie era una mujer poderosa, o lo que se podría decir poderosa para los tiempos en los que vivió. Había nacido en los tiempos donde las mujeres no eran dueñas de sus propias cosas ni de su propio linaje. La reina Victoria había sido de lo más osado para su momento, pero Rosalie sabía que en el fondo solo la reina Victoria podía llevar la vida que llevaba, y que al resto de los mortales, como a ella, les correspondía cuidar su vida, mantener sus libertinos secretos en lo más recónditos de sus mansiones y sus vestidos con detalles de oro.  Ella había nacido hija única, sus padres habían hecho lo posible para dejar a Rosalie con un hermano que cuidara su linaje y sus pertenencias, aunque muy en el fondo Rosalie jamás deseó un hermano. Sabía que los hombres eran descuidados, que eran infieles, y que la perjudicarían. Un día, dejaría de vivir de vestidos de lujo y la querrían desposar, aquello era sabido, pero entonces se propuso que aquel pobre diablo que ella eligiera, le haría creer que cuidaría su riqueza, pero en realidad sería ella quien manejara las finanzas de su propia vida. El sujeto debía permanecer al margen, y eso era fácil para ella, los hombres eran fáciles de conquistar, por supuesto, a diferencia de un hermano. Un hermano no le garantizaría jamás la seguridad que ella buscaba, entonces, desde niña, una sonrisa se cosió para sus adentros cada vez que su padre perdía un nuevo heredero y su padre se entristecía, pero luego, tantas pérdidas, hizo que su madre se fuera también.  Lloró la perdida de su madre, con honestidad. Su madre solía ser muy cariñosa con ella y darle lo que quisiera, pero jamás le había enseñado que fuera de su mundo, fuera de su castillo, los hombres solo esperaban verla con los dientes afilados y morderla, y ella era muy distinta a lo que su madre o su padre pretendían, ellos buscaron en vida incesantemente un hijo, de alguna manera, era una forma de demostrarle a Rosalie, que no la elegían y que su presencia no bastaba. Sabía que era una cuestión de status, pero ella siempre supo que quería ser la única.  Y así lo fue, ante los ojos de su padre, quien no se volvió a casar luego de perecer su primera esposa. Llevó una vida de luto, y al parecer, había amado muchísimo a su madre y Rosalie, se le parecía mucho, pero con leves retoques de la naturaleza donde había puesto el sello, según él, de los mismísimos dioses que le habían otorgado un carácter distinto y un temple diferente al de su madre, ella, Rosalie, jamás perdería una batalla, Rosalie había nacido para manejar las propias riendas de su vida, no importara que hubiera nacido mujer, en aquello, él sentía orgullo, pero un orgullo que silenciaba y no se lo comentaba ni a la misma Rosalie.  Su padre, con los años, enfermó y aunque sabía en el fondo que se moría, intentaba quedarse lo más que pudiera en este mundo, porque sabía el destino que terminaría con Rosalie, aunque ella ya no fuera una niña, sino una joven de diecisiete años, llena de connotaciones nupciales y un ímpetu de juventud y rebeldía que enloquecería a cualquier pretendiente, sabía que la dejaría rica, que cualquier hombre querría desposarla, pero a su vez, intentaba seguir aquí porque conocía a su hija, y ella no quería ser de ningún hombre.  Rosalie sabía que su padre estaba enfermo, tenía planes para el mundo, para lo que debía hacer una vez él no estuviera, mantendría su riqueza en sus manos, no dejaría que ningún hombre jamás le hiciera sombra. Así que en la enfermedad de su padre, invitó a un primo lejano con el que compartieron algunos juegos de niños, conocía a Peter, sabía que era un inútil y que estaba enamorado de ella, lo notaba en su mirada en cada visita. Así que le hizo creer que ella estaba afligida por su incierto futuro con la enfermedad ya reconocida de su padre, Peter le prometió que se casarían, que la salvaría y que jamás estaría sola.  Para sus adentros, ella rió, su plan estaba concreto. Sus finanzas estarían salvadas, el castillo y su vida estarían resueltas, siempre que Peter no se desviara de lo planeado, pero al pobre imbécil lo consideraba muy tonto para no estar al servicio de una tarea tan fácil como ser meramente un apellido y entonces podía alejarse de la rancia nobleza inglesa y de los pretendientes presuntuosos que en nada le harían caso.  Un día, falleció su padre. Ella invitó a Peter para que la acompañase y él endeble, seguía manteniendo su promesa, aunque le resultara un poco extraño que Rosalie no se casara cuando aún su padre vivía. Aunque Peter fue nombrado en una de las últimas conversaciones que ella tuvo con su padre, quizás no como él esperaba.  ''Padre, no se preocupe, mantendré las riquezas en la familia, cuidaré de las finanzas y nada se alejará de nosotros y nuestro linaje, me casaré con Peter y él se doblegará ante mí'' le explicó Rosalie a su padre en cama en sus últimos días.  Su padre tosió un poco adolorido antes de emitir juicio alguno.  ''Hija, yo querría que te casaras por amor'' ''Me conoces padre, no amaré a nadie. Soy más inteligente que una simple dama que espera su alma gemela'' ''Pero tú hija mía, has sido producto del amor'' insistió él.  ''Nada sucede del mismo modo dos veces querido padre'' espetó ella.  Peter esperó que ella le diera el sí, esperó tanto que hasta llegó a pensar que Rosalie jugaba con él de no ser porque ella ya lo había dejado entrar en el castillo una vez muerto su padre, en las noches, y le había prometido su virtud.  Todo en realidad era un plan de Rosalie, para hacerle creer a Peter que tenía más pretendientes. Sabía que los hombres no se conformaban con tenerla, que querrían ver que todo el resto de los hombres también quisieran tenerla, así que organizó una fiesta, meses después de morir su padre, para presentarse ante la sociedad. E invitó a Peter y lo veía de reojo mientras hombres ricos la cortejaban y le prometían todas las oportunidades del mundo.  Esa misma noche, ella le dio el sí a Peter, el sí definitivo. Al día siguiente se casaron, casi en secreto, pero Peter sintió que por fin la tenía, que él era el merecedor de tanta belleza e ímpetu, que era el hombre con más fuerte del mundo, mientras que ella, había elegido a Peter desde el principio, sería quien tendría comiendo en la palma de su mano. 

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