Una berlina había salido de la mansión de Rosalie a la mañana siguiente, pero no como todas las mañanas anteriores en la rutina habitual, donde solía salir a la plaza del Parlamento. Esta vez se había dirigido directamente a una mansión no menos conocida, a la del lord Jhon. Una joven con sombrero y tapado oscuro para nada presuntuosa se había visto entrar en la mansión del lord. Rosalie esperó al lord en el vestíbulo junto a su dama de llaves de confianza. "Rosalie, cuando me refería a verte otra vez no me esperaba esto" dijo abrazándola. Pero antes que el lord siguiera mascullando palabra alguna, ella le mostró sus muñecas violetas de la presión que había ejercido Peter para forzarla. El lord abrió los ojos casi en blanco y la acompaña a una sala más privada, sin lacayos o servidumbre

