Capítulo 8: El Vínculo Inquebrantable La consulta con el médico había sido un momento decisivo para Bea. Aunque los resultados de los análisis mostraban que su columna estaba sanando, las palabras del doctor resonaban como una mezcla de advertencia y esperanza. Su cuerpo estaba respondiendo, pero aún debía cuidarse. —Vas por buen camino, Bea —dijo el médico con una sonrisa tranquila—, pero recuerda que la recuperación no solo es física. Debes seguir con tus caminatas, mantener una dieta rica en hierro y, sobre todo, evitar cualquier tipo de estrés. Bea asintió. Sabía que el estrés había sido su enemigo silencioso durante años. Lo había llevado en la espalda, en los hombros, en su pecho, como una carga que nunca soltaba. —Dejé las medicaciones porque quiero que mi cuerpo encuentre un eq

