DEJA VÚ

Me miro al espejo, el vestido color nude se entalla a mi cintura y el corte en v favorece mis pequeños pero firmes pechos. Mi cabello color chocolate cae en ondas a mis hombros y el maquillaje resalta mis grandes ojos avellanas. Me he esmerado, es una noche muy especial, mi última noche soltera, mi familia ha organizado una cena para celebrarlo, ya que  mañana me convertiré en la esposa de Ulises Cifuentes. − Vivi, se nos va a hacer tarde – grita desde la sala, sé qué hace 10 minutos le dije que ya estaba lista, pero vamos, sabe cómo somos las mujeres – Voy – digo mientras retoco mi maquillaje y ajusto mi vestido – Eso dijiste hace 10 minutos – vuelve a gritar un poco irritado, conozco perfectamente el tono de su voz cuando empieza a desesperarse. A decir verdad, lo conozco mejor que nadie, hemos sido novios desde la preparatoria, recuerdo la primera vez que lo vi, estaba con la boca abierta mirando sus lindos ojos ámbar, sus cabellos rubios y su pálida piel habían hecho derretirme. Fue como amor a primera vista, lo mire, me miro, sonrió y se robó mi corazón, ha sido mi primer y único novio, sé que suena aburrido estar tanto tiempo con la misma persona, pero la verdad es que jamás en más de 10 años de conocerlo, me he aburrido a su lado. Doy una última vista a mi apariencia y salgo a la sala, esta de espaldas tecleando algo en su celular, se da cuenta de mi presencia y me mira, sonríe de lado, sé que eso significa que está fascinado. – Vivi te ves hermosa –dice con un brillo en sus lindos ojos, sonrío, se acerca para abrazarme y darme pequeños besos. Tiene puesto un traje oscuro sin corbata, zapatos negros relucientes y su cabello perfectamente peinado. Sonrió por las cosquillas que sus besos me provocan y lo detengo – Pensé que tenías prisa por irte – digo y él vuelve a sonreír – Sí, pero mirando a mi futura esposa tan sexy creo que nos tendrán que esperar – dice coquetamente, niego tratando de parecer ofendida pero no da resultado, me vuelve a llenar de besos y cedo a sus encantos. Ulises maneja por la interestatal a casa de mis padres, estará toda mi familia y también la suya. Nosotros siempre hemos tenido dinero, la familia de Ulises y la mía están asociadas en varias empresas, pero la verdad él y yo siempre hemos sido independientes, no nos gustan los lujos, preferimos mil veces cocinar juntos y comer en casa que cenar en lujosos restaurantes. Por eso me enamore de él, por su sencillez, desde que era joven siempre fue humilde y a pesar de la riqueza de su familia siempre ha tratado de salir adelante solo. – Odio tener que quedarme a dormir en casa de mis padres – digo irritada, él sonríe mirando la carretera – Lo sé, yo lo odio más, te extrañare en nuestra cama, pero no querrás que tu madre se ponga histérica –dice y sonrío, es verdad, mi madre debió estudiar arte dramático. Por cualquier cosa hace un escándalo, no sé cómo papá la ha aguantado tantos años, como sea, ella esta necia con que el novio no puede ver a la novia antes de la boda, eso es lo más ridículo del mundo, Ulises y yo vivimos juntos desde hace 4 años, nos conocemos todo el uno del otro. Él fue el primero y el único hombre con el que me he acostado, eso fue hace 10 años, yo tenía 17 y él acababa de cumplir 18 y sin duda es lo mejor que me ha pasado. – Lo sé – digo y hago un mohín, Ulises sonríe y me acaricia con suavidad la pierna sin quitar la mirada de la carretera – Se supone que no debes tocarme antes de la boda – digo con coqueto, vuelve a sonreír y me presiona la pierna – Lo siento, rompimos esa regla desde hace mucho –dice pícaramente y sonrío, amo a Ulises, es perfecto, siempre fue muy estudioso y responsable, ama los autos, por eso estudio ingeniería automotriz, trabaja en una empresa muy recocida y ha llegado a un puesto muy importante gracias a su esfuerzo. Recuerdo que me enamore de él desde la primera vez que lo vi, yo tenía 15 años, él y sus padres habían llegado de España, el nació aquí, pero desde muy pequeño se fueron a vivir allá, cuando regresó se mudaron a la misma colonia donde vivía con mis padres. Entró a la misma preparatoria que yo, claro que lo había visto desde antes, solo que me daba pena hablarle, él solo me miraba y sonreía y yo me escondía en mi casa como una tonta con las mejillas rojas. Eran tiempos de inocencia, poco después me habló por primera vez, recuerdo como si fuera ayer, las mariposas que sentí en todo mi interior. Estaba muy nerviosa, siempre había provocado eso en mí, su sexy sonrisa de lado y sus lindos ojos claros me habían hipnotizado desde el primer momento. Primero fuimos amigos, pero yo siempre quise ser algo más, al principio fue difícil, él tenía novia la cual era una zorra, yo me conformaba con ser su amiga, pero un día no pude más y lo bese, él se sorprendió pero me correspondió. Y después de eso no volvimos a separarnos, dejó a la zorra de su novia y me pidió que fuéramos novios, y de ahí lo demás es historia. Pensar que después de todo lo que hemos pasado, mañana por fin seré su esposa, aun no me lo creo. – ¿Qué piensas? – pregunta sacándome de mis bellos recuerdos – En todo, cuando nos conocimos –digo y ríe si dejar de mirar el camino – Yo estaba loquita por ti –digo y él niega divertido – Yo también – dice y mi corazón brinca de alegría – Te amo Ulises –digo y le doy un largo beso en la mejilla, me separo lentamente de él, su linda mirada ámbar se posa en mí y sonríe haciéndome muy feliz. Una luz cegadora me hace pestañar, mi corazón se detiene al escuchar el rechinar de las llantas, un enorme tráiler se estrella frente a nosotros, Ulises maniobra el volante con fuerza mientras grito con desesperación, el tráiler nos arrastra, siento un fuerte dolor en la cabeza, y sangre caliente se desliza por mi rostro. Un inmenso humo n***o cubre el entorno mientras seguimos siendo arrastrados con fuerza, todo está borroso, busco a Ulises pero no miro con claridad, y de pronto el auto se detiene de golpe, llevándome a la obscuridad total. Escucho a lo lejos sirenas de ambulancias y voces, abro lentamente los ojos sintiendo un extraño punzón en la frente, mi vista esta nublada, y no puedo moverme, las luces de las ambulancias me ciegan. Me doy cuenta que estoy en una camilla, con un collarín en el cuello, frente a mi esta Ulises en el suelo, tiene sangre en todo el rostro, los paramédicos tratan de reanimarlo presionado su pecho, pero no responde, sigue con los ojos cerrados, y la angustia me invade de inmediato. – ¿Como, como esta? – pregunto agitada, una mujer paramédica me mira y me toma el pulso – Quédese tranquila – dice pero me asusto al mirar a los paramédicos tratar en vano de que Ulises reaccione – Por favor, por favor – digo y trato de levantarme pero el paramédico no me deja Me suben a la ambulancia, trato en vano de levantarme, estoy muy mareada y la sangre sigue resbalándome por el rostro, suben a Ulises a la ambulancia, lo colocan a un lado de mí, tiene los ojos cerrados y sangre por todos lados, las lágrimas resbalan por mis mejillas, él es todo para mí, no puede dejarme, no puede irse así. Entramos al quirófano, Ulises está a mi lado, los doctores lo conectan a un aparato, a mí me revisan la heridas de la cabeza, pero no le tomo importancia, solo quiero que Ulises abra los ojos. Miro a varios doctores junto  a Ulises, uno de ellos se coloca unos aparatos en las manos, y otro pone gel en ellos, mientras siento el corazón latir con fuerza – Desfibrilador, por paro respiratorio –dice el doctor, frota ambos aparatos en sus manos y los pone en el pecho de Ulises, su cuerpo entero se retuerce, quiero moverme, pero mi cuerpo no me responde – Otra vez – dice el doctor y un ayudante de vestimentas azules vuelve a poner gel en los aparatos, los coloca de nuevo en el pecho de Ulises y su cuerpo vuelve a convulsionar – Otra vez –dice el doctor mientras las lágrimas resbalan por mi mejilla, no puedo perderlo así, se suponía que mañana nos casaríamos y seriamos felices por siempre – 10 mg de adrenalina – dice el doctor y una enfermera inyecta una jeringa en el suero que tiene colocado en la vena, el doctor vuelve a colocar el aparato en el pecho de Ulises y se vuelve a sacudir, ya no puedo más, la angustia me está matando. Miro al doctor mover la cabeza, no puede ser, no es verdad, no lo es. – Hora de muerte. 8:40 pm – dice y siento como mi corazón se detiene, la enfermera cubre todo su cuerpo con una sábana blanca mientras mi mundo se despedaza. – No, noooooo – grito con fuerza tratando de levantarme pero varias enfermeras me detienen – Colócale 5 mg de Butalbital – dice un doctor mientras sigo gritando descontrolada, la enfermera inyecta en el suero de mi vena el sedante haciendo que mi cuerpo colapse, cierro lentamente los ojos, mirando el cuerpo sin vida del hombre que amo. *** Abro los ojos, sintiendo un gran dolor en el pecho, anoche murió Ulises, el único hombre que he amado y ya no sé si quiero seguir luchando. Miro a mi alrededor, no reconozco el lugar, me siento en la cama y miro a mi costado la vieja cajita musical que papá me regaló cuando cumplí 15, me doy cuenta que estoy en casa de mis padres, ¿cómo demonios llegue aquí? Me levanto de la cama temblorosa, aun siento un profundo dolor por la muerte de Ulises, seguro mis padres ya lo saben y me trajeron a casa. Camino hasta el baño y cierro la puerta dejándome caer sobre mis piernas, lloro fuerte y cierro los ojos con fuerza, como voy a seguir, como podré volver a sonreír, si solo él me hacía feliz. No sé cuánto tiempo llevo llorando, solo sé que no podré soportar vivir sin el a mi lado. – Viviana por el amor de Dios, ya es tarde – grita mi madre desde afuera de la habitación, tarde para que, no quiero ver a nadie, solo quiero llorar – Viviana apúrate que vas a llegar tarde – vuelve a gritar mi madre, donde diablos quiere que vaya, no iré a ningún lado, solo quiero ver a Ulises, quiero despedirme de él, aunque no sé si sea capaz de hacerlo. Me levanto del lugar donde he llorado por más de media hora, me doy cuenta que no tengo ningún raspón y mi cuerpo está algo raro, camino hasta el espejo que esta frente a mi Miro boquiabierta mi apariencia, ¿qué demonios ha pasado?, me veo como cuando tenía 17 años, esto es un sueño, seguro sigo en shock en el hospital y estoy delirando, mi madre abre la puerta de sopetón y me mira con irritación – No te has vestido, Viviana por el amor del Señor, vas a llegar tarde al colegio –dice mi madre eufórica ¿colegio?, seguro estoy en coma. – ¿Qué? – digo aturdida y mi madre me mira indignada, la miro fijamente, se ve muy joven, la última vez que la vi tenía el cabello corto, pero ahora le llega por debajo de la cintura, apenas la vi antier y tenía el cabello por los hombros, además de las arrugas en su frente, las cuales han desaparecido. – Eres tan floja, seguro anoche te dormiste tarde chateando con tus amigas o con Ulises ¿verdad? –dice enojada, ¿qué diablos pasa? – Mamá Ulises, quiero verlo –digo tratando de ahogar las lagrimas – Pues si tanto quieres verlo, vístete de una vez, o llegaras tarde al colegio y no lo veras –dice mi madre y sale azotando la puerta, esto es un sueño, no puede ser. Me lavo la cara aun aturdida, salgo del baño y abro mi viejo armario, miro toda la ropa que usaba cuando tenía 17 años, no sé qué está pasando, esto definitivamente es un sueño. Aun confundida tomo mi uniforme y me lo pongo, ya que no encuentro mi ropa normal, o al menos la que uso siempre. Bajo lentamente a la sala y miro a Papá con el periódico en las manos, Chole sirve el desayuno, ella es  mi nana, nos ha cuidado desde niñas a mi hermana y a mí, me mira y sonríe con cariño – Siéntate Vivi, te prepare hotcakes, tus preferidos – dice mi nana con cariño, me siento aun aturdida, sin saber qué diablos pasa – Estoy lista –dice mi hermana llegando hasta nosotros, la miro con la boca abierta, tiene el cabello azul con ondas, recuerdo que cuando cumplió 18, se había pintado el cabello de ese color, ella solo es un año mayor que yo, pero ahora tiene 28 y la última vez que la vi tenía el cabello castaño, como cualquier muchacha de su edad, no como un rockera. – Papá – digo y mi padre baja el periódico permitiéndome mirarlo a los ojos, luce joven, aún tiene cabello, antier que lo vi no tenía más que unos cuantos. – ¿Que pasa Vivi? –dice mi padre con cariño, no sé qué decirle, no tengo idea que me está pasando, miro el periódico de papá, 06 de Abril del 2005, me levanto aturdida de la mesa y todos me miran confundidos. ¿Cómo es que estoy en el 2005 si ayer era 2015?, siento como todo me da vueltas, he vuelto a tener 17 años, eso significa que Ulises está vivo, no puede ser, esto no es real, – Ya Vivi, deja de hacerte la chistosa – dice mi hermana y rueda los ojos, pero todo concuerda, mi madre se ve mucho más joven, mi padre tiene cabello, yo estoy vestida como colegiala, y mi hermana tiene los cabellos azules como una rockera, justo como hace 10 años. – ¿Todo bien? –pregunta mi nana mirándome con atención, asiento aturdida, y me vuelvo a sentar, si mis sospechas son ciertas y no estoy soñando, Ulises sigue vivo y tal vez puedo salvarlo de morir, debo hacerlo, debo salvarlo.  Papá maneja camino a la escuela, mi hermana y yo vamos en el asiento trasero, Ximena tiene puestos sus audífonos, en sus manos tiene un mp3, eso es lo que estaba de moda en el 2005 y solo la gente con dinero podía comprar uno. En el 2015 puedes escuchar música, revisar tus r************* , enviar correos electrónicos y mandar mensajes teniendo un celular. Sigo aturdida, esto es muy real, no parece un sueño, pero no puede ser, anoche vi morir a Ulises y hoy vuelvo a tener 17. Miro las calles pasar, y empiezo a sospechar que todo es real, los edificios no son como los del 2015, las casas, lo negocios y la gente tampoco, la mayoría viste con estampados en flores de colores, algunos estilo militar, destacan las blusas anchas y voluminosas con espejos y transparencias, la moda del 2005 sin duda. Papá estaciona el coche frente a mi vieja escuela, esto es verdad, estoy en el 2005, creo que me voy a desmayar. – ¿Que pasa cariño? –dice mi padre y me saca de me trance – Nada – digo tratando de tranquilizarme, me acerco a darle un beso y bajo del auto, Ximena ya se me ha adelantado. Bajo del auto y miro a todos los muchachos caminar, siento que las piernas me tiemblan, no sé cómo esto puede ser verdad. Miro a Claudia acercarse con rapidez, sonrío al mirarla, ella ha sido mi amiga de toda la vida, en el 2015 seguía siendo mi confidente, y sería una de mis damas de honor. – Hola – dice y me abraza, le correspondo con fuerza tratando de no llorar, se separa de mí y me mira con el ceño arrugado – ¿Que pasa Vivi? – dice mirando mis ojos cristalinos – Nada, Clau, yo, me alegro de verte – digo y mi amiga me mira confusa ¿Qué pasó?, no me digas que te peleaste con Uli – dice Claudia y mi corazón se agita, Ulises está vivo, en el 2005 es un muchacho de 17 años, y mi novio. – No, él, está bien –digo y sonrío, es verdad, está bien, está vivo, y tal vez nunca muera por mi culpa. – ¿Segura? ¿ya no estas celosa de la resbalosa de Martina? –pregunta y comienzo a recordar, Ulises y yo habíamos estado peleando porque su ex había estado persiguiéndolo, él la había rechazado pero ella insistía en volver con él. – No, estamos bien –digo y sonrío, ella sonríe también – Tengo que contarte que anoche Javi y casi lo hacemos – dice y recuerdo perfecto esta conversación, esa noche habíamos ido a una fiesta, Ulises y yo nos había salido temprano ya que hoy tendríamos clases, y Claudia y su novio Javier se nos habían perdido, ahora me dirá que se muere por estar con él, pero aún no está segura. – ¿Enserio? –digo haciéndome la que no se, en el 2005 yo no sabía ya que me había ido temprano con Ulises – Si, te juro que tenía muchas ganas de estar con él, pero entre en pánico – dice con irritación y confirmo que de verdad estoy en el 2005. Entramos al salón, lo recuerdo bien, las butacas azules y el pizarrón verde, me siento en una de las primeras filas, siempre fui estudiosa, y me gustaba sentarme adelante porque si me iba a atrás, seguramente Claudia no dejaría de hablar. El profesor de matemáticas entra al salón y comienza con la clase, habla de trigonometría, recuerdo que en esa época no entendía nada de matemáticas, de hecho las odiaba, pero después de casi reprobar, mamá contrató a una profesora particular y me enseñó todo lo que necesitaba. La clase termina y la chicharra del recreo suena, Claudia y yo salimos al patio, me cuenta con detalles de lo que pasó anoche con Javier, ¿cómo es posible que esto esté pasando?, me ha contado exactamente con cada palabra lo que me dijo hace 10 años, creo que me volveré loca. Dentro de exactamente un minuto, Claudia vera a Javier a lo lejos y se ira con él a besuquearse, lo recuerdo bien. – Ahí está – dice Claudia mirándolo al fondo, sonríe ampliamente y se acomoda la falda, para después levantarse. – Voy a verlo, tal vez nos besuqueemos –dice con alegría, y se aleja. Me quedo pensando en todo lo que está pasando, ¿cómo es que volví al pasado?, solo espero poder salvarlo, aun no sé cómo lo hare, pero lo intentare – Hola – dice su voz haciendo mi corazón palpitar, me giro y miro a Ulises parado tras de mí, mis ojos se llenan de lágrimas al mirarlo vivo a centímetros de mí. Me aviento a sus brazos y lo abrazo con fuerza, lloro sin que pueda hacer nada, sus fuertes brazos me sujetan mientras me aferro a él, lo amo tanto, no quiero que muera