Capitulo 4

1962 Words
Luciana. Sentada afuera de la casa lo espero a Raymi, dijo que venia a las nueve y son nueve treinta y no llega, ya con esto me cae mal, la impuntualidad es una gran falta de respeto, y cuando lo toman como si fuera chiste mas me enojo, y no hay escusa que valga para mi, me puede decir que le dio un ataque al corazón que no me va a importar. Luciana—. ¿Ya vienes?. Luciana—. Me dijiste a las nueve y ya son y cuarenta, si no podías me tendrías que haber dicho. Raymi—. Voy. Salgo a lo que vendría siendo la vereda y ahi me doy cuenta que las demás casas están como mal ubicadas, muy pegadas a la vereda o muy atrás, es raro, y hay una fila de árboles muy nuevitos. —Hola, te pido mil disculpas. —lo miro seria. —No hace falta que te excuses, vamos asi vas a tu casa. —Si no quieres ir no debes ir, lo dicen para que te puedas integrar pero es a voluntad. —Quiero ir, quiero saber dónde voy a vivir este tiempo. —Bien, vamos. —cierro el mini cerquito que hay en la casa. —Cierro por la dudas de que se meta un perro. —No hay perros sueltos, hace unos años comenzaron a hacerse multas por los perros sueltos, el tema ese esta controlado. —¿Cómo hicieron?, —Hubieron varios casos de mordeduras, mira. —se levanta el pantalón donde tiene la marca—. Iba a la escuela cuando un perro sale y lo agarra a mi hermano del pantalón, cuando lo alejo me agarra a mi, y asi un montón de casos mas, mi tio hizo una reunión del pueblo donde dijo que iban a comenzar a hacer multas a los que dejen perros sueltos, que iban a comenzar a recorrer el pueblo, perro suelto es llevado a sacrificar y multa. —Ay, ¿sacrificar?. —No sabes los perritos tiernos que habían, jauría era, suena mal pero mi papá tenia quejas todos los días de que mataban animales, que rompían los autos, ósea... Autos. —doblamos en la esquina donde del otro lado no hay nada—. Habían muchas quejas, muchísimas... No se podía salir, mira... Los de esa casa tenían como ocho perros y les hicieron una multa de dos millones y pagar el tratamiento de una señora con el hijo. —Que locura. —Si, mi papá se puso re firme con las multas hasta que todos entendieron, nosotros tenemos perros y jamás los dejamos sueltos... Mira, esa casa, ahi vive uno de los policías del pueblo, esta a nada de jubilarse. —¿Hay muchos policías?. —No son muchos, esta mi tio que es el comisario, mi papá que es el sub comisario, mi primo Aukan que esta en el ultimo año de medicina, y trabaja en el hospital también, también esta Lihue mi otro primo, el hijo del de la gomería y la mujer del hijo de la estación de servicio. —Son varios. —Son tres turnos de ocho horas, por lo general las mañanas solo esta mi tio Fede durante toda la semana por temas de papeleríos porque es como el intendente, y después se van turnando, hay dos chicos mas que están estudiando para policías, el otro año tenemos dos mas justo para la jubilación de este... Ven por aca. —¿Sabes lo que hace cada uno de los habitantes?. —Yyyy mas o menos... Me crié aca, mis papás, sus papás, todos somos de aca, nos conocemos entre todos. —¿Y todos saben que venimos mujeres necesitadas de protección?. —Obvio, entre todos las cuidamos. —¿Cómo comenzó todo este proyecto?. —Comenzó por mi tio Fede, llegó un día una chica con sus hijos y mi tio le dio un lugar en la iglesia gracias a él pastor que se involucró en el tema, y ahi comenzó todo, ahora ya tenemos casas para refugio... Bien, allá esta el centro del pueblo. —Cuando vine para aca por primera vez me di cuenta. —Ven, vamos por mi camioneta y vamos a recorrer el campo. —llegamos a su casa, es una esquina y del otro lado es donde no hay nada. —Ya vengo. —espero en la calle y veo como saca su vehículo hermoso—. Sube. —Que hermosa camioneta, ¿es tuya?. —Si, me la regalaron para mis dieciocho. —Fua, que buen regalo. —El mejor que podría tener... —sonríe dejándome boba de lo bello que es—. Que mi abuelo y mis tíos me den permiso para tener un vehículo fue que me consideran responsable. —Ah mira, crei que ibas a decir que te consideraban hombre. —Ya lo hicieron en mi ceremonia. —¿Tipo secta?. —lo digo sonriendo y él se rie con ganas. —Que chistosa. —Pero dijiste ceremonia. —Siii, somos nativos. —lo miro de arriba abajo frunciendo las cejas—. ¿Acaso te gusto?. —Eres rubio, ojos azules y re blanco. —Eso no tiene nada que ver. —Los nativos que conozco son mas como yo de piel. —para afuera de la despensa y baja enseguida—. Raymi, ¿Eres nativo o lo dices porque naciste aca en este pueblo?. —Soy nativo, mas bien mestizo, pero ya vas a conocer a mi abuelo y tíos... —abre la puerta del local—. Mi papá es uno de los mas trigueño entre los hermanos junto a mi tia Brisa, bien, vamos a comprar un juguito asi recorremos bien. —Es re surtido. —miro a todos lados sorprendida de todo lo que hay. —Re surtido, ahora vas a ver. —lo sigo a un pasillo—. Bien, yo quiero estas. —agarra unas galletitas rellenas—. Elige. —Yo quiero vainillas. —Que aburrida. —Y tu nene de ocho años. —se rie tentado y yo lo miro haciendo caras por las galletitas—. Vamos a ver que jugos tienen. —Seguro te eliges naranja. —Y tu multifrutas como un debilucho. —Ah nooo, —viene riendo atrás mío, llegamos a las heladeras donde miro todo asi sé en amplio qué hay—. ¿Cuál quieres?. —¿Pagas tu?. —¿Si pago yo te eliges lo mas caro?. —Obvio, el que invita paga. —Eso me encanta. —riendo lo miro como abre una heladera sacando su bebida—. Soy de la vieja escuela. —¿Cómo seria eso?. —saco una botella de agua saborizada. —Que el hombre paga. —me sonríe y con el mentón señala atrás mío—. Vamos. —lo sigo viéndolo de atrás, esta con un jean azul oscuro, botas, camisa manga larga y sombrero, todo un gaucho con el cuchillo en la funda—. Buenas buenas. —¿Cómo estás precioso?. —Bien, mira. —me señala sonriendo, la señora me mira con una sonrisa muy cálida, como todos me han sonreído—. La nueva del pueblo. —Hola, quería conocerte. —Un gusto, muy linda la tienda, ¿es de usted?. —Si, era de mis papás y me la dejaron. —Hermoso, me encanta. —Muchas gracias... —pasa las cosas por el escáner y Raymi agarra unas golosinas—. ¿No trabajas hijo?. —A la tarde, ahora estoy con Luciana enseñándole todo el pueblo. —Aprovecha nene. —Si, creo que la voy a llevar hasta el lago, "el papi me dijo que no me quería ver hoy". —"¿Qué hiciste?". —"Fue a domar el caballo que me dijo y dijo después que me pongo el peligro sin necesidad". —"Eres porfiado Raymi, tu abuelo te va a agarrar con el rebenque que vas a saltar como quiere". —paga y yo miro con mala cara donde no les entiendo para nada. —Vamos Luciana. —Si. —salimos con las cosas y él abriendo sus galletitas—. ¿Qué fue eso que hablaban?. —Ah, mi lengua. —¿Aborigen?. —Sip. —mastica asintiendo—. Cuando lo hable contigo dime enseguida, porque se me olvida, la gente con la que me rodeo solo hablamos mi lengua entonces es lo más normal que lo hable y me sigan la charla... Uuhhh que están re buenas, ¿quieres?. —No. —le hago caras de asco abriendo mis vainillas, mastica riendo—. ¿Esa es la escuela?. —Si, para este lado... —señala un lado de la calle—. La secundaria, aca al frente el jardín y la primaria. —Ah bien... Ayer cuando iba al hospital me preguntaba si era la escuela y qué nivel. ***** Raymi. —¿Puedo poner música?. —Si, obvio. —tomo el jugo de fruta que me elegí y ella busca en su celular música—. ¿Lista?. —Siii, estoy ansiosa. —pone las vainillas en medio de los dos—. Come. —Obvio, ¿crees que un paquetito de galletitas me llena?. —Veo que no, no me dejaste ni una. —Me dijiste que no querías. —Pero tampoco era para que te comas todoooo, ¿no fuiste al jardín acaso?. —Fui... Fui al jardín, a la escuela que mi tia Emi era una de las seños que me daba unas mechoneadas tremendas, después en el secundario mi mamá y me enseñaron mucho. —Ah mira, no a compartir por lo que veo. —Ay ya, toma. —saco la mitad del paquete que escondí y la miro—. ¿Qué decías bocona?. —Dame, malo. —Ahora no te doy nada. —¡Ey!. —Dame de tu jugo. —Bueno. —le doy las galletitas y divertido tomo del jugo—. Ey no... —tomo y tomo y ella se arrodilla agarrando mi brazo haciendo fuerza pero no puede moverme—. NOOOOO, RAYMIIIII, NOOOOOO... AAAGGGGGGG. —Ey ey. —carraspeo donde tomé la mitad de la botella. —Mira lo que dejaste angurriento. —¿No fuiste al jardín?. —Pero asi no, mezquino. —riendo con ganas saco una vainilla y arranco—. Ey, cambia la cara nena. —Me tomaste todo el jugo nene, ¿Cómo quieres que este?. —Es un jugo, y aca tengo gaseosa. —No me gusta esa gaseosa, y no me gusta que me toquen mis cosas. —intento aguantar la risa cuando me mira enojada—. Con mi comida no te metas. —Ah... Bueno. —Bueno nada, no lo hagas. —Entiendo. —no aguanto la risa y mas me rio porque me da unos golpes—. Aaajjjj, lo entendí lo juro. —Que mala persona que eres, te ríes de mi. —voy todo el camino donde Likan riendo—. ¡Wou, que hermosa casa!. —Si, es re bonita. —¿De quién es?. —De mi primo, el mas grande de todos los primos. —¡Que belleza!. —Lucia su mujer la diseñó prácticamente, lo hizo muy bien, tienen luz natural por todos lados, encienden las luces en la noche no mas. —frena en lo que esta preparado para estacionar, tiene toldo y todo—. Bien, vamos. . . . Buenis, espero estén bien, aún sigo abasteciendome de capitulos Pero mi ansiedad es más grande para que ya conozcan esta historia, voy a subir un cap día por medio y espero me acompañen y saber que están del otro lado. Besitos!!!. . .
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