Capitulo 2

1433 Words
Bruno Ella no debió escucharnos, no estaba decidido a lo que iba a hacer, solo necesitaba una maldita segunda opinión. Debí imaginar que Luca reaccionaría de manera colérica, lleno de ira y enfadado, más decepcionado que nunca. Pero era una situación que no podía manejar yo solo, no sabía que hacer. Siempre creí que al encontrar a mi compañera, algo entre ambos surgiría, pero no fue así. Cuando descubrí que Nova Salas era mi compañera, fue el mismo día de mi transformación. Mientras terminaba de convertirme en un enorme lobo, ella estaba allí desprendiendo ese magnifico olor a fresas, mientras me miraba con sus ojos llenos de admiración. Pero eso era todo, no había nada más, no me sentí diferente hacía ella de ninguna manera. No había necesidad, no había posesividad, no había deseo, no había ni una maldita cosa. Con el pasar de los días comprendí que si no lo sentía, era porque ella siempre estaba allí, donde quiera que miraba, junto a mi pequeña hermana. No podía verla como compañera, al pasar tanto tiempo juntos, era como otra hermana para mi, aunque eso sonara mal. —¿Qué estas esperando para correr tras ella? —voltee hacía Luca y negué, ella ahora necesitaba estar sola, ya volvería cuando se sintiera más calmada. —¿Cuándo me has visto correr tras una mujer? Ella ahora necesita pensar y yo tengo trabajo que terminar, así que sígueme. —Comencé a caminar hacía el despacho nuevamente, pero él parecía no estar de acuerdo. —Es tu culpa que corriera, no solo eso, sino también que este sintiéndose como la mierda. —Traté de explicarme y no quiso escuchar. ¿Por qué crees que correr tras ella como un demente la haría cambiar de opinión? —había intentado hablarlo y se negó, ya lo volvería a intentar cuando la volviera a ver. —No seas idiota, debes mostrarle un poco de preocupación. ¡Por la Diosa Bruno, es tu compañera! —Lo es, pero ella misma escuchó cuando te dije que no sentía nada por ella, te escuchó preguntarme si la rechazaría. No soy tan hipócrita como para correr y fingir algo que no siento. —Me encogí de hombros, sintiéndome aburrido. No sabía porque le preocupaba tanto, no era tonta como para salir del territorio. —Si estas tan preocupado ve tú. —Eres un idiota. —podría tener razón, pero no estaba corriendo detrás de ella, ni de nadie. Tenía trabajo por terminar. —Lo que digas. Ahora terminemos el trabajo que mi padre nos dejo, debemos encontrar la manera de disminuir los gastos…—mis palabras murieron al escuchar la sirena. Llevábamos tiempo sin ataques, no estábamos preparados, mi padre había llevado con él varios hombres dejándonos escasos. Tenía que poner a salvo a mi madre a Mina y a… ¡Nova!. ¿Justo hoy tuvo que hacer este berrinche y escaparse? No quería correr detrás de ella, pero no dejaría que nada le suceda. —Busca a mi madre y a Mina, yo iré por Nova. Cuando termines de hacerlo, trata de reunirte con los demás frente a la casa. —esperaba que no hubiera ido muy lejos, debía encabezar a los guardias. —Te dije que fueras tras ella, ahora no solo a ella puede sucederle algo, sino a ti también. —Deja de actuar como un miedoso, ponte a hacer lo que te pedí. Corrí, tratando de encontrar el olor de Nova. No tenía idea de a donde demonios había ido, pero no podía alejarme demasiado, así como ella me necesitaba, todos aquí lo hacían. Miré con cuidado cada lugar por el que pasaba, trataba de encontrar su olor , sin éxito. ¿Dónde mierda se había metido? Tal vez ella había regresado al oír la sirena y ahora se encontraba segura y resguardada en el refugio, mientras la buscaba por el bosque. De ser así no podía seguir aquí, debía regresar y luchar para proteger a los míos. Tras una última mirada, emprendí el camino de regreso, confiando en que ya se encontraba segura. Una cosa era no sentir un enamoramiento por ella, pero me sentía responsable de su escape y si algo le sucedía, la culpa no me dejaría en paz. Cuando llegué al lugar donde nos reuniríamos todos, la pelea ya había comenzado y varios cuerpos yacían en el suelo. La sangre teñía, ahora de rojo, el césped que antes era verde. Miraras donde miraras, la muerte estaba presente. Hombres y mujeres de diferentes edades, habían perdido la vida por defender su hogar y su familia, algo que ahora mismo haría yo también, aunque pudiera morir intentándolo. —¡Iñaki! —grité, al reconocer al causante de todo esto. Ahora que había logrado llamar su atención, tenía los ojos de aquel lobo marrón, puestos en mi. Su mirada trasmitía seguridad, sabía que estaban ganando, la sangre de inocentes, goteando de sus colmillos era la prueba de ello. Pero no podía permitirle seguir creyendo que saldría de aquí ileso. Me transformé y corrí hacía él, era el momento de demostrar que todo el entrenamiento al que me aboqué no fue en vano. Comenzamos a atracarnos, mordíamos, rasguñábamos, ambos éramos alfas dispuestos a darlo todo. Gruñí, cuando una de sus garras perforó el costado izquierdo de mi lomo. Pero no me detuve, seguí atacándolo, hasta que en un descuido suyo, enterré mi garra en su cara. Fui arrastrándola con furia, hasta llegar a su hocico. Mientras el lobo llorisqueó, varios de sus compañeros abandonaron sus propias peleas para ayudarlo. Lo rodeaban, de manera protectora, debía concederle eso, tenía hombres fieles en sus filas. Al ver que no podría seguir peleando sin desangrarse en el proceso, aulló, consiguiendo que todos lo siguieran. Me transformé, sin importarme mi desnudez, comprobando a cada uno de los lobos que aún seguían en pie. —¿Lograste ponerlas a salvo? —pregunté a Luca, en cuanto di con él. —Lo hice— estaba cansado y se notaba, pero eso no lo detenía de luchar. —¿La encontraste? —No, seguramente volvió y esta escondida. —traté de restarle importancia, aunque me preocupaba en verdad. Y por la mueca que me dio, supe que él tampoco estaba tan seguro de esto. —Consigue algo de ropa y vayamos a ver como están todos. —asentí, caminando hacía la casa. Al entrar a la casa, todo estaba tirado, destrozado. No sabía que buscaban, pero tal vez lo habían encontrado, quizás esa fue la razón de que el ataque cesara y no el que Iñaki, estuviera herido. Subí a mi habitación, rebuscando entre el desastre algo de ropa para mi y para Luca, me cambié rápidamente y volví al lugar en el que lo había dejado recuperándose. —Ten, apresúrate, debo comprobar a mi madre y a mi hermana. —dije, tirando la ropa hacia él. —Y no olvides a tu compañera. —le di una mirada de advertencia, no podía hablar de esta mierda aquí, frente a muchas personas. —Cállate idiota, sé lo que debo hacer, no necesito que me lo recuerdes. Esto era mi culpa, si me hubiera quedado callado, no hubiéramos discutido sobre el tema y ella no nos hubiera escuchado. Ahora tengo que buscarla, porque luego de chismear tras la maldita puerta se sintió ofendida y corrió. Solo esperaba que no haya sido tan tonta como para exponerse, nació en la manada y debería conocerla como a la palma de su mano. Una vez Luca estuvo listo, corrimos hacía el refugio. Esté había sido el único lugar al que parecía que no habían llegado. —¿Están bien? Ya todo paso—anuncié en general, ya todas las personas dentro podían salir. —Estamos bien. ¿Tú como estas? —mi madre comenzó a comprobarme, buscando alguna herida. —¿Dónde esta Nova? Mamá te dije que ella seguiría buscándome. —Mina comenzó a correr hacía la casa— ¡Nova! ¡Nova! ¡Ya terminó el juego! —¡Mierda, creí que estaba aquí! —empecé a correr tras mi hermana, lo único que me faltaba es que se espantará al ver tanta sangre. —¡Nova, ya sal! —la alcancé y la detuve. —Ella no esta ahí dentro, seguro se escondió en otro lugar. —busqué a Luca con la mirada y le exigí—Encuéntrala. ¿Dónde demonios se había metido? Llevé a mi hermana con mi madre y me dirigí a hacer lo mismo que le pedí a mi beta, encontrar a Nova Salas, así sea en el mismo infierno.
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