Capitulo 1

1253 Words
Nova —Mejor juguemos a las escondidas, vamos Nova, por favor. —era imposible resistirme a esta pequeña niña, más aún cuando me miraba con estos ojos esperanzados y las manos juntas. Hacía dos años ya, desde que empecé a trabajar para el alfa Mauro Kesler, yo era oficialmente la niñera de Mina, su pequeña de diez años. Me llevaba bien con todos aquí, era agradable, jugaba y ayudaba en las tareas a Mina, durante cinco horas y luego me iba a casa. —De acuerdo, pero esta vez no salgas de la casa. —este lugar ya era lo suficientemente grande y estaría un buen rato buscándola. En cuanto terminé de decirlo, la niña corrió, dejando a su paso una cantarina risa y una cascada de rizos marrones, flotando en el viento. Adoraba a esta niña y no cambiaría este trabajo por nada. Bueno, el sueldo también ayudaba demasiado, yo tendría mi propio auto, ganado a base de esfuerzo, el próximo año de seguir así. Mis padres tenían buenos trabajos y al ser hija única, me daban todo lo que podían. Pero un auto, era un lujo que incluso ellos no me podrían dar. Ellos tenían el suyo, pero eso era todo, suficiente gasto era uno. Quizás era por eso que solo me tuvieron a mi, habrán considerado que un hijo era suficiente, antes de entrar en deudas. Aunque conociendo a mis padres, esto era lo más alejado de la realidad. —¿Nova sucede algo malo? — miré hacía la puerta, alejándome de la ventana. —No—solté una pequeña risa, para confirmar mis palabras. —Solo estoy dándole tiempo a Mina de esconderse, antes de ir por ella. —Así que volvió a convencerte. —Andrea sonrió, al darse cuenta de que eso no era muy difícil. Andrea era una de las mejores luna que esta manada ha tenido. Sé que es muy drástico para decirlo, ya que solo tengo diecisiete años, pero todas las personas opinan lo mismo. Nuestra manada es conocida, aunque no sea una de las más fuertes, tiene bastante territorio. Siempre que mencionas a la manada “Garra de luna” todos piensan en el Alfa Mauro y su luna Andrea. —Soy débil, solo basta una de sus tiernas miradas y hago lo que me pida. —esa era la verdad, esa niña me tenía totalmente envuelta en su dedo meñique. —Todos tenemos la misma debilidad hacía Mina. Es mi hija, pero también es una pequeña manipuladora. Gracias a la Diosa, no tiene malas intenciones, de lo contrario estaríamos perdidos. —con ellos como padres eso sería imposible. Aunque si pensaba en Bruno, él les había salido bastante amargado. Solía pensar que era por la cantidad de responsabilidades que tendría, el futuro alfa, hacía dos meses había tenido su primera transformación. Su lobo era increíble, de un color gris tan bonito, que a la luz de la luna podía creerse que era celeste. Desde que lo vi, quede impresionada. —Mejor iré a buscarla, antes de que se meta en algún problema. —aleje los pensamientos de Bruno Kesler de mi cabeza y comencé a buscar a mi pequeño ratoncito en fuga. Comencé a buscar, recordando nuestras reglas, nada de dormitorios ajenos, ni oficinas, aunque había veces en que me desobedecía. En el segundo piso no había señales de ella, por lo que de la manera más silenciosa bajé las escaleras, continuando mi búsqueda. Estaba llegando a la oficina del alfa y me sorprendió escuchar voces, se suponía que había salido. Mientras me acercaba, tratando de saciar mi curiosidad distinguí la voz de Luca Nandi, quien sería el futuro beta de Bruno, y era su actual amigo. Ellos siempre iban a todas partes juntos, eran como clones, con diferentes personalidades. Me llevaba bien con ambos, una u otra broma de vez en cuando, aunque con Luca era más sencillo. —¿Por qué harías algo tan estúpido? Ella será nuestra luna y no se lo dices a nadie, es más, estas pensando en rechazarla. ¿Qué mierda esta mal contigo? —me sorprendió escucharlo tan molesto, Luca era el pacifico de los dos. Aunque también me sorprendió el que Bruno encontrará a su compañera. —No te metas en esto, no se ni porqué te lo conté. —Me lo contaste porque ni tú crees correcto lo que quieres hacer y necesitabas que alguien te lo dijera. No puedes rechazarla Bruno, ella no es una loba aún, la destrozaras. —¡Pero no la quiero! ¿No se supone que debo sentir algo especial? No siento nada por ella. —¿Te has dado la oportunidad de hacerlo? Unas pocas conversaciones casuales, no son suficiente. —¿Qué podría decirle? ¡Oye Nova, ven hablemos y veamos si surge la maldita chispa que debería haber entre los dos! —me congelé en mi lugar, sintiendo un escalofrió subir a mi garganta e instalarse allí, impidiéndome respirar. Él no me quería, no solo eso, no quería darme la oportunidad de demostrarle que valía la pena. Él era mi compañero y debía descubrirlo, al escuchar tras una puerta, una conversación espantosa. Era verdad lo que decían, la curiosidad mató al gato. En este momento sentía como todo dentro de mi moría, necesitaba salir de aquí, dejar de ser parte de una discusión que no me pertenecía. Mientras ellos seguían discutiendo dentro, giré, chocando con una de las mesitas que la señora Andrea llenaba de floreros, provocando que uno se cayera. El ruido los alertó, ya que ni diez segundos después la puerta se abrió y los ojos de Luca y Bruno, estuvieron sobre mi. —¿Nova estas bien? —no lo estaba, solo quería salir de aquí. —Nova respóndeme. Cuando Bruno intento tocarme, me alejé. Clavé mi mirada en él, me sentía asustada y lastimada, pero ya no podría lastimarme más, sus palabras habían sido puñaladas en mi pecho. Aún con mis ojos bien abiertos, comencé a retroceder. Sentía los latidos de mi corazón en mis oídos, tum, tum, tum… era como si una bomba estuviera a punto de explotar, si no me alejaba iba a colapsar aquí mismo. —Entiendo que escuchaste lo que hablábamos, déjame explicarte. —negué de manera rápida, no quería escucharlo. —Nova, no lo hagas. Corrí hacía la puerta, escuchándolo llamarme detrás de mi. En cuanto salí, no me detuve, me adentré en el bosque y corrí, hasta que mi pecho ardió en necesidad de aire. ¿Qué había mal conmigo? ¿Por qué no podía darme una oportunidad? Los compañeros hacían eso, se conocían y forjaban el vinculo, pero no él, él me quería excluir. Es más, lo dijo, me iba a rechazar. Me senté a los pies de un árbol, abrazando mis piernas, mientras dejaba que las lágrimas cayeran libremente. Estuve en esa posición, hasta que la alarma comenzó a sonar. No habíamos tenido un ataque en años, y de todos los días elegían este para dar uno. Me levanté, decidida a volver y ocultarme, aunque no sabía si llegaría, no recordaba cuanto tiempo corrí. Di una mirada alrededor, tratando de ubicarme y buscar un posible refugio cuando los vi, estaba rodeada. De nada serviría correr, eran lobos y yo aún una simple humana. No ganaría jamás una batalla. Mi compañero me había matado con sus palabras, pero estos lobos, ellos lo harían realidad. Solo deseaba que la Diosa Luna, proteja a todos en la manada. Con ese pensamiento, sentí el primer golpe…
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