Hanna
Nadé desde las profundidades de la oscuridad. Al salir a la superficie del sueño, me di cuenta de que alguien me sostenía en sus brazos, increíblemente cálidos, cómodos y relajados. Por un instante no recordé dónde estaba, pero entonces la noche anterior regresó a mí como un rayo y sonreí.
¡Anoche había sido increíble! ¡Más que increíble! Rand me había hecho correrme, no solo una vez, sino dos. El recuerdo me inundó al instante. Había satisfecho mis necesidades muchas veces, pero nunca había experimentado algo como lo de anoche. Antes de anoche, creía que la única manera de alcanzar el clímax era tocándome, pero Rand me había demostrado lo contrario. ¡Era tan sexy! Pensaba que los culturistas eran asquerosos, con sus venas abultadas y músculos grotescos, pero Rand era perfecto. Est
