El tiempo había pasado como una marea implacable, erosionando todo a su paso. Dieciocho años habían transcurrido desde la desaparición de Sky en las sombras, y el mundo tal como Kael lo había conocido había cambiado de manera irrevocable. La oscuridad se había extendido, abarcando territorios enteros bajo el control de Sky y Kai, quienes habían unificado a las manadas de lobos bajo un solo estandarte: “Luna Negra”. Los rumores de su crueldad y poder se esparcían como un susurro siniestro, dejando muerte y destrucción a su paso. En lo profundo de las montañas, en un lugar oculto a la vista del mundo, Kael vivía en la penumbra de su propia desesperación, pero también en la esperanza que había depositado en su hijo, Jaden. Desde la desaparición de Sky, Kael había canalizado todo su dolor, su

