El Señor Oscuro

819 Words
El Señor Oscuro, privado de su mayor peón, rugió con una furia indescriptible. Su ira reverberó en las paredes del templo, haciendo que el aire se volviera espeso y sofocante. La oscuridad, aunque debilitada, seguía siendo una fuerza temible. Kael sabía que, a pesar de su pequeña victoria, el verdadero desafío estaba por comenzar. Sky, jadeando y con su cuerpo debilitado por el esfuerzo, se tambaleó ligeramente. La luz que había desatado para liberar a Selena había exigido más de lo que había anticipado, pero no podía detenerse ahora. Con un esfuerzo titánico, se acercó a Selena, que permanecía de rodillas, su rostro marcado por la confusión y el dolor. Pero antes de que pudiera alcanzarla, una fuerza brutal la levantó del suelo y la lanzó violentamente contra la pared del templo. Sky sintió que el aire escapaba de sus pulmones, el impacto dejándola aturdida y desorientada. El Señor Oscuro, furioso por la pérdida de su control sobre Selena, se manifestaba ahora con una energía oscura y palpable. Kael, al ver a Sky ser lanzada, rugió con desesperación y se lanzó hacia ella, pero una barrera de sombras se levantó entre ellos, separándolo de la mujer que amaba. Los Guardianes de la Luna, que luchaban para mantener la oscuridad a raya, también quedaron atrapados al otro lado de la barrera, incapaces de acercarse para ayudar. —¡Sky! —gritó Kael, golpeando la barrera con todas sus fuerzas, pero la oscuridad no cedía—. ¡Sky, resiste! Sky, apenas consciente, luchó por mantenerse alerta. Sabía que tenía que hacer algo, que no podía dejar que el Señor Oscuro ganara. Con las últimas fuerzas que le quedaban, extendió la mano hacia el cristal lunar que yacía a unos metros de distancia. Lo agarró con una determinación feroz, sintiendo cómo la energía del cristal comenzaba a fluir por su cuerpo. La conexión con Kael, que aún estaba intacta a pesar de la barrera, le dio la fuerza que necesitaba. Sky canalizó esa energía, la luz de la luna respondiendo a su llamado mientras se concentraba en el cristal. Un resplandor plateado comenzó a envolverla, y, a medida que la energía se intensificaba, el cabello de Sky comenzó a cambiar, volviéndose de un plateado brillante, como si la misma luna estuviera infundiendo su esencia en ella. Kael observó con asombro mientras el cabello de Sky se transformaba, su luz aumentando en intensidad. Era como si la luna misma hubiera descendido sobre ella, dándole un último empujón de poder. Sin embargo, sabía que no era suficiente para derrotar al Señor Oscuro; solo bastó para repeler las sombras que la rodeaban, creando un espacio de luz a su alrededor. La barrera de sombras alrededor de Kael y los Guardianes se intensificó, manteniéndolos alejados mientras Sky se levantaba, tambaleándose pero decidida. Frente a ella, las sombras comenzaron a tomar forma, condensándose en una figura alta y oscura. El Señor Oscuro había decidido enfrentarse a ella directamente. Pero cuando las sombras finalmente se disiparon, revelando la figura que se ocultaba detrás, el corazón de Sky se detuvo. Allí, frente a ella, no estaba una criatura desconocida, sino alguien que jamás habría esperado ver. —Kai… —susurró, su voz temblando por la incredulidad. Era Kai, su antiguo amigo, el mismo que había visto morir en una batalla contra Kael. Sky parpadeó, esperando que la visión desapareciera, pero él seguía allí, con sus ojos oscuros llenos de una mezcla de odio y dolor. —Hola, Sky —dijo Kai, su voz profunda y resonante, llena de una oscuridad que no había estado allí antes—. Ha pasado mucho tiempo. Sky sintió como si el suelo se desmoronara bajo sus pies. —No… no puede ser… tú… moriste. Kai sonrió, pero no fue una sonrisa de alegría, sino de amargura. —Morí, sí. Pero el Señor Oscuro me encontró, me dio un propósito. Y ahora, estoy aquí para terminar lo que comenzó. Antes de que Sky pudiera reaccionar, Kai se lanzó hacia ella, tomando su brazo con una fuerza que no era humana. El cristal lunar cayó de las manos de Sky mientras Kai la arrastraba hacia las sombras que aún se arremolinaban en la cámara. —¡No! —gritó Kael, golpeando la barrera con desesperación, su voz llena de un dolor indescriptible—. ¡Sky! Sky intentó resistir, pero sus fuerzas se estaban desvaneciendo. Sintió las sombras envolverla, frías y asfixiantes, mientras Kai la arrastraba más profundamente en la oscuridad. —Kai… por favor… —susurró, sus ojos llenos de lágrimas—. No hagas esto. Pero Kai no respondió. Con un último gesto, las sombras los envolvieron por completo, y Sky sintió como si el mundo se desvaneciera a su alrededor. La última imagen que tuvo antes de perder la conciencia fue la de Kael, gritando su nombre con desesperación, su rostro torcido por el dolor. Y luego, todo se volvió n***o.
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