¿Morder? ¿Era eso lo que quería? - No lo sé – susurré a duras penas -. Tu olor… me vuelve loca. - ¿Es… mi… mi sangre? - Tu sudor… Hueles muy bien – musité mientras mis labios seguían rozando su garganta. - ¿Tanto… como para… comerme? ¿Comerle? La parte minúscula de mi cerebro que en ese momento todavía era capaz de pensar, se dio cuenta de que podría hacerlo si quisiera. Estaba acostumbrada a cazar animales de gran tamaño que se movían y se resistían con mucha fuerza, sería muy fácil con una presa quieta e indefensa. Pero no era eso lo que quería. Su sangre no me daba sed, quería comérmelo de otro modo. Le deseaba. Le deseaba con ansia. Deseaba acariciarle y besarle, sí, incluso morderle. - Quiero morderte… - ronroneé, besándole el cuello muy despacio. Eliot se estremeció de nuev

