CASA DE CARMEN Y ROBERTO 10:00
La cafetera chisporroteaba mientras Carmen removía el azúcar en su taza, con movimientos lentos. El aroma del café parecía querer suavizar una conversación inevitable.
Roberto, apoyado contra el marco de la puerta, la observaba en silencio. No como juez, sino como alguien que también cargaba con la culpa de haber callado demasiado.
—Está más cerca de él que nunca —susurró Carmen, bajando la vista—. Cada vez que habla con Francisco, le tiembla el alma. Y yo la conozco. No va a poder ocultarlo mucho tiempo.
—También tiene derecho a intentarlo —respondió Roberto, con una firmeza serena, la de quien ha meditado cada palabra—. Pero quizás haya llegado el momento de que sepa la verdad.
—No está listo —sentenció ella, con un temblor en la voz—. Si lo supiera...
