Gracias a una mentira

—Mafer cálmate ya — pide Marian, mi mejor amiga sin paciencia al ver que seguía balbuceando cosas sin sentido desde hace unos largos minutos para ella mientras se viste ya que me he metido en su cuarto apenas ingrese a nuestro departamento. —Me acosté con mi jefe — suelto casi en grito luego de un silencio. Viendo como sus ojos salen de órbita y su boca se abre y cierra sin salir palabra — Sus padres nos vieron y piensan que yo soy la prometida de él — agregó tapándome los ojos para calmar mi ansiedad que me está consumiendo en estos momentos — Soy un desastre — susurro para mí misma. —¿Qué hiciste qué? — pregunta con desconcierto. —No tenía idea de lo que hacía — me defiendo con la poca dignidad que me queda luego de haber tenido que mentir descaradamente a los señores Clearford al ver la mirada suplicante de Asher o ¿Señor Asher?. —Qué demonios paso por tu cabeza por Dios, Mafer — casi en exclamó lo dice — ¿Te imaginas lo que pasará si se enteran quienes somos realmente? — pregunta haciendo que la mire apenada. —Perdóname Marian — le suplico — Estaba dolida y… — —Y no encontraste mejor desquite que acostarte con el jefe — termina la frase por mí. —Pues.. No pensé bien — murmuro haciendo una mueca. —¿Y ahora qué pasará? — pregunta intrigada. —Pues nada... Me ha pedido que le dé días para ver cómo arreglar el asunto con sus padres — le digo lo poco que recuerdo que me dijo antes de irme de su departamento. —Ya. Y luego te echará de la empresa de seguro — masculla entre dientes. —Nono — digo enseguida — A dicho que, se iba a inventar que terminamos y ya está. Que no me quitara el puesto — —Supongo que… Se cuidaron, ¿No? — pregunta insegura de soltarlo y haciendo que mi cara quede en pausa — No me digas que... — Antes de que termine de hablar, hablo yo. —No lo digas — le pido casi fulminando con los ojos los de ella — si lo dices se puede hacer real — —Estás demasiado paranoica hoy por lo que veo — murmurando niega y se deja caer de nuevo al sofá. —Debo cambiarme — —Por favor, hueles a sexo — —¿Envidia? — —Quien debería de sentir envidia en estos momentos eres tú Maf, esta vez sí que estas en un lio grande — —¿A qué te refieres? — —A que al ser la responsable en manejar las cuentas de la empresa me llego un correo esta mañana informando que se realizara una reunión de cuentas este miércoles, por lo que supongo que el señor Clearford si estará presente y por lo que debo suponer que han suspendiendo el vuelo de mañana. — —Pediré licencia médica por estos días entonces, ya suficiente tenemos con ocultar nuestra realidad en vida en California como para sumar mentiras — —No puedes hacerlo Maf, recuerda que Emily está de vacaciones y quien tiene que representar el piso eres tú — —¡Sería por fuerza mayor Marian! — exclamo. —Ey no me grites que quien se metió en la cama del jefe no fui yo, tienes que ir mañana a trabajar si o si, porque si no tendremos más problemas de los que piensas — dice amenazantemente con una zanahoria en la mano, la cual me señala. —Está bien, está bien — respondo en derrota. Me doy media vuelta y salgo de su cuarto para ir al mío y arreglarme rápidamente para poder llegar lo antes posible a la empresa. 0—En la empresa—0 Acabo de llegar a mi oficina, es bastante amplia a decir verdad. Bueno no tan grande como la de Asher, mi jefe, pero es de buen tamaño para mí. Al lograr por fin tomar asiento doy un resoplido de pura frustración. Entre tanto correr y de lo paranoica que me puse desde que me desperté en su cama, no le tome atención a mi dolor de cabeza y que de seguro aún tenía algo de alcohol en mi sistema. Intento despejar mi mente con los documentos que de seguro Sara ha dejado esta mañana para mí. Pero para mi gran suerte (Nótese el sarcasmo). No pasan ni cinco minutos cuando alguien llega y entra haciéndose notar tras cerrar con algo de fuerza la puerta. Levanto mi mirada y cometí el primer error. Mis ojos se quedan unos milisegundos en su entrepierna ante un borroso y bochornoso momento de anoche. Haciendo que los colores se suban a mis mejillas. Como acostumbra a vestir: Va con unos pantalones azules oscuros formales junto a un cinturón n***o y una camisa celeste casi blanca. Detengo mi escaneo cuando veo que se ha quedado como una estatua haciendo lo mismo que yo. Aclaro mi garganta haciendo que sus ojos suban de inmediato a mi cara. —Señorita María Fernanda — murmura caminando con detención. Como si temiera a que yo hiciera algo. —¿No cree que por el momento deberíamos dejar a un lado las formalidades?... Es incómodo — le preguntó y agregó lo último. Y es que es verdad. Me siento peor al saber que estuve con alguien que ni siquiera era conocido cercano. —Sisi — murmura suspirando y sentándose frente a mí — Seño.. Digo, María Fernanda creo que tenemos un problema — —Asher con todo respeto, pero debería decir que usted tiene un problema — trato de recalcar sin bajar la mirada al sentir la de él como si me estuviera mirando hasta el alma. —Okey, entiendo — dice volviendo a suspirar — Quieren conocerte, les intente decir que no era el momento, pero han insistido — —Saben que no soy una de esas hijas de multimillonarios ¿No? — le pregunto. Aunque eso es mentira, pero él no lo sabe. —Les dije que eras una empleada de la empresa solamente, han dicho que si es posible que hoy vayamos a su casa — dice colocando sus brazos sobre mi escritorio y volviendo a suspirar — Mafer si no fuera de vida o muerte no me hubiera atrevido a venir después de lo que pasó... Entre nosotros — agrega junto a un carraspeo y bajando la voz en lo último dicho. —¿Que no les dijo que NO estábamos… "Bien"? — le pregunto haciendo comillas al ser totalmente falso. —Se los dije, pero han dicho que de seguro es un problema como los tienen cualquier pareja considerando que estabas en mi departamento, asumen que solo es un pequeño problema — —¿Y entonces? — —Y entonces hay que esperar — dice nuevamente con su cara suplicante — mire ellos se van a ir la próxima semana y ya luego cuando vuelvan que será dentro de un mes y medio, les diré que terminamos. Pero necesito que me ayude a mantener esta farsa porque de lo contrario enviaran a mi hermano para vigilarme — —haber si entendí — digo soltando un enorme suspiro — Usted quiere que me haga pasar por su novia... — me interrumpe. —Prometida — —Bien.. Prometida — recalcó girando mis ojos — Por toda esta semana, que recién está comenzando y por toda la próxima que viene, ¿Solo para no tener a su hermano acá? — digo algo furiosa y termino preguntando con total ignorancia de la situación en la que él se encuentra ahora. —Mi hermano maneja la sede en Wisconsin — murmura — Digamos que mi fama no es muy buena y... — le interrumpo. —No se preocupe que conozco bien su clase de hombre — digo con ironía. —¿Acaso usted es fanática de las revistas y noticiarios en donde aparezco yo? — pregunta junto a una sonrisa coqueta. —Donde yo vivía se hablaba mucho de esta empresa y de sus dueños al ser nuestros... — dejo de hablar al darme cuenta de lo que le iba a soltar. ¿Cómo es que este hombre me hace soltar el secreto con tanta facilidad? Me pregunto aturdida. —¿Nuestros qué…? — pregunta. —Nuestro... Lo que pasa es que donde yo trabajaba también era una empresa de autos y entonces eran la competencia de nosotros — le respondo junto a un asentimiento para darle más veracidad a lo que digo — por eso dije nuestro — —¿Dónde fue que trabajó usted antes? — pregunta con interés. —Este.. En la empresa M&C — trato de decirlo demasiado bajo para que no entienda, pero no fue suficiente. —Creo haber escuchado de ella pero no creo que sea la misma — —Por supuesto que donde trabajaba no era una empresa tan grande, de hecho recién estaba iniciado — —Seguro — asiente pensativo — ¿Entonces si me ayudaras? — —Solo si promete que serán dos semanas y ya — —Lo prometo — dice mostrando su perfecta dentadura blanca. —Bien, ¿A que hora debo estar lista? — acomodando las hojas sobre mi escritorio — —Pasare por ti a las 6, la casa de ellos esta a las afueras de las vegas, al norte — —Genial — susurro junto a un resoplido, (esta noche sí que será larga y llena de mentiras, vas muy bien Mafer, demasiado bien) — ¿Eso era todo? — le pregunto al ver que se a quedado en pausa. —este… Si, cualquier cambio de planes te hablo — dice girándose para salir, a lo que yo me cruso de brazos y levanto una ceja. —¿No se le olvida algo señor? — pregunto, a lo que el se detiene en seco justo al tocar el picaporte — —¿Creo que no? — lo dice más como pregunta que como respuesta. —¿Como se supone que se contactara conmigo si ni siquiera tiene mi numero de teléfono? — —Buen punto — gira su cabeza hacia mi con una sonrisa, haciendo que mi estomago se mueva, (demasiada ansiedad en tan poco tiempo)