El inicio
Marlene
Crecí en Villa del Carmen, un pequeño pueblo donde la brisa marina se mezcla con el aroma a pescado fresco y las risas de los niños en la playa. Toda mi vida ha transcurrido aquí, entre las redes de pesca de mi padre y las historias que mamá me contaba cuando aún estaba con nosotros. Mi madre murió cuando yo tenía diez años, víctima de un cáncer que nunca pudimos tratar. Nunca tuvimos dinero para llevarla al médico, y aunque lo hubiéramos tenido, en este lugar no hay hospitales ni especialistas. A veces siento que el dinero siempre ha sido un muro inquebrantable en mi vida, algo que me persigue desde que tengo memoria.
Ahora estoy en la playa, sentada junto a Rodrigo Mendoza, mi novio de toda la vida. Él es alto, moreno, y sus ojos verdes son como dos pedazos de océano en los días más claros. Es el chico más guapo de Villa del Carmen, y lo sabe. Pero para mí, siempre ha sido mucho más que eso. Es mi primer amor, mi compañero de aventuras, mi refugio en los días difíciles.
Rodrigo está hablando con entusiasmo sobre casarnos. Quiere que sigamos aquí, en el pueblo, que formemos una familia como lo hicieron nuestros padres. Su voz es firme, y sus palabras están llenas de seguridad. Pero yo no puedo evitar sentir cómo algo dentro de mí se retuerce al escucharlo.
—Rodrigo, yo quiero algo más —le digo, mi voz apenas un susurro que se pierde con el viento marino.
Él me mira, frunciendo el ceño.
—¿Algo más? Marlene, ¿qué más necesitas? Aquí tienes todo: una vida tranquila, un hogar, a mí.
Aprieto las manos sobre mi regazo, buscando las palabras.
—Quiero ir a la ciudad, estudiar, convertirme en algo más que lo que esperan de mí.
Rodrigo se ríe, pero no con burla, sino con incredulidad.
—¿Estudiar? ¿De qué hablas? La ciudad no es para nosotros, Marlene. Y tu papá nunca lo permitiría.
Esas palabras son como un balde de agua fría. Él tiene razón; mi padre también se opone a mis sueños. Para él, soy su hija, la que debe quedarse aquí para cuidar de la casa y de él, como mamá lo hacía. Pero yo no puedo resignarme a que esa sea mi vida.
Miro a Rodrigo, buscando en sus ojos alguna chispa de apoyo, pero solo encuentro duda y desilusión. Él no lo entiende. Nadie lo hace.
En el fondo, sé que este sueño mío podría alejarnos para siempre. Pero, ¿acaso no merezco intentar construir algo diferente? ¿Algo que vaya más allá del horizonte de Villa del Carmen?
—Mi amor, sabes que estoy trabajando duro para que tengamos nuestra propia casita —dijo Rodrigo, tomándome de las manos, su voz cargada de emoción—. Lo que más deseo en esta vida es hacerte mi esposa. ¿O acaso no me amas?
Lo miré a los ojos, esos ojos verdes que siempre me habían hecho sentir segura, pero ahora parecían más una cárcel que un refugio.
—Claro que te amo, Rodrigo —respondí con un suspiro—. Pero esto no tiene nada que ver con amarte o no. Quiero algo más para mi vida, algo que no puedo encontrar aquí.
—¿Algo más? —repitió, soltando mis manos y cruzándose de brazos—. ¿Y qué tiene de malo nuestra vida? Aquí lo tienes todo: una familia, un lugar tranquilo, un futuro juntos. ¿Por qué buscas cosas que no necesitas?
—No es que no necesite lo que tenemos —le expliqué, sintiendo que mi voz se quebraba—. Pero también necesito crecer, aprender, demostrarme a mí misma que puedo lograr algo más.
Rodrigo negó con la cabeza, con una mezcla de frustración y tristeza en el rostro.
—¿Y dónde quedo yo en todo eso, Marlene? ¿En qué parte de tus sueños estoy yo?
—Rodrigo, tú eres mi sueño —respondí rápidamente, aunque sentí que las palabras no eran del todo ciertas—. Pero también quiero tener mis propios logros, mis propias metas.
—¿Y qué pasa si te vas y no vuelves? —su voz tembló ligeramente, aunque intentó ocultarlo con firmeza—. ¿Qué pasa si te enamoras de alguien más allá afuera, alguien que pueda darte esas "cosas grandes" que buscas?
—Rodrigo... —Intenté acercarme, pero él dio un paso atrás.
—No, Marlene. Quiero que seas honesta conmigo. Si realmente me amas, no necesitarías nada más que esto.
Lo miré, sintiendo el peso de sus palabras. ¿Era cierto? ¿Era egoísta por querer más?
—Te amo, pero también me amo a mí misma. Y no puedo ignorar lo que siento aquí —me llevé la mano al pecho, sobre el corazón—. Por favor, Rodrigo, entiende que no estoy eligiendo entre tú y mis sueños. Solo quiero que formes parte de ellos.
Él guardó silencio por un momento, observándome como si estuviera tratando de decidir qué decir. Finalmente, habló, su voz baja y tensa.
—No sé si puedo ser parte de algo que no entiendo, Marlene. Si te vas, no sé si podré esperarte.
Sus palabras dolieron más de lo que esperaba, pero sabía que no podía dar marcha atrás. Este era mi momento de decidir quién quería ser.
Notas del Autor: Hola bellos lectores esta novela será corta y se centrarara en la vida de Marlene, la madre de Mia Cáceres, si están leyendo la novela podrían hacerse algunos spoilers. Les recomiendo leer este libro primero.