Al día siguiente la gente de la ciudad nos miraba con admiración por lo que habíamos hecho, pero en el fondo todos se sentían mal por los aventureros caídos. Ellos fueron enterrados en el cementerio de ese lugar. Yo no fui, preferí no ir allí y ver todas esas caras tristes, me quedé en un hospedaje que nos dieron a los aventureros, mientras estábamos allí. De el pequeño grupo en el que estaba ninguno murió. Ellos se encontraban en la zona sur, pero dos de ellos estaban heridos, así que fui a verlos en el lugar donde los tenían. Era una casa bastante grande de dos pisos con muchas flores, y hecha de piedra y madera muy fina, había un pasillo donde podía recorrer los cuartos que habían, algunos aventureros todavía estaban graves, y mientras caminaba vi saliendo a Zen de uno de ellos. Se ve

