Inicios
Yo era un niña noble criada en una familia de una gran posición en esa sociedad, mis padres unos duques reconocidos. Como cualquier chica noble antes de nacer ya me había fijado un posible candidato para casarme. Yo era la quinta hija de nueve hermanos. Todos habíamos heredado las mismas características de nuestra madre, cabello rojo largo y ojos verdes, cara ancha nariz y labios finos.
Toda mi niñez fui entrenada para llevar ese vida de noble, la cual odiaba, estar rodeadas de tantas alhajas que solo adornaban un rostro triste. Mostrar la perfección en cada gesto era molesto, tuve que pasar días de rutina para lograr lo que tanto anhelaban mis padres, pero era aburridor y deprimente siempre sentía que no pertenecía a este mundo. Siempre soñé con explorar el exterior, pero los adultos decían que era imposible y por ahora era muy peligroso, así que ningún noble salió de la ciudad en los últimos 10 años, puesto a qué de la nada empezaron a aparecer monstruos en todas partes y las aldeas de otras razas como elfos y hobbit fueron obligados a salir de su hogar. Para mí esas eran historias de fantasía en esta ciudad jamás había visto uno de esas criaturas.
Un día todo eso cambio cuando conocí a Arnold él héroe del que todo el mundo hablaba, el vino a esta ciudad por protocolo. Él tenia 19 años, cabello n***o y ojos azules, era bastante alto y musculoso. Ya era toda una sensación, según decían el solo había limpiado una mazamorra de monstruos que habían empezado a matar personas en la granjas y en diferentes lugares del mundo. Todos se inclinaban como señal de respeto y el con el mismo respeto los trataba a ellos, solo las personas con más poder trataron de humillarlo un poco.
Los Reyes vieron en el, su futuro yerno para su hija de 12 años, el era diferente a cualquier hombre que ellos conocieron y esperaban que sus herederos fueran igual de fuertes y inigualables como el, además de las múltiples propiedades en países externos, pero Arnold con las mas sinceras palabras les respondió.
—Lo lamento, no es la mujer que espero para mi vida.
La mayoría de la gente se rio ante tal humillación.
En cualquier reino un héroe habría dicho que si, pero este parecía tener el ego muy alto y decidió no aceptar.
Los Reyes aceptaron su rechazo, y simplemente hicieron como si no hubiera pasado nada.
Muchas familias trataron de ofrecerles sus hijas a aquel chico tan popular, pero el las rechazo a todas.
Hasta yo quise y soñé serlo un día, pero era una niña noble insípida como todas, a la que todo se lo dieron solo con pedirnos, porque un hombre así se fijaría en mi de tanto pensarlo se me ocurrió una idea, ser una aventurera para poder salir de la ciudad y tal vez acercarme a el.
Quise aprender a manejar la espada en mis ratos libres con uno de los guardias de mi familia, y poco a poco me fui adaptando. Aunque al principio siempre caía al piso.
Pase meses así hasta que por fin le daba la pelea al desgraciado del guardia que se burlo de mi cuando inicie mi locura.
Quise entrar a un gremio, pero lo primero que me dijeron fue.
—Lo lamento la edad obligatoria son 15 años, usted tiene trece, debe esperar o acompañar a una grupo de aventureros, no puede unirse al gremio tampoco, pero puede participar en la misión de ellos.—me dijo la recepcionista.
De inmediato fui a buscar un grupo, pero al igual que la recepcionista me miraban como un bicho raro. A pesar de que no vestía como noble.
—Lo lamento, eres una noble, se ve que nunca has alzado una roca en tu vida ni te has ensuciado.
Y así lo hice con cada grupo que encontré, todos me decían lo mismo hasta que encontré uno que me quisieron dar la oportunidad.
—Eres una noble…. No importa solo tendrá que llevar nuestro equipaje, vamos a otra ciudad.
Jamás había cargado algo tan pesado en mi vida, llegue a asustarme porque todos eran hombres, pero había una sacerdotisa humana, y me tranquilizo eso, nuestra misión era de cazar lobos, que están molestando por esta zona.
No se veía tan difícil, y de paso esta seria mi primer y épica misión. Lo único que me preocupaba es que era de rango B.
—Niña, ¿Por qué estas aquí? Me preguntaba uno de mis compañeros.
—Quiero ser aventurera.
—En serio, tu lo tienes todo, ni siquiera debes trabajar solo abres la boca y todo te lo darán.
—Es aburrido, todos te mandan y te dicen que hacer, y fingir que eres feliz, eso no es algo que me guste, quiero salir de la ciudad y conocer gente como ustedes lo hacen.
—Eres bastante extraña.
—Es lo único que mas reconocen las personas.
—Por si acaso ¿le pediste permiso a tus padres?
—Me escape de mi casa, ellos dijeron que esto era una pérdida de ciudad—respondí.
—Debemos entregarla, podrían decir que la secuestramos.
—Todos en el gremio la vieron así que no habrá problemas. Estaremos en esta ciudad tres días y después regresaremos niña, y luego te entregaremos a tus padres.
—Ok. Entiendo.
Ellos dejaron de hablarme después de esa conversación. Y en las horas de la noche llegamos a esa ciudad.
Nos hospedamos en una posada y yo me quede con la sacerdotisa, compartimos la habitación.
La noche era calidad, y el lugar donde estábamos era el centro del pueblo, podíamos ver las luces de las casas una a una apagándose. Y poco después hicimos los mismo.
[…]
Al día siguiente fuimos a hablar con el comandante del pueblo, era hombre calvo y viejo nos explicaba la situación.
—Varios lobos han aparecido en las noches y se han comido nuestros animales, lamentablemente ahora han empezado a comer personas.
—Porque recién entregaron la notificación de lo que pasaba.
—No habíamos recolectado el dinero suficiente para la recompensa, además queríamos que fuera rango c, pero no nos alcanzo el dinero.
—No importa ya estamos aquí, infórmele al gremio lo del rango, a pesar de ser rango C la aceptamos.
—Joven se ve demasiado seguro, lamentablemente esos no son lobos normales, tenga cuidado.
—Son solo perros con rabia, podremos con ellos.
Los ocho aventureros se fueron a comer en el pueblo. A un restaurante, la gente los observaba con algo de respeto, pero al mismo tiempo con lastima. Un pueblerino se acerco a ellos.
—¿En serio solo ustedes?, dos herreros, tres panaderos, un mago, una sacerdotisa, una niña, un guardia de la realeza, ¿creen que podrán contra una manada de lobos gigantes?
—Hemos hecho bastante misiones rango B, esta no va ha ser diferente.
—Sabes la noche anterior murieron cinco personas fornidas mas que tu, debieron venir con mas gente no podrán contra ellos.
—Señor, yo ya llevo diez misiones rango B, terminadas, cuando termine esta hare una rango C, ¿puedes dejarme comer?.
—Ok, se lo advertí.
—¿No deberíamos hacerle caso?—pregunto uno de sus compañeros.
—La recompensa que nos darán es bastante, ¿lo compartirías con alguien mas?.
—No, pero…
—Tendríamos que esperar que los otros lleguen… solo hay que terminar esto y ya-comento el líder.
—Ok, comamos y nos prepararemos para la noche.
Los aventureros empezaron a planear que hacer para el ataque de los lobos.
—Bueno haremos lo que hemos estado haciendo todo este tiempo, los espadachines pelearan adelante, el mago y la sacerdotisa atrás, el sanador y la niña mas atrás.
—Listo, y por si acaso niña, toma esta es una espada.
—Ok, le dije.
Cuando hablamos acerca del plan, terminaban de sacar los restos de las personas que murieron en ese lugar, estaban solos, habían partes de una de ellas, me asuste. Ya nos habían advertido bastante, pero el líder del grupo parecía imperturbable y siguió como si nada.
Nos fuimos hacia el lugar a matar a los lobos.