Capítulo 2: La Propuesta Inesperada
La mansión de Alexander Harrington se erigía como una fortaleza de ladrillos rojos y ventanas altas. Isabella, aún vestida con el elegante vestido de novia, recorría con curiosidad los pasillos desconocidos. Aunque su visión era clara, mantenía la farsa con dedicación, acariciando las texturas de las paredes y los muebles como si dependiera de ellas.
Alexander, por su parte, observaba con interés la forma en que Isabella exploraba su hogar. La extraña complicidad que surgía entre ellos no escapaba a su atención. Mientras compartían anécdotas y risas, empezaron a darse cuenta de que este matrimonio, aunque originado por un acuerdo frío, no carecía de calidez.
Una tarde, mientras se encontraban en el majestuoso jardín de la mansión, Emily los sorprendió con una propuesta inesperada. La amiga conspiradora sugirió organizar una cena para presentar a la sociedad a la nueva pareja. A pesar de sus reservas iniciales, Isabella y Alexander aceptaron la idea, reconociendo que la farsa debía ser llevada con maestría para mantener la apariencia del matrimonio.
La cena se convirtió en un desfile de caras conocidas y miradas curiosas. Isabella, con su supuesta ceguera, maniobraba entre los invitados como si estuviera inmersa en su propio mundo oscuro. Alexander, a su lado, la guiaba con la confianza de quien conoce cada rincón de su vida.
Entre las mesas elegantemente decoradas y el murmullo de la multitud, Isabella y Alexander se encontraron en un rincón apartado. El brillo de las luces de la ciudad se reflejaba en los ojos de Isabella, ocultos tras las gafas oscuras. En ese momento, Alexander sintió la necesidad de comprender mejor a la mujer que había entrado en su vida de manera tan inusual.
"¿Por qué aceptaste este acuerdo, Isabella?" preguntó Alexander, su tono más serio de lo habitual.
Isabella se tomó un momento antes de responder, eligiendo sus palabras con cuidado. "Perdí a mis padres en un instante. La vida me arrebató la luz de manera cruel, y vi en este pacto una oportunidad de encontrar una nueva dirección. No buscaba amor, solo estabilidad y protección."
Alexander asintió, absorbido por la sinceridad de su respuesta. "Yo también busco algo más en esta unión, aunque no sé exactamente qué es. La soledad se ha vuelto mi única compañera, y tu llegada ha cambiado eso de alguna manera."
A medida que compartían sus motivaciones y temores, Isabella y Alexander se dieron cuenta de que, a pesar de las apariencias y el contrato que los unía, había algo genuino entre ellos. Un lazo que, aunque frágil, empezaba a tomar forma.
La noche concluyó con la pareja regresando a la mansión, envuelta en un silencio cómodo. En sus habitaciones separadas, ambos se preguntaban sobre los caminos que estaban recorriendo juntos. Mientras la ciudad dormía bajo un manto de estrellas, Isabella y Alexander se encontraron reflexionando sobre la posibilidad de que este matrimonio por contrato pudiera convertirse en algo más profundo y significativo.
El siguiente capítulo de sus vidas prometía desvelar más secretos y sorpresas, mientras Isabella y Alexander continuaban navegando por las aguas desconocidas de un amor que se gestaba en las sombras de un pacto inusual.