NARRA ALESSANDRO.
Alessandra...
De tan solo mirarlo, el odio y rencor recorre por mis venas, maldito hijo de puta, eres el culpable de una de mis peores desgracias.
Me doy la vuelta para irme y el hijo de puta comienza a hablar.
-Todavía no he dicho el paradero de tu hija y ya te quieres ir, Alessandro- escupe con repulsión mi nombre.
Lo miro a detalle, su mirada para cualquier otra persona podrá ser una mirada que demuestra tranquilidad, pero a mí no me engaña. Se que él quiere arrebatarme algo, después de todo es el único culpable de la muerte de mi hermana.
-Alessandra, murió a comienzo de su adolescencia, deberías de haberlo supero hace años- lo dice con tal aburrimiento que pareciera que no se arrepiente. - No me arrepiento de nada, ella misma busco su propia muerte, yo solo le cumplí el favor ¡EVITE QUE SUFRIERA POR TUS ACCIONES Y CAPRICHOS ESTUPIDOS!
-Jamás en tu miserable vida vuelvas a mencionar a mi hermana, solo eres una escoria que debí matar en su momento- el odio y veneno son notables en cada palabra que digo.
-Hablaremos de Alessandra o tu hija, que solo tengo tiempo para hablar de una- exclama con fastidio y aburrimiento.
-El paradero de mi hija, Adriano- vine aquí solo por ella. - Si no me dices su paradero traeré a mis hombres para que te maten- la amenaza en mis palabras parece no importarle, una sonrisa cínica se posa en su rostro.
-Si yo muero, ella también- dice con esa puta sonrisa que me dan ganas de borrarle de un puñetazo- Isabella, es una buena estudiante, es amable, honesta, y por sobre todo muy bella- lo dice tan tranquilo.
-Su paradero, ahora- la determinación en mis palabras lo hace mirarme a los ojos.
Si no te mato hoy, lo haré mañana, y si no es mañana lo haré en cualquier momento.
-Creí que te interesaría saber un poco de ella antes de que te dijera el paradero- saca una carpeta de uno de los cajones de su escritorio- como te lo dije, ella es buena, amable, inteligente, bella, y eso solo me genera una duda ¿Qué mierda haz hecho bien para tener a una hija con todas esas características? - saca un cuadro pequeño y me extiende- Si no fuera por mí, ella estaría en un burdel hace bastante tiempo- lo dice de una forma tan pacífica mirándome con el más puro odio.
Miro detenidamente el cuadro, una jovencita de hermosos cabellos rubios, ojos azules claros, y una sonrisa que derrite mi podrida alma. Lleva puesto un uniforme, guantes, una banda tricolor, en su mano tiene un mástil y la bandera de Paraguay.
-Se encuentra en Paraguay, ese país tiene sus departamentos, cada departamento tiene sus ciudades...
-No necesito una clase de historia- el me mira con una ceja alzada.
-Te estaba dando lo más detallado posible, después de todo te encantan los detalles- dice burlesco y con una sonrisa tan maliciosa en su despreciable rostro.
Las ganas de matarlo se hacen presente en mí, una inmensa sed de sangre y destrucción se está adueñando en mi sistema. Permito imaginarme torturándolo de las peores formas, una más inhumana que otra, su cuerpo siendo destrozado mientras sigue con vida y yo disfrutando su dolor, sus gritos, escuchando como me pide piedad...
-Si me vas a matar le quitare la vida a tu hija- dice con una expresión tranquila- se de esa horrible sed de sangre que tienes, se te nota por los poros.
- ¿Como sabes que estaba pensando matarte? - su expresión se vuelve burlesca, como si le hiciera gracia mi pregunta.
- Me mirabas con tal intensidad que tus pupilas comenzaron a dilatarse, y también por los gestos que hacías- impresionante- además, crecimos juntos y se cuando quieres llenarte de sangre.
-Isabella, ahora- lo miro iracundo, ya me estoy cansando de estar aquí. -Si tú decides darme a mi hija lo antes posible, te daré lo que pediste y más- lo digo tratando de negociar con este idiota.
Si logró negociar con él, tendré ventaja y podre tener a mi hija viviendo conmigo lo antes posible. El me pidió su estatus en la organización y le daré un estatus más alto de lo que tenía.
-Isabella, no está en negociación, tendrás a tu hija por mis medios y me darás lo que te pedí. Si no lo haces, mataré a Isabella frente a ti, justo como maté a nuestra herma...
- ¡LE PONES UN PELO ENCIMA, Y TE MATARÉ! -la sangre me hierve de tan solo pensarlo.
Este maldito hijo de puta, si antes tenía ganas de matarlo, ahora esas ganas crecieron de una forma inimaginable.
-Tranquilízate, si quieres a Isabella serán por mis medios y condiciones- termina de decir eso con fastidio. -Isabella, está estudiando en un instituto de alto prestigio en Paraguay, ella se ha esforzado y ganado una beca completa. Tiene muy buenas calificaciones y por, sobre todo es bastante inteligente- no me esperaba tales cosas. - Vive en un barrio acomodado, posee buena salud y una gran belleza, pero no es muy sociable y para tu organización eso es un problema.
Y lo peor es que no miente. En la organización la mujer es símbolo de estatus, a las pequeñas se las educa para algún día representar a cada familia y crear lazos con otras, por eso se requiere que la mujer sea sociable y más si es la hija de un líder. Si la hija del líder no puede socializar con la demás familia sería una toral vergüenza para el "Gran Líder".
-Ella creció sin necesidad o carencias, ha sido educada a no abusar de las cosas y más si se trata de tener algún interés por dinero- no me sorprende viniendo de él- y por, sobre todo cree que tiene una familia con una grandiosa historia.
Si es Adriano, es normal que le haya enseñado todas esas cosas, a que ella se valga de su propio esfuerzo, que no sea tan interesa o que haga las cosas solo por un billete. Educada y fina también, lo deduje rápidamente por la simple foto que me mostró.
Esperen, acaso Adriano crio a mi hija o es mi imaginación.
-Isabella Castillo es su nombre y ella creció con una persona que se encargó de darle todo el cariño que su padre nunca le dio y no le dará- lo último dice con odio. -Su padre tiene por nombre Arturo Castillo y su madre es una persona insignificante que no merece ni el más mínimo cumplido- el odio se hace presenté en cada palabra que dice.
-Pero algo no termina de encajar, me acabas de decir la educación de ella y es como tú la hubieses criado y dices que la crio otras personas, aparte el apellido de su padre es igual al tuyo al igual que el apellido- digo dudoso y con inquietud ante la respuesta que me dará.
-Isabella, ella llevaba tiempo en el orfanato y no había una familia que fuese capaz de criarla como se debe. Decidí conocer a una mujer que parecía buena y amable, pero con el tiempo resulto ser lo contrario- lo dice decepcionado, es lo que menos me interesa.
- ¿Quién es Arturo Castillo? - me embarga una inquietud inmensa, como si no quisiera saber la respuesta.
-El padre, la persona que realmente se merece el título de padre de Isabella es Arturo Castillo, y yo soy Arturo Castillo- lo dice serio y con determinación.
Pareciera como si un valde de agua fría azotará mi cuerpo. Esto no puede estar pasando...
SOFIA TORALES...
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