¿Que es este juego? ¿quién quiere volverla loca?
Cerró el casillero de un golpe al tan punto que resonó por el pasillo. La mayoría de los estudiantes estaban pegados a las ventanas de la escuela cuchicheando, y al verlos todos reunidos como hormigas, Susie tuvo curiosidad de saber que pasaba.
Laura se encontraba a su lado, Jeremy, Andrés, Emily y los profesores también estaban. La chica se acercó visualizando lo inesperado: una primera neblina con copos de nieve.
¿Como era posible? todavía era otoño, no era fecha de invierno y ya estaba la primera neblina.
—¿Esta nevando?—decían los estudiantes, molestos y en su mayoría alegres.
—¡Que asco, aun estamos en otoño!—habló una muchacha.
—Así es el pueblo de Munds, bipolar.
Susie miró por la ventana la neblina que comenzaba a expandirse, los copos de nieve que parecían una llovizna, de inmediato supo que colocarse falda no fue la mejor idea porque el frío la acorralaría.
El pueblo de Munds era así de loco.
Sus estaciones eran tan variantes como el carácter de una persona. En sus tiempos de primavera sucumbia un viento recio con un sol acogedor. Las flores brotaban sus más hermosos color y los árboles reverdecian de un verde furtivo. Sin embargo, en las noches no dejaba de hacer frío y en el día ese viento violento achinaba la piel de cualquiera. Quizás, la época más insoportable es la del verano, donde el calores astroz, sofocante. En esa temporada quisieras estar desnudo, en absoluto todo es caliente, y en las noches los zancudos te molestan los oídos a medida que te embarras de tu mismo sudor. La época que le gustaba a Susie era el otoño, porque llovía, el cielo mayormente parte del día era grisáceo, había arcoíris, silencio, las bebidas calientes predominaban, el olor a tierra húmeda era exquisito y las noches eran deliciosas, sin duda, el otoño era la estación perfecta, pero cuando llegaba el invierno era fatal, odiaba el frío feroz, y más odiaba su pasado, sus errores, sus secretos que se escondían en una neblina.
Se apartó de la ventana y fue a su clase de literatura en silencio, además, no había terminado la lectura y eso le impedía intervenir en la clase. A su parecer el conde de montecristo se le hacía una lectura tediosa.
Al finalizar la clase, todos los compañeros salieron murmurando, era como si todos los perros se ajuntasen para ladrar ya que eran muy ruidosos a la hora de proferir un comentario.
A Susie le dolía la cabeza, tenía frío en las piernas, definitivamente, usar mini falda fue su peor decisión. Divisó que el asiento trasero se encontraba Emily y recordó el libro que le habían dejado en su casillero.
se paró de su asiento directo a donde se encontraba Emily.
—¡Hola!—dijo. La chica aún estaba sentada guardando sus cosas en el bolso.
—¡Hola!—saludó—. Tenias tiempo que no me hablabas—reprochó.
La chica se cruzó de brazos mirando a todos lados.
—Gracias por el libro que me dejaste en el casillero, porque supongo que fuiste Tu.
Emily arrugó las cejas con confusión.
—¿Libro?
—Sí, muerte en la nieve. No estoy interesada en leerlo, pero de todas maneras, gracias.
La muchacha acomodó sus gafas al tiempo que se rascaba la cabeza.
—Susie, no todo siempre se trata sobre ti. No dejé ese libro en tu casillero...
—¿Como se que no? una vez te atreviste a chantajearme.
Emily la miró con desaprobación.
—Quería ser tu amiga y solo estaba en el lugar incorrecto.
—¿Lugar incorrecto? eres tan culpable como yo. Admite que estas celosa porque no hemos hecho nada más juntas y por eso me torturas con tus cartas y haciéndote llamar anónimo, por favor, déjame en paz y búscate más entretenimiento—con cierta agresividad en sus palabras, Susie se aleja con su mente echa un lío, estaba perdiendo el control, además, de ese maldito dolor de cabeza que no se le calmaba.
Caminó por el pasillo en busca de sus dos amigas, tenía frío por todos lados, y en su mente maldijo haberse traído una falda. Cuando estaba a punto de entrar a la cafetería se encontró con Jeremy, era lo menos que esperaba, no tenía ganas ni ánimos de hablar sobre su relación con él.
—¿Podemos hablar?—Susie se cruzó de brazos mirando a todos lados como si buscara a alguien que la ayudara a huir de una conversación innecesaria.
—Ahora no Jeremy—quiso seguir su camino más esté la tomó por el brazo.
—¿Vas a ignorarme? estamos unidos por un secreto, que eso nunca se te olvide—llevó una mano a su cien. Ambos se quedaron mirando a los ojos como dos fieras rabiosas.
—¡No tuve nada que ver con eso!—gruñó Susie a la defensiva.
—Eres tan culpable como nosotros—dijo—. ¿Hablamos?
La chica le fulminó con la mirada.
No tuvo opción, Jeremy estaba ventilando en mitad de un pasillo un secreto que nadie se debe enterar.
Cerró los puños, y con algo de enojo se metió a un salón vacío que quedaba al cruzar el pasillo.
Jeremy le siguió cerrando la puerta después de entrar.
—¿Que quieres hablar?—interrogó, aunque ella ya sabía el tema.
Jeremy se le quedó mirando con malicia.
—Crees que puedes deshacerte de mí tan fácil estupida—gritó acercándose con zancadas grandes hacia ella. Susie se asustó tanto que retrocedió por inercia—. Estamos unidos para siempre y no eres tú la que me dejas idiota.
—¡Basta Jeremy!—sollozó la muchacha pegándose como un animalito indefenso contra la pared. Jeremy era más fuerte, más alto, su voz era como de trueno, además, de ser autoritario.
—Llevo dos años comprendiendote, esperando a que estes lista para mi, y me sales con toda esta mierda. ¡No eres nada sin mí Susie!
—Jeremy... estas fuera de sí —gimió de angustia.
Ella estaba buscando una forma de escaparse de él, no obstante, puso sus dos manos en la mejilla para obligarla a mirarla directamente a los ojos.
—¿Hay alguien más? ¿te acostaste con alguien más?
—¡No, no Jeremy!—exclamó en lágrimas.
—Entonces, si no hay nadie más, va hacer mía hoy, ahora—sus manos se deslizaron por debajo de su falda. Susie apretó los ojos con fuerza moviéndose como una serpiente al ser herida. Jeremy trató de dominarla, y le ganaba por fuerza. La lanzó al suelo como si fuera un saco de papas, y con violencia se i incorporó encima de ella dejando caer todo su peso en su cuerpo delgado.
—¡Ayudaaaa!—gritó. Jeremy le dió una bofetada que la dejó despabilada.
Tenia que salir de allí o sería ultrajada por Jeremy.
Sacame Dios... sacame.
☆☆☆
Hola mis amores. Les dejo otro episodio más. Leo sus comentarios.