I

3030 Words
Parte I Identidad o s******o. ☆☆☆ —¡No!, ¡No quiero!—lo empuja y el chico la mira con ferocidad. —¿Por que no? ¿no me amas?—intenta de nuevo acercarse, su intensión es clarita como el agua, quiere meterle mano, no obstante, Susie vuelve a negarse. —¡Te dije que no!—vuelve a empujarlo. Se hace a un lado para salir de ese sótano famoso y conocido en el colegio por todo tipo de acto ilícito. Se aproxima a la puerta con decisión, de algo la pelirroja estaba segura: no perdería su virginidad allí. —¡Susie!—él la llama, y ella colocando una mano en el pomo se detiene en girarlo. —Si sales de esta habitación, te juro por mi madre que es lo más sagrado que tengo que terminaremos. Por un momento Susie dudó, analizó la amenaza puesta por su novio Jeremy, o mejor dicho, ex novio. Giró el pomo y salió de ahí. Caminó por los pasillos turbada, con el corazón acongojado por su decisión, definitivamente, había dejado de ser novia del chico popular de la escuela. Cruzó el pasillo para llegar a la cafetería, a lo lejos vió a sus dos amigas que hablaban en voz baja, de seguro ellas la apoyarían y la haría sentir mejor. Con pasos rápidos se sienta en la mesa, deja su morral a un lado y finge que todo está bien, sin embargo, las dos muchachas se le quedan mirando como si fuesen visto una criatura extraña que no debería estar allí. —Susie, ¿que haces?—preguntó Hanna con su voz chillona de siempre. —Es más divertido escucharlas. Laura y Hanna se dan una mirada cómplice. —Pensamos que estabas con Jeremy. Susie le roba una papá frita del plato de Laura y se la mete a la boca disgustandola con placer. —Ah, eso, ya. Bueno, Jeremy y yo terminamos—dijo sin importancia. —¡¿Que?!—exclamaron ambas como si fuese un coro. —¿Por que?—interrogó Laura sin parpadear, con su mirada tan fija y atenta a la explicación que estaba impaciente por la demora de Susie. Susie siguió robándose las papas, se metía una por una a la boca a medida que paseaba su mirada hacia sus dos amigas. —Susie, deja de comer y cuentanos—se impacientó Hanna. La chica suspiró. —Okey. El quiere tener sexo conmigo y yo no quiero okey. No estoy lista, no quiero perder mi virginidad con él. Ambas muchachas se lanzaron otra mirada. —Pensé que él y tú ya habían... tu sabes. —Es de lo más normal Susie, si son novios es muy convencional de que tengan sexo. Susie se levantó del asiento harta de la conversación, por un momento pensó que sus dos amigas pudieran apoyarla, decirle que no se preocupara, y que ejerciera su vida s****l cuando estuviera preparada en vez de juzgarla y criticarla. —Okey, debo irme—dijo con evidente molestia, Hanna y Laura se dieron cuenta más no hicieron nada por detenerla, dejó que la muchacha siguiera su rumbo hasta desaparecer por el pasillo. Aferrada a su morral, Susie salió de allí a caminar un rato, el viento despejaba sus pensamientos, el otoño era señal de que pronto vendría el invierno y de algo Susie estaba convencida en su totalidad: odiaba el invierno. En un invierno tuvo que decidir cambiar su vida, tomar terapias, y olvidarse de ellos, sobretodo de sus fallecidos hermanos que en paz descansaban. En absoluto nadie se imaginaba por el infierno que tuvo que enfrentar, y con toda la mierda que tuvo que cargar al llegar al pueblo de Munds. Caminó directo a donde tenía que ir, allí es donde su hermana transcurría la mayor parte de su tiempo. De 'mesa. Leyó estando en la puerta de la postrería de su hermana, le daba las gracias a Dios que Holly había aprendido a cocinar porque no sabría que sería de ella si no supiera. Entró a la postrería, era pequeña, pero cómoda; las mesas eran redondas de 4 sillas con un centro de mesa de cactus en el medio, Susie nunca entendió porque Holly eligió el cactus en vez de unas lindas flores, siempre lo ha tenido en mente preguntárselo, sin embargo, nunca lo ha hecho, siempre terminan en otros temas de conversación. —¡Susie!—sonrió Holly al verla entrar a la puerta. —Hola—saludó sentándose en una mesa cerca de la barra donde se encontraba la caja de pago. Holly frunció el ceño, al verla cabiz baja. —¿Estas bien?, me parece raro que no estés con Hanna y Laura. La muchacha hizo un mohin de desaprobación con sus labios. —No siempre tengo que estar con ellas—murmuró entre dientes sacando su celular del bolso. —Ah, ya. Están enojadas—dijo Holly mirándola como revisaba su celular, esa mala enseñanza de estar hablando y tener el celular en la mano, aveces pensaba que Susie no la escuchaba por estar pendiente del aparato, en sus tiempos no era así, las conversaciones eran cara a cara, mirándose fijamente a los ojos. Hubo silencio entre ambas, Susie se quedó revisando sus r************* , mirando fotos, y cualquier pendejada que se le cruzara en el camino. Divisó como su hermana dejaba en la mesa un pedazo de pastel de chocolate y se dirigía silenciosamente a la ventana para mirar a la calle. Susie suspiró, ya Holly le había reclamado en diferentes ocasiones en como se sentía desplazada por su celular, por lo tanto, decidió guardarlo. Cogió el tenedor y disfrutó del chocolate en su boca. —Mmm—gimió de un placer que solo el chocolate puede hacer—.¿Que le haces a estos postres para que queden tan ricos? Su hermana sonrió. Llevaba el cabello rubio en una coleta alta, sus ojos verdes cansados con ojeras mostraba que necesitaba descanso, y era cierto, Holly ameritaba vivir la vida. —Me alegra que te gusten. —Eres la mejor, por eso...—Susie sonrió de medio lado—. Te tenemos una sorpresa. —¿Sorpresa?—arrugó las cejas. Susie siguió riendo—. ¿Que sorpresa? —Espera a que llegue Meghan. —¿Me llamaron?—espetó Meghan desde el umbral, tan despampanante como siempre. Su cabello liso le llegaba hasta la cintura, su piel bronceada morena, sus tacones eran altísimos, su pantalón muy ajustado, y su escote de forma de corazón en su camisa marcaba unas buenas tetas. Susie la vió emocionada, amaba la forma de ser tan alegre de Meghan, sus locuras, sus chistes, su glamour, le caía excepcionalmente bien. —Meghaaaan—frunció el ceño Holly o mejor dicho, Anna para Meghan. —Anita, cariño, tengo una enorme sorpresa para ti. Holly paseó la mirada entre Meghan y Susie que a su vez las dos cómplice se daban una más que otros guiños de ojos. —No me gustan las sorpresas. —Deja de ser gris, a todos nos gustan las sorpresas y la mía te va a gustar mucho—aplaudió emocionada—. Amiga... te inscribí en un concurso de postres, bueno, Susie lo hizo y yo estuve totalmente de acuerdo y sé que ganarás. Susie aplaudió y hizo porras con las manos, mientras miraba el rostro desconcertado de su hermana. —¿¡Que hicieron que!?—refunfuñó —Y todo no acaba ahí cariño—pegó unos brinquitos, Susie la miró con total atención—. Me han contratado para organizar y adornar un matrimonio y me van a pagar muy bien, y yo te recomendé con la novia para que hagas los postres, la torta, y toda la comida. Dame las gracias. Holly se quedó petrificada, nunca había hecho nada en eventos, la mortificaba que no quedaran bien sus pasteles. —Tengo miedo—soltó horrorizada. Meghan arqueó la espalda blanqueando los ojos. —No seas boba, es hora que las personas vean tu talento, eres buena en lo que haces. —Eso es cierto, solo tienes que creer en ti—repuso Susie. —Si, creer en que puedes hacer muchas cosas con tus manos, y quien quita y conoces a un chico que te quite toda esa amargura—se levantó los pechos ensanchando una sonrisa. Susie no pudo evitar soltar un risotada, en cambio Holly blanqueó los ojos. —No quiero conocer a nadie. —Pero unas buenas revolcadas no le hace mal a nadie. Holly peló los ojos. —Esta la niña—señaló a Susie. Meghan miró a la pelirroja divertida. —Niña, ya es una niña con pelos en todos lados. Todas se echaron a reír. —Dime... ¿aceptas ir conmigo? —¿Cuantos días duraremos allá? —Como dos semanas. —Pero... la panadería y Susie. —Susie es grande, y la panadería puedes cerrarla por esos días y darte unas vacaciones. —Concuerdo con Meghan, yo estaré bien, no te preocupes por mí—opinó Susie. Holly resopló cruzándose de brazos. —Bueno... sí. Ambas gritaron de alegría. —Que quede claro, no iré a conocer a nadie, solo quiero enfocarme en hacer mi trabajo bien—aclaró. Meghan asintió guiñandole un ojo a Susie. —Presentale a alguien—susurró Susie colocándose una mano en su boca de manera que Meghan la escuchara. —Claro que lo haré—guiñó el ojo la mujer. —Las estoy escuchando—musitó Holly con cara de culo. Ambas se carcajearon. —Por cierto Meg, ¿a dónde van?—inquiró Susie. —Bueno, es una boda donde la mujer es Américana y el esposo a******o, pero los dos hacen una hermosísima pareja, aquí tengo una foto de ellos—buscó en su miniatura de cartera donde guarda un montón de cosas, de perfume, maquillaje, uñas, pestañas postizas, cepillo de diente, para el cabello hasta que finalmente encontró la foto. Se la entregó a Susie, la chica arrugó las cejas, ese hombre de la foto se le hacía familiar más no recordaba de donde. —A ver a la pareja—dijo Holly, Susie le entregó el retrato. Una vez lo tuvo en sus manos se paralizó al ver quien sería el novio de aquella boda que prepararía la comida. Su boca se formó en una O, cuando reconoció a Dann. Los recuerdos sucumbieron en su mente como un huracán, y tan de pronto el aire comenzó a faltarle. No puede ser... Uno de ustedes es el asesino. La esposa de Dann no puede ser el cazador. Sintió un sabor amargo en su boca al recordar momentos junto a Dann, a pesar de que habían transcurrido 10 años, seguía siendo el mismo físicamente desde cuándo lo conoció. Parpadeó un par de veces para recobrar la compostura, sin embargo, remover el pasado le hizo pensar en situaciones que había enterrado. —¿Y?, ¿no son una linda pareja?—preguntó Meghan con curiosidad. —Son hermosos—entrego el retrato a su dueña y se fue a la barra en silencio, Susie percibió un astibo de tristeza en el rostro de su hermana, aunque asumió que ese sentimiento de nostalgia se trataba a que era el cumpleaños de Anna, de su fallecida hermana. —Quieres pastel Meg—inquirió su amiga. Meghan lo dudó. —No gracias, estoy a dieta. Bueno, solo un pedacitito para probar—hizo el gesto de miniatura con sus dedos, la muchacha a su lado se rió. Después de comer el pastel Meghan las dejó sola; Holly se sentó al lado de su hermana con un semblante sombrío, nostálgico, sus ojos estaban tan aguados que en cualquier momento se le saldrían las lágrimas, su nariz roja, al igual que su boca demostraba un corazón desbocado. —¿Estas triste? Holly no dijo nada, de su pestaña se escurrió una lágrima. —Me imagino que es por... por lo de Anna. Siguió sin decir nada. Susie la abrazó. —Oye... dijimos que dejaríamos el pasado atrás ¿cierto? no tienes porqué estar torturandote de esta manera. —No estoy así por eso—sollozó. —Ya...—la chica trató de pensar que pudo haberle acongojado el corazón a su hermana. Le acarició la espalda con suavidad y su cabello—. Si es por lo de conocer a alguien, no te apresures, Meghan y yo solo bromeabamos. Aunque sí nos gustaría que te dieras la oportunidad con alguien más, pero cuando estés lista. —No es eso Suu—se apartó de los brazos de su hermana. Las lágrimas seguían bajando por sus coloradas mejillas. Susie la miró con condescendencia. —¿Es por el concurso? Negó con la cabeza. —Es que... a donde voy a ir con Meghan es a ... a... Olerfin. Dann se casará, es su matrimonio. En la cabeza de la muchacha le hizo clic al ver la fotografía, de algún lado conocía a ese hombre más no se acordaba, ahora sí tiene claridad de donde lo había visto. Desde que decidieron irse a Munds, Holly nunca había ido a Olerfin, ni mucho menos tener un contacto cercano con los policías que la ayudaron a escapar, para ambas el volver a ese lugar era revivir el pasado que se habían encargado de borrar. —Ya...—se cruzó de brazos—. Creo que el pasado quiere que le hagamos frente Holly. —Ese es el problema, no quiero enfrentarme al pasado, a la pérdida, a el dolor. —Quizás el regresar hará que termines de cerrar tus heridas, incluso, de superar a Richard. Holly se tensionó al escuchar el nombre de Richard. —No puedo... —Si puedes...—puso su mano encima de la de su hermana—. Eres valiente, te haz enfrentado a monstruos, a sombras, a la crueldad del mundo,¿y no vas a poder hacerle frente a tus miedos?, tienes que soltar Holly, tienes que dejar ir a Richard, a ese bebé que por más que lo llores, no regresará. Tienes que salir, vivir, ponerte guapa, sonreír... Algún día volverás a mirar a Olerfin sin que te duela tanto, ahí sabrás que has superado todo. Holly asintió en lágrimas. Susie la abrazó y así duraron un buen rato hasta que entró gente. —Secate las lágrimas llorona—dijo Susie, su hermana sonrió pasándose sus dedos por el rostro. —¿Que vas hacer ahorita? —Voy a la casa, tengo varias cosas por hacer. —Arregla tú habitación Blanqueó los ojos —Sí mamá. Susie salió de la cafetería y caminó todo ese trayecto hasta llegar a su casa. Vio el árbol gigante frente a su residencia y con una sonrisa lo saludó como de costumbre. —¡Hola señor árbol! De su morral sacó las llaves y al introducirla, la puerta se abrió encontrándose en la entrada con un sobre grande amarillo. Lo tomó y acarició el mismo buscando quien lo enviaba y algún código postal, no obstante, el mismo no tenía nada de eso, solo era un pedazo de sobre amarillo que decía con letras gabaratiadas y pequeñas: Susie. Abrió y metió su mano en el mismo encontrándose con una hoja doblada en cuadros, la desdobló maldiciendo en su mente en como pueden doblar un papel de esa manera, hasta que finalmente comenzó a leer el escrito. Feliz primer día de tu infierno Susie. Te sorprenderás quien soy, o como te encontré. Dejame decirte que tu hermana y tú son difíciles de encontrar. Te estarás preguntando quién soy, y eso es lo que hace divertido este juego, porque yo sí sé quien eres, y que tu hermana que se hace llamar Anna en realidad es Holly Campbell. Mi querida Susie, te haz convertido en una adolescente hermosa, te pareces tanto a tu hermana en los tiempos de juventud, siempre con su característico pelo rojo, eso me encanta, que no hayas perdido tu esencia. Por eso pequeña, quiero proponerte un juego, uno donde las decisiones tienen un papel importante, y como todo juego tiene un par de normas. El juego consiste en: te doy 10 días para que descubras mi identidad. Si descubres quién soy, habrás ganado el juego, y te dejaré en paz, o incluso, podrás entregarme a la policía o como mejor te parezca. Si en esos 10 días no logras saber quién soy, entonces, te suicidaras, y si no lo haces, vendré a ti y haré del peor de los infiernos tu vida. Te torturaré hasta el punto de enloquecerte. Las normas de este divertido y magnífico juego son sencillas, nada que no puedas cumplir. 1. Descubrir mi identidad, en caso de que no lo hagas deberás suicidarte. 2. Si no te suicidas, los cercanos a ti sufrirán. 3. Si le cuentas a alguien sobre esta carta, te mataré de inmediato. 4. En los juego solo el mejor gana. Tú y tú hermana tienen una deuda conmigo, y ya es hora de cobrarmela. Ya sabes... si pierdes el juego te suicidas, no tienes porqué tus seres queridos sufrir las consecuencias. Ellos vivirán su vida como la ven, hermosa, y divertida, pero... si decides romper las reglas del juego, entonces, ellos enfrentarán lo cruel que puede ser la vida cuando te cruzas con la persona equivocada TIC tac, TIC tac Susie. ¡Es tu decisión! Son 10 dias Susie, después de esos 10 días, seré imparable e implacable contigo. Por cierto, si alguien o la policía se entera de esta carta o de mi contacto contigo, juro que te mataré de inmediato. Respeta las normas del juego y que gane el mejor jugador. ¡Es tu decisión! Que comience el juego. Firma: ANONIMO. ☆☆☆ HOLA A TODOS LO QUE LEEN ESTA HIDTORIA. AQUI LES DEJO EL PRIMER CAPITULO DE ESTA NOVELA. A PARTIR DE AQUI HAREMOS UN VIAJE JUNTO A SUSIE A DESCUBRIR QUIEN ES ANONIMO, ADEMAS, DE JUGAR JUNTO A ELLA LO QUE ESTE SOSPECHOSO LE TIENE PREPARADO. SI YA TE ADENTRASTE A ESTA HISTORIA, ENTONCES TE PIDO QUE TE QUEDES HASTA EL FINAL. SIN MAS NADA QUE DECIR. FELIZ NOCHE ESTRELLITAS.
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