XI

797 Words
Holly guardaba silencio mientras que Meghan finiquitaba los detalles de la decoración de la boda. La mujer era hermosa sin duda, tenía un pelo n***o liso, una falda larga, y una chaqueta de cuero. Estaba perfectamente maquillada con unas uñas en forma de garras. Holly ya había hecho sus anotaciones, tenía que preparar un sin número de postre, pastel, plato salado, dulces, galletas, y incluso la bebida. Sin duda, Dann estaba botando la casa por la ventana con este matrimonio, supuso que el a******o estaría súper enamorado como para hacer un fiestón. Meghan seguía conversando, Holly miraba por la ventana la nieve que estaba apenas esparciendose por la carretera. Vio el fantasma de Sam saludarle, y eso la estremeció. Apartó sus ojos de inmediato del cristal y sacó su teléfono, no había señales de Susie. Le escribió un masaje: Llamame, estoy preocupada. ¿Estas bien? Inspiró hondo, cuando observó por la ventana como un auto se estacionaba en el parqueadero. Acontinuacion, Dann nada más ni nada menos se bajaba del vehículo, a su lado había una chica como de la edad de Susie, supuso que era su hija. Holly sintió como el corazón se le aceleró, como la respiración se le acortaba y le mortificaba la idea de que Dann la viera. Tanto eran sus nervios que tuvo ganas de hacer pipí, en ese momento, fue consciente de que estaba temblando, había pasado tanto tiempo, unos 10 años desde lo ocurrido. Quiso moverse, pero el miedo, la voz de Dann que reconoció a la perfección la dejó estática. —¡Buenas!—saludó. La mujer al lado de Meghan se levantó con una sonrisa de oreja a oreja. Meghan también se puso en pie y Holly se quedó paralizada en su asiento. —Amor—le dió un beso en los labios—. Te presento a la mejor decoradora—. Meghan... Meghan le extendió la mano con cortesía —Un gusto de conocerle señor. —Soy Dan, ella es mi hija—presentó a la adolescente a su lado, la chica hizo un mohin de desagrado con su boca. —Un placer—levantó la mano Meghan para saludarla de lejos, como si fuera un perro que si se acercaba mucho la morderia. La actitud de la muchachita era obvia, no le agradable la idea de que su padre se volvería a casar. —Ella es...—a Holly estuvo a punto de salirse el corazón—. Es Anna, la que hará los postres. —Un placer... Holly se puso en pie, y al mirarse cara a cara, Dann se quedó paralizado como si recordara en donde ese rostro se le hacía familiar. De inmediato, su mente lo llevó a un pasado que con dolor también recordaba, a una pelirroja que había protegido del cazador. No obstante, disimuló, fingió que no sabía quién era. —Un placer Anna—rectificó. Holly quedó anonadada. ¿Tanto había cambiado? seguia siendo la misma a la que un día refugió en la casa, más Dann no la había reconocido. Susie tenía razón, todo Olerfin la olvidó. —Un placer...—dijo con timidez. Rápidamente, la conversación giró en torno al matrimonio, y Holly no pudo evitar contemplar a Dann. Habían pasado 10 años pero seguía manteniendo su juventud. Su pelo n***o estaba con mucho gel peinado a un lado. No tenía el traje usual que había visto todos los días hace 10 años atrás, al contrario, su atuendo era una camisa con cuello casual y unos jeans, se veía juvenil, feliz. La hija era el vivo reflejo de su madre, de aquella mujer que anónimo o Monica usó para llevar a cabo su venganza. Era como revivir la escena del baño. Por alguna razón, Holly estaba incómoda, necesitaba aire y salir de ese lugar o vomitaria frente a todos. —Con permiso—se disculpó—.Tengo una llamada importante—fingió la vieja confiable de la llamada cuando quieres escapar de una situación incómoda. Salió. Respiró hondo, inspiró también. Todo Olerfin le proporcionaba nostalgia, dolor, recuerdos. Si recordar era vivir, también el recordar era sinónimo de sufrir. No todos vivíamos un cielo en la vida, a otros, le tocaba el mismísimo infierno, incluso, hasta enfrentarse con diablos. Miró su celular, no había respuesta de Susie, eso la desesperada aún más. —¿Esta bien señora?—le preguntó una voz. Holly se volteó lentamente, y para su sorpresa esa voz que no reconoció la hizo enfrentarse a otra persona que si la recordaba a la perfección. —¿Holly?—pronunció su voz con precisión. Era el mismo... las mismas gafas, no había bajado nada de peso. Tenia canas por algunos lados de su pelo. —Jimmy... ☆☆☆ Griteeeen... veremos a los viejos personajes en acción.
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