Tanner me despertó dos veces más durante la noche. La primera vez, estaba erecto detrás de mí, intentando penetrarme por detrás. Levanté la pierna derecha y lo ayudé a llenarme. Hicimos el amor de forma lánguida y relajada, tumbados de lado. Su mano rodeaba mi pecho derecho, jugueteando con mi pezón, pero no pensé que llegaría al orgasmo. No podía llegar muy profundo desde esta posición y no tocaba esos puntos dentro o sobre mí que normalmente me llevarían al clímax, pero estaba perfectamente contenta de dejarlo tenerlo. Me bastaba con tenerlo dentro, embistiendo lentamente. No iba a ser. "Tócate", me susurró al oído. "Haz que te corras". "No necesito tener un orgasmo, cariño", respondí, extendiendo mi mano hacia atrás para ponerla en su cabello donde descansaba su cabeza, besando mi cue

