He podido descansar un poco, aunque esa llamada de Francisco me descolocó, no le daré el poder de dañar mi felicidad una vez más, él no tiene cabida en nuestra vida, mi hijo y yo emprendimos un nuevo camino y nadie arruinará nuestro bienestar una vez más. Mis ojeras ya van desapareciendo, mi piel se está renovando y mis ojos tienen un brillo particular, ese que desde hace algún tiempo no veía. Me muevo de un lado a otro con ansiedad, por más que desee borrar esa asquerosa imagen de mi mente se me está haciendo difícil, Francisco fue mi amor por siete años, fue mi novio, mi esposo y mi amigo, no me espere una traición tan baja como esa. Limpio algunas de mis lágrimas y cierro los ojos intentando dormir. No lo logre con éxito, ya como es costumbre de Joshua me exige que lo alimente en l

