Prólogo

646 Words
Estoy vestida con un atuendo sexi, intentaré como cada noche que mi marido me haga el amor. Enciendo la luz y lo llamó. —¡Amor! —Me observa de arriba abajo.  —¿Qué quieres?, cubre tu cuerpo con algo decente. —¡Me vestí para ti! —Exclamé con un deje de tristeza en mi voz, sin poder evitarlo un nudo desagradable se forma en mi garganta, sin embargo aún así continúo con la misión, me acuesto a su lado y lo  beso con amor, pasión y deseo. —Estoy cansado, no fue un buen día para mí, el trabajo estuvo pesado Amaia... ¡No insistas! Por favor. —Como quieras —Me duele su desprecio —Siempre es lo mismo contigo, solo me rechazas. —Entiende,  trabajo como burro todo el día mientras tú no haces nada, te la pasas echada. —Cuido de nuestro hijo, ¿Te parece poco lo que hago? Limpio, mantengo tu ropa lavada y planchada, tu comida siempre está en la mesa ¿Es poco? —Recuerda... "Tu hijo"  que no se te olvide que nunca quise tenerlo, fue tu error, ahora asume las consecuencias y mantener la casa pulcra es tu deber como mujer. —Mi hijo no es un error, idiota, te recuerdo que no lo concebí con el dedo, tu responsabilidad también es ayudar. —Olvida el tema, tengo sueño, no quiero seguir con esta conversación inútil que no nos lleva a ninguna parte —Me da la espalda dejando un sinsabor en mi boca. Desistí ante el evidente rechazo, Francisco siempre está cansado, le duele la cabeza o peor aun no reacciona ignorando mi presencia en su totalidad. Salgo de la habitación en dirección a la de mi pequeño hijo, lo observó dormir, él es  inocente de todo —Jamás serás un error, mi chiquilín —lo cobijó bien, beso su frente y salgo de allí dejando la puerta abierta, camino hasta el baño cierro con seguro y me derrumbo a llorar. Silencio mi llanto con mi mano envuelta en una toalla, así se han vuelto la gran mayoría de mis noches, mi llanto ahogado duele de una forma desgarradora, el nudo en mi garganta cada vez se hace más grande, mi hijo jamás será un error para mí, es mi todo, mi mundo, mi gran e incondicional amor y lo defenderé de su propio padre si es posible. Me siento poco atractiva, ignorada, rechazada y poca cosa. Una mujer que no sabe cómo hacer que su marido la posea. Mis deseos por él siguen tan vivos  e intactos como el primer día, anhelo sentir sus besos, sus caricias, su atención y que me haga suya como lo hacía antes. No pierdo las esperanzas que ame a nuestro hijo tanto como lo hago yo, son siete años de matrimonio que no puedo tirar por la borda, lo amo y quiero que nuestra familia sea funcional, mi hijo debe crecer en un hogar estable, seguiré intentando como cada noche hasta conseguirlo. Levanto mi cuerpo del piso donde estaba, me aclaró el rostro con abundante agua, mis ojos están hinchados, rojos y llorosos aún, retiro de mi cuerpo la lencería, anudo mi cabello en un moño alto en forma de cebolla y coloco mi ropa de dormir. Me voy a la cama con un dolor agudo de cabeza y el pecho apretado de tristeza, lo veo dormir plácidamente como si nada ocurriera, mientras que a mí el desconsuelo y las ganas de llorar me invaden nuevamente. Cómo puedes amar tanto a una persona y no ser correspondida de la misma forma, la monotonía, la rutina y los años han hecho estragos en mi matrimonio. Me quiebro fácilmente ante él, Francisco ha sido mi único amor, no es sano que dependa tanto de su afecto y me aferré a una relación que se rompe día tras día.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD