Imperio, Crimen y Amor

Era un día resplandeciente. El cielo estaba precioso, sin ninguna nube que lo empañara, el Sol no calentaba como de costumbre pero esto no era óbice para que este iluminara las calles y la mañana fuese más placentera. Lauren caminaba a paso rápido, feliz de estar de regreso a New York, inundada de un sinfín de recuerdos, casi todos agradables que opacaban todos sus problemas actuales. El pisar suelo norteamericano le alivió la carga emocional que tenía luego de su viaje a Francia, donde presentó un montón de propuestas para mantener el negocio familiar a flote. Con suerte, todas estas fueron aceptadas y ahora contaban con un nuevo convenio en Europa para seguir aumentando los números de las empresas de su padre. No tenía más de tres horas en New York, luego de tomar un super jet privado que la transportó en menos de 6 horas hasta su ciudad natal, a pesar de ser un lujo tenía claro en su mente que era una necesidad debido a su trabajo, su amiga Madison Torres fue la causante de que Lauren tomase esta decisión de gastar semejante cantidad de dinero para volver a casa lo más rápido posible. Luego de que el avión aterrizara, Lauren pasó rápidamente por su equipaje y en menos de lo pensado ya se encontraba en su apartamento que compartía con Madison, su amiga íntima desde la infancia y su mayor confidente. Habiendo desempacado el equipaje, se dispuso a disfrutar una taza de café antes de salir al frio de la calle. Debido a que el día era un poco frio, Lauren optó por un conjunto de dos piezas n***o y tapado que hacía juego, para luego ponerse un pantalón verde de loden, un suéter color vino de cuello tortuga y unas botas tipo cow boy, de cuero un poco rojizo y una capa de loden alemán que había comprado algunos atrás en Berlín, por más que esta fuese muy cómoda, le encantaba realmente por lo impactante que lucía y el impulso que le proporcionaba cada vez que se la ponía. Una vez vestida para el clima de la ciudad, salió del apartamento con intenciones de llamar un taxi, pero después de tantas horas encerrada en un avión se decantó por caminar luego de sentir el aire frio, pensando que este le haría bien. Se detuvo en varios sitios para contemplarlos, para Lauren la ciudad siempre fue muy hermosa, poderosa, desafiante y el lugar más excitante del mundo, siempre y cuando uno tuviera ganas, talento, ambición y un toque de suerte. Todo lo contrario a lo que pensaba su hermano, este la consideraba uno de los peores sitios del mundo, porque desde temprana edad, Matt conoció el lado oscuro y decadente de su ciudad natal, a la par que tuvo conciencia de la corrupción, la crueldad y la pobreza que en New York convivían junto al éxito, los privilegios y las grandes fortunas de familias como la suya. En ese instante, al pensar en su hermano, sintió una punzada de ansiedad que recorrió todo el pecho de Lauren, la falta de respuesta por parte de Matt a sus llamados era lo único que opacaba su felicidad de haber retornado de Francia. Habían pasado varias semanas desde que se pudo comunicar con su hermano, sólo fue a través de su amiga Madison que supo algo de él, pero nada más. En ese instante aprovecho para pedirle a su amiga que si lo volvía a ver que la llamara. Espero me llame hoy, se dijo mientras seguía caminando a paso cada vez más rápido, con la capa flotando tras ella como un orgulloso estandarte. Para todos resultaba impactante verla así vestida, con su cabellera cobriza que reflejaba la luz del sol y parecía una brillante armadura que rodeaba su rostro en forma de corazón. Bastantes hombres la miraron con expresión codiciosa, y algunas mujeres la observaron con admiración mientras ella seguía su camino mirando hacia adelante, rumbo a su oficina. Pero Lauren no tenía conciencia de lo increíble que resultaba, ni de su belleza tan extrema. La vanidad nunca había sido uno de sus defectos, y en la actualidad estaba tan absorbida por su trabajo, preocupaciones y responsabilidades después de la muerte de su padre que no tenía tiempo para arreglarse o prestarle demasiada atención a su aspecto. Al llegar a la calle donde se situaba su oficina, dobló hacía la puerta del edificio y entró sin más dilación. Tenía que arreglar un par de contratos que dejó pendientes para luego de su retorno, la frase “primero el deber, luego el placer“ jamás había estado tan marcada en su vida como en estos últimos años. Luego de saludar a sus asistentes y la mayoría de sus empleados, pasó directamente a su oficina y cerró la puerta. Lauren era muy querida al igual que su padre, su simpatía era un aspecto que la caracterizaba muchísimo como si se tratase de herencia incluso de actitudes entre su madre y su padre. Realizó un par de llamadas, cumplió sus deberes y cuando estaba por irse recibió una llamada de su tío, el hermano mayor de su padre. No pudo ocultar su sorpresa, así que de inmediato contestó para escuchar que tenía para decirle. -       Muy buenas, hablo con la chica más codiciada de la ciudad — saludó en un tono bromista -       No, ella no se encuentra, pero si gusta le puedo dejar un mensaje — replicó correspondiéndole la broma -       Pequeña Lauren, ¿cómo va todo? -       Hola tío, que gusto saludarte, todo va esplendido, acabo de cerrar un negocio con los Italianos que nos dieron tanto problema — le comentó haciendo referencia a unos conflictos de intereses que tuvieron con una familia de Italianos años atrás, estos aseguraban que el Sr. Blackstone estaba monopolizando todos los negocios en New York dejando a los demás sin oportunidades. -       Esos Italianos, siempre dando problemas, no es nuestra culpa que sean tan lentos -       Últimamente se muestran más colaborativos, pero no confío en ellos realmente -       No se puede confiar en nadie pequeña Lauren, menos en este mundo -       Además, dicen las malas lenguas que esa gente hace parte de alguna mafia -       No me sorprendería — dijo para luego abordar la razón por la cual llamaba — Lauren, a raíz de lo que sucedió con tu padre siento que es poco conveniente que sigas trasladándote sola por la ciudad -       ¿Ahora quieres ponerme una niñera? Ya estoy bastante mayor para eso — respondió mostrándose bastante negativa ante las insinuaciones de su tio -       Lauren, por favor escúchame — le pidió en un tono de voz más calmado — te lo digo porque aún sigue siendo un misterio porque murió mi hermano, lo mejor es protegernos ya que no sabemos si somos un blanco fácil para… -       ¿Para quién? ¿Para la mafia? — replicó antes de que este terminara de hablar -       Sí, lo quieras creer o no debemos cuidarnos, así que en los próximos días irá un chico llamado Kyle Mendez, es un ex agente de la CIA que ahora trabaja como guardaespaldas — informó sin esperar que su sobrina respondiera — el te acompañara de ahora en adelante, hablamos después. Su tío colgó la llamada antes de que Lauren se negara nuevamente, esta dejó su celular en el escritorio y suspiró, le parecía absurdo que no la dejaran opinar con respecto a esas decisiones, ya no era una niña y sabia cuidarse sola, en su mente no cabia la posibilidad de que a su padre lo hubiese asesinado la mafia por alguna razón, pero mientras el caso estuviese inconcluso, todo era posible. Luego de pasar el mal rato y su enojo se disipara un poco, se levantó de la silla y volvió a salir de la oficina para irse a distraer comprándole algo a su amiga Madison como muestra de agradecimiento por estar atenta a las cosas que dejó pendiente y no podía confiarle a nadie, solo a ella, su íntima amiga. Al pasar por la zona de recepción, donde se encontraba su secretaria, se cruzó con un chico alto, de tez morena que llamó su atención de inmediato, al pasar a su lado pudo sentir su perfume, algo que la cautivó también, se le hizo extraño que un chico así estuviese allí ya que la mayoría de su personal eran chicas, a lo mejor era la pareja de una de sus empleadas, pensó, pero mientras creaba hipótesis en su cabeza se dirigía al ascensor, una vez allí y al entrar se giró para volver a darle un vistazo al apuesto hombre que se encontraba platicando con la secretaria, justo antes de que la puerta del elevador se cerrara, este la miró y le guiño el ojo, dejándola totalmente sin palabras y sin poder actuar luego de que quedara encerrada. A pesar de su intriga, se rio ante tal acción osada y atrevida del chico, muy astuto, pensó de nuevo, aprovechó ese breve instante para lanzarle un guiño y sin recibir ningún tipo de reacción, algo inteligente, ya que si esto le molestaba a Lauren, no podría demostrárselo porque quedó totalmente frustrada al quedarse encerrada en el elevador. Al llegar a la planta baja, salió del edificio. Era el 14 de noviembre, y todavía faltaba un montón para Navidad, pero ya esta se sentía en el ambiente, las vidrieras y en las luces que estaban instalando en las calles de Manhattan. Al girar en la esquina, notó que la quinta avenida estaba decorada en su totalidad. Sonrió para sus adentros y se apresuró para ir a la tienda, recordando que debía tener un detalle con su amiga, esto de comprar regalos le emocionaba porque le recordaba a su niñez, cuando su madre la llevaba de paseo junto con su hermano por todas las calles de New York comprando decoraciones navideñas y sus regalos. La madre de Lauren murió a causa de un cáncer fulminante, cuando Lauren tenía veintisiete años, y recuerda muy bien los detalles de todo esto, el día siguiente del velorio y el entierro era un domingo, ese día decidió ir sola a almorzar a un restaurante bastante lujoso. Sabía que haciendo todas estas actividades como atravesar Manhattan, comer en el restaurante favorito de su madre, traía al menos unos breves momentos para recordarla. Pero estaba tan ahogada por el dolor que ni siquiera pudo comer el postre, y permaneció mirando fijo el pie de limón que había ordenado con las mejillas bañadas en lágrimas, llena de dolor y extrañando inmensamente a su madre. A pesar de que ya hacían varios años de este suceso, Lauren aún pensaba en ella con frecuencia. Su madre formaba parte de su ser, habitaba un lugar muy especial en su corazón y mientras Lauren viviera, ella también estaría viva, porque en su léxico no existía ninguna palabra parecida a la muerte. Y guardaba en su interior todos esos recuerdos maravillosos que le proporcionaban fuerza y consuelo cuando se sentía sola o triste. Era imposible no sentirse afortunada de haber nacido en una familia como la Blackstone. En ese momento volvió a recordar a Matt, se preguntó que comprarle para navidad también, así que teniéndolo en mente decidió aprovechar su salida para comprarle algo también a su adorado hermano. Cuando cruzó la avenida, en la esquina de la calle había una tienda nueva que tomó por sorpresa a Lauren, así que entró. Después de recorrer la tienda durante una media hora, eligió en la sección de joyería un par de aros muy poco comunes, en forma de flor, en piedras de colores pastel, así que los compró para Madison. Luego de hacer estas compras, abandonó la tienda y se dirigió a otra tienda que tenía en mente. Al pisar la quinta avenida nuevamente, tuvo la sensación de que hacía más frio, estaba feliz de haberse puesto aquella capa que la estaba manteniendo caliente. Pero de inmediato apresuró su camino pues quería terminar de realizar las compras y volver al apartamento por si en algún momento llamaba Matt. La última tienda a la que entró fue GAP, eran los lugares más indicados para comprar remeras y jeans, era la favorita de Lauren ya que allí podía comprar cualquier cosa y todo era de su gusto. Allí compró todo lo necesario para ella y compró un par de remeras para Madison y su hermano para finalizar su día.