AUSTIN
¡Sus ojos! Mierda, ¿qué puedo hacer? Pese al miedo que siento me mantengo en silencio y sin moverme, incluso tengo miedo de respirar. No sé si el daño recibido en el viaje ha causado algún defecto de identidad, podría convertirse en un Doll violento, aunque no estoy seguro si esto es cierto. Lo vi en una película, y no está de más ser precavidos.
El human Doll se sentó de pronto. Su rostro está tan cerca del mío que no puedo evitar dejar escapar un sonido parecido a un grito, pero logro amortiguarlo con mis manos. No parpadeo, son los ojos más negros que jamás he visto, su cabello oscuro combina a la perfección con esos ojos, su piel blanca hace que sus labios rosados sobresalgan a pesar de su palidez. Es un bello Doll, por creaciones así la compañía Lutz es la líder mundial.
Su respiración artificial golpea de pronto en mi cara, sacándome de mi ensimismamiento. ¿Él me está viendo? No lo parece, mira a un punto fijo frente a mí, pero sin mirarme realmente, no parece percatarse de mi presencia. ¿Ahora qué haré yo con un Human Doll? Ni siquiera puedo con mi propia vida. Esto está muy mal.
Fuera, en la calle un conductor hizo sonar el claxon de su auto, pese a que estaba lejos fue suficiente para captar la atención de ese Doll. Jayden, ¿así es como se llama? Ha girado con rapidez hacia el ruido ocasionado por el tráfico, de alguna manera se ve asustado. Los Human Doll se caracterizan por desarrollar sentimientos, en ese momento un sentimiento de miedo se apodera de él, lo que todavía no entiendo es cómo no puede verme, ¿tengo que activar su visión en alguna parte?
—¡Oye, chico! Tienes un paquete.
El grito de afuera, seguido por golpes en mi puerta fue suficiente para sobresaltar al Doll, por desgracia golpeamos nuestras frentes tan fuertemente que me es inevitable no gritar.
—¡Auch! —me sobé, el Doll agudiza sus sentidos y se mantiene quieto, curioso por el ruido que acababa de salir de mí—. Espera aquí.
Susurro. Él solo se limita a parpadear mientras ve al frente. Me levanto y corro a la entrada.
El portero es quien se encargaba de recoger los paquetes en caso de que los residentes no estén en su departamento. Yo he encargado hace tres días un juego de lentes que me permite ver circuitos demasiado pequeños, algo así como un microscopio, pero en gafas.
—Llegó esta mañana.
—Gracias por recogerlo, Bill. Nos vemos —le cierro la puerta en la cara, algo descortés por mi parte, lo sé.
Lanzo el paquete hacia el sillón. El Doll sigue donde lo dejé, utilizando su oído para saber dónde estoy ahora.
Las cosas han tomado un rumbo inesperado, no pensé que el Human Doll realmente funcionara, es grandioso y a la vez malo. Necesito buscar información al respecto, tal vez puedo utilizar su brazo para mi experimento de la escuela, pero no estoy seguro si este tipo de robots pueden ser desarmados así de sencillo.
—¿Cómo te llamas? —me atrevo a preguntar. Él mira a mi dirección, guiándose por el sonido de mi voz.
—Jayden —Vaya, es una voz nada robótica, incluso podía decirse que suave.
—¿No puedes ver?, ¿necesitas que active algo en ti para que tu vista funcione?
—Podría tratarse de una falla, mis pruebas finales fueron positivas —pasa sus manos por la caja donde descansaba—. Memorizaré cada rincón de su casa, amo. Así no daré problemas.
—¿Amo? —eso no, nada de amo.
—Usted me activó, él dijo que se registraría la voz que dijera mi nombre. Es mi amo.
—Escucha, yo no soy tu amo. ¿Entendido? —Tal vez estoy siendo un poco duro, me percato por el repentino temblor—. Solo tengo dieciocho años, soy un estudiante universitario que vive en un departamento pequeño, de una beca y de lo que le dejó su madre antes de morir. Jamás fue mi intención comprarte, solo ocupo una pieza para mi trabajo escolar, eso es todo —suspiro audiblemente—. ¿Debería regresarte?
—¿Va a desecharme?, ¿es por qué estoy defectuoso?
Impresionante. Puedo ver tristeza mezclada con miedo y me siento culpable. Él parece una persona real. Niego con la cabeza, es solo un muñeco, no está vivo. Solo necesito ese brazo, ¿dónde se desconecta esta cosa?
—No es nada personal, pero no tengo espacio ni dinero para mantenerte, ¿entiendes? Cometí un error al traerte aquí, a veces me dejo llevar por mis… deseos científicos, te desconectaré y cuando vuelvan a prenderte tendrás otro dueño. Yo buscaré un brazo en otra parte. —Él no se mueve de su sitio, así que me acerqué y lo obligué a colocarse en la caja—. ¿Sabes dónde apagarte?
Niega con la cabeza. Esto no está nada bien.
—Investigaré. Tú, no te muevas de aquí.
Pronto estuve sumergido en páginas de internet que hablan del cuidado de los Human Doll. Que también pueden decirse Human-D, Descubrí, en mi investigación que yo los llamo erróneamente H-Doll, da igual, es más corto. No necesitan ningún tipo de recarga en todo su ciclo de vida, tampoco comen, solo se deben bañar como cualquier persona ya que estos son resistentes al agua, e incluso su cuerpo contiene agua en pequeñas cantidades para simular lágrimas o saliva.
Leí también que todos tienen un número único de identificación, y es el que los activa, lo cual me parece extraño, pues el que tengo ahora en casa se ha activado con un nombre, no con un número. Una vez que se activa es difícil volverlo a apagar, solo la compañía tiene acceso a ello, esto no me agrada, no hay manera. El Human Doll puede dejarse en estado de hibernación por un periodo de tiempo, nada más. No hay manera incluso de venderlo, como yo lo he activado solo me reconoce a mí como su único dueño.
Suspiro con pesadez, ¿qué voy a hacer con un muñeco andante por toda la casa? No puedo llevarlo conmigo, pero tampoco quiero dejarlo aquí en mi casa y que haga un desastre, ¿estando defectuoso qué más podía hacer? Después de una hora de investigación decido resignarme, ya veré qué hacer mañana, ya es tarde y no he avanzado nada en mi trabajo de la Universidad.
Cuando regreso a la sala me sorprende verlo en la misma posición de cuando lo dejé, incluso mira a un punto fijo sin parpadear siquiera. Suena aterrador.
Un momento, ¿ha seguido mi indicación al pie de la letra? “Tú, no te muevas de aquí”. Debo ser más cuidadoso con mis palabras.
—Parece que no puedo desconectarte. —Me cruzo de brazos mientras veo al muñeco dentro de su caja—. Vivo solo y por la mañana asisto a la Universidad. Mañana no hay escuela, pero debo ir por un trabajo de investigación, así que tendrás que quedarte aquí solo. No quiero que vayas a salir o encender algo, solo siéntate en algún lado y espérame. Después de la escuela vendré por ti para pedir ayuda a alguien. ¿Lo entiendes?
—Sí, amo —responde al instante.
—No me llames amo, soy Austin —Aclaro mi garganta—. ¿Duermes?
—Sí.
—Bien, No tengo más camas, así que deberás dormir en tu estuche por hoy, ¿es incómodo para ti?
—No.
—Correcto, duerme entonces. —Sé que me estoy comportando muy frío, pero no sé cómo hablar con un Doll, es decir, no son realmente humanos, ¿de qué cosas se pueden hablar con un muñeco?
Toda mi vida me ha costado hacer amigos, tengo unos pocos nada más, podría contarlos con una sola mano. Pero al menos tengo la certeza de que ellos no son máquinas creadas por el hombre, son simples humanos como yo, que ríen, se divierten, comen, van al cine; un Doll jamás podrá compararse con un humano, por más que el hombre se empeñe en creer lo contrario. Decido no darle importancia e irme a dormir.
Mañana lo llevaría con Rosco, tal vez él pueda saber de dónde viene ese muñeco y quizá dar con el verdadero dueño. El único problema es que este Human Doll me reconoce como su único dueño, a pesar de que yo no lo he comprado de manera legal. Espero que en un futuro esto no me cause problemas.
Miro el reloj frente a mí, ya he pasado el tiempo suficiente en mi trabajo de investigación, no estoy tranquilo dejando solo a ese Doll en casa. Generalmente me quedo horas extra en la escuela, aquí tengo el equipo del que yo carezco en casa, lo que quiero decir es que en la escuela pueden prestarme las herramientas necesarias para realizar mis proyectos. Pero desde ayer tengo un problema y necesito solucionarlo. Cuando adquirí ese Human Doll defectuoso no sabía en lo que me estaba metiendo, en ese momento no pensé en el lío que podría tener si lo hacía funcionar, ahora necesito volver rápido para poder llevarlo con Rosco y que me ayude a encontrar a su verdadero dueño.
En nuestra Universidad hay un horario fijo, da igual que existan diferentes especializaciones, todos salimos a la misma hora, a no ser que quieras quedarte por voluntad propia. Justo eso hago yo un sábado por la mañana.
—Austin, creí que te vería hasta el lunes ¿Ya te vas? —Peter me alcanza justo en el pasillo.
—Sí, debo solucionar unos pendientes. Nos vemos —. Creo que intentaba decirme algo, pero no quiero perder más el tiempo, ya sería para otra ocasión.
No sé cómo, pero llego a casa en tiempo récord. Miro desde la calle hacia la ventana de mi departamento, fue una suerte no ver humo saliendo de ella, eso significa que el Human Doll no ha tocado nada que pueda causar un incendio. Subo al elevador contando en mi mente, justo al llegar a 22 la puerta se abre y salgo directo hacia la mía. Abro la puerta con dificultad, necesito poner una cerradura táctil o un día me quedaré fuera.
—Ya llegué.
—Bienvenido, amo Austin —me quejo en voz baja, eso es aún peor.
—¿Qué hiciste en mi ausencia?
—Lo esperé sentado tal como dijo, quería ayudarlo a limpiar su…
—No necesito que limpies por mí, además… —miro sus ojos, es un Doll ciego, no puede hacer gran cosa en esa situación— podrías lastimarte. Mejor vámonos, iremos con una persona, ¿no tienes zapatos?
Cierto, cuando lo saqué de la caja estaba descalzo. Sus pies se ven más grandes que los míos, está claro que mi calzado no le quedaría.
—Espera aquí.
Salgo del edificio, cerca de aquí hay una tienda de zapatos. No tengo mucho dinero, y sé que es un gasto no previsto, pero tampoco puedo dejarlo descalzo por ahí. Pago el calzado y regreso de vuelta al departamento. Cuando entro lo encuentro palpando un pequeño trofeo que me dieron en el torneo de ciencias de mi anterior escuela.
—Te compré calzado —se los doy para que los tome, hasta que recuerdo que tengo un Doll ciego. Lo tomo del brazo y obligo a sentarse. Le quedan bien—. Ahora vámonos antes de que se haga tarde.
Al levantarse se golpea con la mesita de la sala, así que muy a mi pesar tengo que tomarlo de la mano y guiarlo hacia la salida. Entramos al elevador y esperamos. Dos pisos abajo se abre de nuevo para dejar entrar a la anciana del 12.
—Austin —me saluda con una sonrisa.
—Buen día, señora Doris.
Noto como ha mirado al Doll esperando que los presente. Estoy seguro de que la señora Doris no tiene idea de que se trata de un Human Doll, inclusive a mí me cuesta creerlo, se ve tan real que podría pasar como un humano fácilmente, de no ser porque sus mismas acciones lo delatan, pues al no saber mucho de la vida humana puede ser un tanto torpe.
Antes de que la anciana dijera algo más, salimos del elevador en cuanto las puertas se abren. No dejo de tomar la mano de Jayden, no quiero arriesgarme a que le pase algo.
Caminamos por las calles, hoy en día muchos utilizan autos, así que no hay tantas personas en las calles como solía decir mamá. Igual, Jayden se las arregló para chocar hombros con algunas de ellas.
—Ya casi llegamos —dijo luego de unos minutos. Siento como aprieta más mi mano.
Rosco abre los sábados. Cuando entro al establecimiento lo encuentro limpiando algunas herramientas con un trapo viejo y manchado.
—Rosco. —El hombre mira a nuestra dirección, tal vez pensando por qué estoy ahí nuevamente.
—¿Austin?, ¿qué haces aquí?, ¿olvidaste algo ayer? —Entonces sus ojos captan al Doll, mucho más alto que yo sujetando mi mano y mirando al vacío—. Él es…
—Lo pude encender ayer, no creí que de verdad pudiera lograrlo. Yo solo quería su brazo, pero me di cuenta de que cometí un error. Vine para entregártelo —me suelto de su agarre y doy un paso atrás. El Human Doll se ve bastante tenso.
Rosco lo observa con total atención, luce muy sorprendido, lo que me indica que probablemente es la primera vez que ve uno tan cerca. Entonces descubre el defecto.
—Está ciego.
—Solo un poquito.
—Nadie querría un Doll ciego ni aunque lo regalaras. Lo siento, genio, pero no hay devoluciones.
—Pero, ¿qué haré con él? Ni siquiera puedo tener sus piezas —No, no quiero tenerlo, no puedo.
—Si tanto quieres deshacerte de él, quémalo en la caldera —Rosco apunta hacia una puerta de acero vieja y oxidada. Me quedo analizando sus palabras, ¿quemarlo?, eso es…
De pronto el muñeco retrocede unos pasos, comienza a dar vueltas y tantear con sus manos. Luce asustado, muy asustado. Esos ojos, aunque no pueden ver nada, sí reflejan claramente el miedo, un completo pánico; él me está buscando y yo solo puedo quedarme de pie sin ofrecerle mi ayuda.
Culpa, siento verdadera culpa, ¿cómo puede ser que algo que no es real tenga tal emoción como el miedo?
Esas manos moviéndose de un lado a otro intentan encontrarme. Y yo… ¿Qué debo hacer?
Maldición, no puedo hacerlo. Me apresuro a tomarlo de la mano antes de que se altere más. No sé cómo, pero ahora tendré que lidiármelas para vivir con un Human Doll en mi pequeño departamento.
—Vamos, Jayden. Volvamos a casa.