El agua caliente se deslizó sobre mi piel mientras me sumergía más profundamente en la bañera, rodeada de un suave aroma a lavanda y sales minerales. Había esperado todo el día por este momento, un rato de paz solo para mí. El trabajo había sido intenso, y últimamente, me sentía más agotada de lo normal. Las clases de danza aérea, aunque emocionantes, también me habían dejado más adolorida de lo que esperaba. Este baño era mi santuario, mi espacio para desconectar de todo. Cerré los ojos y dejé que el calor relajará mis músculos tensos. Mi mente, sin embargo, no se desconectaba tan fácilmente. Entre los múltiples proyectos de la empresa y las salidas ocasionales con Alicia, no había tenido mucho tiempo para pensar. Pero en este momento de calma, no pude evitar que mi mente divaga hacia Al

