CAPÍTULO 3 "EMPODERADA"

1309 Words
Mi nuevo tatuaje dolía muchísimo. Recuerdo que esa noche no pude dormir debido a esa incomodidad que me causaba, pero al saber que era mi único boleto para estar con Andrés Ferraresi sentía que valía la pena. Aun así debía mantenerlo oculto de mis padres puesto que seguramente me matarían al verlo. La mañana siguiente llegó con un sol radiante que resultaba ideal para una fiesta en la piscina. Encontrar un traje de baño que pudiera quedarme bien teniendo la figura que tenía en aquellos años, era toda una proeza. Gracias a Dios contaba con la ayuda de mi mejor amiga, a pesar de que ella nunca estuvo de acuerdo con mi tatuaje debido a la palabra que decía, yo intenté explicarle que solamente era un acrónimo cuyo significado era muy distinto. Sin embargo nunca me abandonó, además que pudiera acompañarme ese día era toda una bendición, de esa manera no me sentiría sola en un día tan especial, en el cuál debía consagrarme como la nueva chica más popular de toda la escuela. Fue muy difícil convencerme a mí misma de usar ese traje de baño, pero cumplía con el objetivo principal que era exhibir aquella palabra en mi espalda. Lo peor del caso era que realmente esperaba causar furor en todos los asistentes de ese lugar. Para lograr salir de mi casa con vida, me ví en la obligación de usar un abrigo en pleno día soleado, ya saben el tipo de locuras que cometemos cuando somos adolescentes. Al llegar al lugar dónde se celebraba la fiesta, nos detuvimos un momento para practicar mi entrada triunfal. Estaba decidida que debía ser algo espectacular, que impactara a todos los presentes dejándolos boquiabiertos mientras les mostraba mi flamante tatuaje. Stella, mi fiel compañera. Estuvo conmigo en todo momento, apoyándome en cada una de mis tonterías, incluso cuando ella las desaprobaba. El momento de brillar había llegado. Absolutamente nadie podría pararme ese día, esa fiesta sería el inicio de una nueva yo, y debía comenzar por todo lo alto. Abrí la pequeña puerta de madera que complementaba la cerca del jardín para ingresar como toda una reina, si se suponía que me convertiría en la chica más popular de la escuela, debía actuar como tal. El verde pasto resplandecía cuando los rayos del sol se reflejaban en el rocío sobre las delgadas hojas. Todos disfrutaban agrupados cerca de la piscina, bailando al ritmo de esa música que hacía retumbar todo el piso bajo nuestros pies. Todo iba genial hasta que se percataron de mi presencia. Inmediatamente un silencio impresionante se apoderó del lugar cuando incluso hasta la fuerte música fue enmudecida. No hubo uno sólo de esos chicos, y chicas que no voltearan a verme de forma automática. Casi se podría decir que me esperaban con ansias. Personalmente lo tomé como una señal de aceptación, quizás porque era la primera vez en mi vida que tenía la atención de tantas personas al mismo tiempo. Aunque rápidamente pude percatarme de los susurros entre sí que crecían paulatinamente. Comencé a llenarme de dudas acerca de seguir con esa locura, o salir corriendo de ese lugar. Hubiera optado por la segunda opción de no haber sido por que ví el rostro de Andrés Ferraresi entre ese pequeño tumulto de gente reunida cerca de la alberca. Recuperé la confianza en mí misma al verlo hacerme una seña con su mano para que me acercara hasta él. Las chicas y chicos allí presentes comenzaron a reír de manera inesperada mientras yo trataba de recordar esa forma glamurosa de caminar que mi amiga me enseñó para impactar en la mentes de todos exhibiendo ese descomunal tatuaje en mi hombro. Lo que jamás imaginé fue lo chistosa que me veía cuando todo el exceso de piel, y grasa en mi cuerpo se movía visiblemente sacudiendo un poco el traje de baño que traía puesto. Sin embargo continué sin que nada me importara mientras mi amiga me observaba hacer el ridículo desde la cerca de madera. — ¡El tatuaje! — pude leer claramente en sus labios mientras me sugería con sus deseos que girara mi cuerpo para mostrarlo. Como podrán imaginar. Cumplí todos sus caprichos volteando mi cuerpo para que todos pudieran continuar muriendo de la risa hasta revolcarse en el suelo al ver que mi espalda decía "FEA" en letras mayúsculas, y no "FOR EVER ANDRÉS" como ingenuamente creí en algún momento. Mi mundo terminó de caerse en pedazos cuando ví que incluso el mismo Andrés reía a carcajadas mientras que su mejor amigo Nataniel le entregaba un efectivo en sus manos. En ese preciso momento entendí con amargura que todo el tiempo se trató de una simple apuesta. La gota que derramó el vaso, fue ver el beso en efecto de cámara lenta entre Andrés y la organizadora de la fiesta, Britany Sterman. Ella era su novia realmente, algo que obviamente yo no lo sabía hasta ese momento. Sus risas hacían eco en mi cabeza, haciéndome sentir totalmente aturdida. Intenté correr, solamente podía pensar en salir corriendo de ese infernal lugar para huir de sus burlas, y ofensas. Sin embargo no contaba con que mis piernas fallarían ocasionado que cayera aparatosamente sobre el césped. Ese fue el peor instante de mi vida. Allí tocando fondo literalmente, desparramada sobre el suelo de esa elegante casa para ser el hazmerreír de todos esos jóvenes malintencionados que se revolcaban de risa, algunos golpeaban con fuerza el piso de madera que rodeaba sin poder soportar el ataque de carcajadas que yo les había provocado. Sería mi mejor amiga Stella, quién entraría como ángel de la guarda para ayudame a salir de esa incómoda situación prestando su hombro para que pudiera apoyarme. Y ese fue el fin de ese nefasto día. Obviamente los años pasaron para todos. Yo tuve que aguantar sus burlas, y bromas durante el resto del año escolar. Mis padres casi me matan al enterarse de mi tatuaje, sin embargo le aseguré que haría lo imposible para lograr que estuvieran orgullosos de mí. Me fuí al extranjero para estudiar en las mejores universidades, me volví una fanática de ser mejor cada vez. Superarme se volvió todo un vicio. Entrené fuertemente día y noche, haciendo las dietas que nadie quería hacer. Justo cuando sentía que estaba a punto de rendirme, antes de tirar la toalla, veía nuevamente ese horrible tatuaje en mi espalda echando un vistazo al espejo, eso era suficiente aliciente para llenarme del valor que me ayudaba a seguir. Siempre seguía la vida de esas personas que marcaron mi vida de esa manera tan vil, y cobarde. Andrés Ferraresi se casó con Britany Sterman. Ambos viven en una cómoda casa al sur de la capital, tienen dos hermosos hijos. Andrés actualmente acaba de recibir el cargo de gerente general en una empresa de seguros llamada AFRODITE SEGUROS C.A. en dónde casualmente también laboraba su mejor amigo Nataniel Podman. Era justo allí dónde tenía la mirilla puesta. No descansé hasta ser la mejor, graduarme con honores en todos mis clases, y maestrías. También logré la hazaña de moldear mi cuerpo, ahora era un mujer con un cuerpo exuberante. Me transformé en una rubia despampanante con una figura de ensueño. Además cambié mi nombre, a partir de ahora sería conocida como Cristal Montenegro. La sabiduría que obtuve en todos esos años de arduos estudios me llevó a cerrar negocios espectaculares que me dejaron ganancias multimillonarias. Dinero el cuál usaría para comprar gran parte de las acciones de una empresa... ¡Si!, adivinaron. Ahora era la segunda socia con más poder en la empresa AFRODITE SEGUROS C.A. el gran día de presentarme en las oficinas como su nueva jefa estaba por llegar, no podía aguantar las ansias de hacer su vidas miserables, claro, siempre con clase e ironía. Esos primates no tenían ni idea de lo que les esperaba.
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