CAPÍTULO 2 "EL TATUAJE"

1138 Words
Había esperado ese día sábado con muchas ansias todo lo que restaba de la semana. Tuve que haberme probado al menos unos quince atuendos diferentes buscando el indicado para acompañar a ese hombre que pensaba, era el chico de mis sueños. El problema más grande siempre fue mi talla. Cuando tienes la contextura que yo tenía en aquel momento, siempre es difícil encontrar ropa perfecta para una ocasión especial. Mis enormes brazos, rollos abdominales, y peso excedido, asesinaban cualquier pizca de seguridad que hubiera dentro de mí. Por suerte tenía esa buena amiga a mi lado, la cuál siempre encontraba la forma para devolver esa autoestima tan escasa en mi ser. El gran día finalmente llegó después de tanta espera. El look por el cuál terminamos apostando, sería un hermoso vestido fucsia de flores blancas elaborado a mano por mi propia madre. Trataba de convencerme con la idea de que no debería afectarme las burlas malintencionadas de personas horribles capaces de disfrutar mientras hacían sufrir a otros, riendo de mi manera de vestir, pero la triste realidad era que si dolía cada una de ellas. Sin embargo ese día decidí que todo sería perfecto, nadie podría dañar mi cita soñada con Andrés Ferraresi. La cita fue realmente algo muy sencillo. Un simple paseo a través del parque pudiera parecer para cualquier persona un plan bastante rutinario, sin embargo para mí era lo máximo. Ese día los pájaros en los árboles cantaban mucho más alto, y bonito, el solo brillaba con un esplendor mucho más especial esa mañana, los niños se veían mucho más alegres que de costumbre, todo es hermoso cuando te sientes bien. Andrés por su parte parecía estar un poco distraído, recuerdo que me esforzaba bastante para sacarle conversación inventando todo tema que se pudiera ocurrir, todo eso con la intención de no aburrirle. Los gigantescos árboles de fondo se contorneaban al ritmo de la brisa refrescante que soplaba. Jamás esperé que al final del recorrido, frenara repentinamente para voltear a verme muy seriamente, y decirme. — ¡Samantah! — dijo inesperadamente mientras tomaba mis hombros con sus fuertes manos, yo solamente lo veía a los ojos con una expresión de asombro — ¿te gustaría ser mi novia? En ese momento sentí algo húmedo en mis partes privadas. No tenía ni la menor idea de lo que se trataba, pero me agradaba porque sinceramente se sentía muy bien. — ¡Claro, Andrés.. Siempre he estado enamorada de tí desde preescolar! — tal vez fue su manera tan directa que hablar que permitió que yo también pudiera expresarme sin miedo. — Pero primero necesito una prueba de amor, quiero que me demuestres con hechos, qué realmente me amas — solicitó Andrés colocando condiciones para ese noviazgo que para ese momento era mi deseo más anhelado, solamente podía pensar en que sería la chica más envidiada de toda la escuela. — ¡Está bien! — exclamé aceptando para luego cerrar mis ojos y levantar mis labios dejándolos listos para un apasionado beso. — Oh por Dios... ¡¡Nooo!! — expresó Andrés en voz alta soltando mis hombros rápidamente — me refería a algo más... "Material", algo como un tatuaje. — ¿Un tatuaje? — la expresión en mi rostro no tuvo precio. Simplemente pensar en el regaño de mis padres al saber que me tatué, sería épico. Sin embargo todo valdría la pena por ser la chica más popular de todo el instituto al ser la novia de Andrés Ferraresi — está bien Andrés, acepto. Me haré ese tatuaje. — ¿En serio? — Andrés estaba entusiasmado con mi respuesta — ¡eres una chica muy inteligente, Samantah. Vamos, yo conozco una tienda de tatuajes muy cerca. Tomó mi brazo y me llevó consigo hasta un local ubicado unas cuantas calles más abajo del parque dónde nos encontrábamos. En todo el camino trataba de convencerme a mí misma que era una idea genial, o que al menos valdría la pena. Sin embargo no dejaba de parecerme una pésima idea hacer algo como eso, pero ya había llegado demasiado lejos para renunciar, esto debía hacerlo a como diera lugar. Entramos en esa pequeña tienda, mi primera impresión de ese lugar fue notar que la higiene no era de su mayor interés, las cucarachas podían verse caminar libremente hasta debajo de las puertas mientras que un hombre obeso yacía sentado mostrando parte de su trasero al mismo tiempo que tatuaba el brazo de un sujeto intimidante. — ¿Estás seguro de esto? — pregunté dudosa tomando el brazo de Andrés. — Completamente seguro — afirmó sonriendo — tranquila, mi amigo Nacho es todo un profesional en el arte del tatuaje. — ¿Y... Tienes algún tatuaje en mente? — traté de disimular mis nervios cambiando de tema mientras tragaba con mucha dificultad. — Algo muy original, tengo pensando el mejor de los tatuajes solo para nuestro noviazgo — aseguró Andrés — quiero en tu espalda, la frase "Forever Andrés", pero quiero que sea un acrónimo. Es decir, F,E,A... ¿qué te parece? — ¡Me parece genial! — hoy en día estoy completamente de una teoría muy íntima que tengo, y es que sospecho qué en esos años mis cerebro era del tamaño de un cacahuete. Mi mayor prueba está en el hecho que me haya parecido estupenda una idea tan absurda. Luego de eso solamente debimos esperar hasta que finalmente fue mi turno. La aguja de esa máquina quemaba mi piel dando vida a ese tatuaje salido de la imaginación de Andrés Ferraresi. Debo confesar que dolió mucho, sin embargo mirar su rostro de satisfacción tras cada letra dibujada, era suficiente aliciente para soportar toda esa tortura. Nacho había terminado, mi tatuaje estaba listo con esa flamante palabra en mi espalda. F.E.A. podía leer muy cerca de mi hombro derecho para alegría de Andrés. — ¡Samantah, quedó.. Espectacular! — Andrés estaba maravillado, esa expresión en su rostro me llenaba plenamente de felicidad. No podía creerlo, finalmente lo había conquistado con mi valentía al hacerme el tatuaje de sus sueños — no hay duda, tienes que venir mañana a la fiesta en la casa de Britany Sterman. Será una fiesta alocada en su piscina, quiero que exhibas ese maravilloso tatuaje. — Estaría encantada de ir, solamente quiero llevar conmigo a Stella, mi mejor amiga — propuse tímidamente. — ¿A quién? — Andrés estaba distraído, no dejaba de ver ese tatuaje en mis espalda — si, si claro, trae a quién quieras. Todo estaba pasando demasiado rápido, no podía creer que la suerte que tenía. Pronto dejaría de ser la obesa Samantah Villareal, para convertirme en la envidiada novia del chico más guapo de toda la escuela. No podía esperar para dejarlos a todos impactados con mi magnífico tatuaje en esa fiesta de piscina al día siguiente.
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