EZRA
Él se quedó callado por lo que se sintió como una eternidad, hasta que los ojos llorosos de su amiga finalmente lo convencieron de aceptar lo que probablemente sería la peor decisión de su vida, pero Gema era su mejor amiga y no iba a dejarla cuando lo necesitaba. La dejaría sufrir unos segundos más, porque eso hacían los amigos y luego aceptaría aquel extraño trato, esperando la mejor de las retribuciones posibles.
-Me vas a deber la vida luego de esto, mujer- ofreció él y ella gritó con emoción.
-Gracias, gracias, gracias- Gema saltó sobre su pecho para abrazarlo con fuerza -te juro que seré tu esclava por el tiempo que desees, solo por tener la voluntad de enfrentarte a mi familia.
-No me hagas arrepentirme o esta relación se terminará antes de comenzar- amenazó él -intentaremos mantenernos alejados de tu abuelo por el mayor tiempo posible.
-Eso ni siquiera tienes que mencionarlo- aceptó ella viendo su habitación con atención -ahora debo decidir qué es lo que llevaré en mi maleta. Eso podría ser complicado porque me niego a llamar a mis padres para preguntarles cuales el itinerario de estas vacaciones.
-¿Itinerario?- preguntó él -pensé que solo iríamos de visita.
-Las visitas en mi familia no son solo visitas, Ezra- explicó ella sin verlo, todavía daba vueltas por la habitación con energía renovada -son más como una semana de eventos programados.
-Ya me estoy arrepintiendo de todo esto- musitó él tumbándose en la cama -espero que al menos las mentiras vengan con la muestra de desnudos. Tal vez así pueda verte sin ropa por primera vez.
-No apuestes por eso- dijo Gema con burla junto a la maleta al otro lado de la habitación.
-Por supuesto- ofreció él haciendo un poco de drama por las negativas de su amiga, aunque sabía que Gema jamás aceptaría algo como eso, por muy desesperada que estuviera.
Se quedaron allí durante unos minutos y él la observó armar lentamente una monstruosa maleta hasta que ella se levantó exasperada.
-Suficiente, tengo que llamar a Nerea- anunció ella a la nada -estoy segura de que ella sabrá el itinerario completo a estas alturas.
El nombre de inmediato llamó su atención.
-¿Nerea?- preguntó él entonces -¿no es ese el nombre de la amiga que vino de visita hace unos meses?
Gema le sonrió y asintió.
-¿La recuerdas?- preguntó la mujer antes de seguir hablando sin esperar respuesta -Nerea es mi mejor amiga desde que tengo memoria, nuestras familias son vecinas, por lo que crecimos juntas.
-Lo recuerdo- afirmó él -me lo explicaste en aquella ocasión. Así que, ¿tu mejor amiga se comunicará con tu madre para proporcionarte toda la información como un favor?
-Oh no, ella estará en casa también- afirmó Gema con simpleza -cómo te dije, nuestras familias son vecinas, pero además de vecinas, también son amigas. Siempre hemos celebrado las vacaciones juntos, desde que tengo uso de razón ha sido así, por lo que Nerea puede ayudarme. Me dirá el itinerario sin que tenga que preguntárselo a mi madre.
-¿Nerea estará allí?- preguntó él con un nudo en la garganta.
Gema asintió antes de lanzarle una extraña mirada, pero no hizo preguntas al respecto. Su mente no dejaba de correr debido a las nuevas noticias, que Nerea estuviera allí significaba un millón de complicaciones más de las que su amiga no tenía ni la menor idea. El rostro dulce y suave de la mejor amiga de Gema apareció en su mente, seguida de la imagen de aquella preciosura gimiendo con fuerza mientras se hundía en su exquisito calor como si no hubiera nada más placentero. Su cuerpo reaccionó con intensidad haciendo que una incómoda erección creciera en sus pantalones.
La mirada profunda de Nerea junto a su dulce sonrisa lo hicieron sentirse extrañamente reacio a fingir que tenía una relación con Gema. Luego de esa noche de la que había prometido no hablarle a nadie, se sentía como un error presentarse frente a la familia de ambas para afirmar que tenían una relación más que formal. Supo de inmediato que la sensación de mal presagio que le subía por la columna vertebral se convertiría en algo muy real. En ese momento se arrepintió con más fuerza de la decisión que había tomado y al mismo tiempo no podía dejar de desear el querer defender a su mejor amiga.
-Sí, claro que sí- afirmó Gema viéndolo de nuevo -siempre nos vemos en las vacaciones y en navidades. Es casi un ritual familiar, así que podrás verla una vez más. Sé que ustedes se llevaron bastante bien cuando Nerea vino a visitarme.
-Sí, podría decirse- comentó él intentando restarle importancia al asunto para no quedar en evidencia.
-Oh vamos, no engañas a nadie y mucho menos a mí-se burló su amiga mirándolo con exasperación -además, tal vez el alcohol les impidió notarlo, pero estaban conmigo cuando hablaban de irse a tu departamento para que pudieras hacerle todas las cosas sucias que deseabas. Fue bastante gracioso que ambos intentaran ocultarlo al día siguiente, y es fue muy dulce que nunca lo mencionaras en favor de lo que debió pedirte Nerea.
-Ella no quería que nadie lo supiera- argumentó él con simpleza y un poco de calor en su rostro.
-Pero nunca antes habías cumplido con las peticiones de una mujer, luego de que pasara por tu cama- comentó su amiga con una mirada curiosa -es bastante interesante que Nerea sea la primera.
-Nunca antes me habían pedido discreción luego de acostarme con una mujer- comentó él alzando los hombros -así que no podía rechazar una petición que habla de la privacidad de alguien más. No podía romper mi palabra en esa situación.
Gema sonrió antes de verlo con emoción.
-Es bueno saber que tienes sentimientos, Michi- le dijo ella con cariño- gracias por mantener tu palabra con mi mejor amiga y por hacer esto por mí, aunque sé que te desagrada la idea.
-No me desagrada- negó él -es solo que sé que tu familia no me dará una bienvenida afable.
-No lo harán, tienes razón- asintió ella con una mueca -lo lamento.
Él suspiró antes de abrazar a su amiga con rudeza y molestarla en el proceso solo para que pudieran reírse un poco.
-Ahora estamos juntos en esto- afirmó él -y creo que me gustará molestar a tu viejo abuelo que pretende tratarte como si siguiéramos viviendo en el siglo XVII.
-Ambos lo disfrutaremos, entonces- dijo gema riendo con fuerza.
Estuvieron en la habitación hasta que su amiga hizo la llamada para pedir el itinerario, él escuchó la conversación con bastante atención y por alguna razón se sintió nervioso por saber que era Nerea la que estaba al otro lado de la línea en ese momento. La esperanza creció en su pecho como nunca lo había hecho y se asustó al entender que esa sensación que estaba experimentando era algo a lo que le había huido desde que había visto lo que los sentimientos intensos pueden hacerle a una persona.
-Muy bien, ya tengo lo que necesitamos- anunció Gema cuando la llamada terminó -es momento de que vayamos a tu departamento para que podamos hacer la maleta.
-No necesito ayuda para eso- negó él -solo dime qué se supone que es lo que haremos en tus dichosas vacaciones. No te voy a dejar revisar mi ropa libremente solo porque ahora tengo que cumplir las expectativas de tu familia.
-No se trata de cumplir expectativas, estúpido- dijo ella con burla -es para que no te sientas incómodo por si te ven extraño. Estoy intentando cuidarte.
-No quiero hacer esto, Gema- se quejó él levantándose de la cama.
Riendo, su amiga se lo llevó hasta la entrada y luego de cerrar la puerta subieron los dos pisos que faltaban para llegar a su hogar. Se dirigió junto a Gema hasta su habitación, pronto las maletas, la ropa y los zapatos estaban por todos lados emulando el desastre que pudo ver en el anterior hogar. Esperó hasta que ella se sintió conforme con la inmensa cantidad de ropa que estaba guardada en la maleta y luego lo dejó solo por fin para que pudiera descansar.
Solo faltaban dos días para que ambos estuvieran en camino hacia el hogar de los Cuñat y sentía la tensión en su cuerpo. Intentaba ignorar que tenía un deseo oculto por volver a ver el rostro dulce de Nerea más que ninguna otra cosa en ese viaje, no podía olvidar que sería el novio de alguien más, por lo que, incluso una mirada estaba prohibida.