Capítulo 3 “Nuevos Amigos”

2294 Words
Apenas termino con todo el papeleo, me estiro satisfecha. No fue nada muy complicado, solo las copias y el resumen que me fue sencillo. – ¿Listo con todo eso? – volteo con una sonrisita hacia mi nuevo jefe, cuya camisa huele delicioso, mientras que él usa una nueva que Thomas le mandó a traer con urgencia. A los cinco minutos ya la tenía en sus manos. – Sí ¿desea algo más? – me falta arreglar su agenda, pero quizás no me tome mucho tiempo. – Tengo una reunión con unos socios italianos, Thomas me dijo que puedes hablar su idioma – asiento con orgullo por mis habilidades. – Sí, puedo hablar varios y ese también – parece dudar un poco o verse incomodo por algo, quien sabe que pasará por la cabeza de este enigmático hombre. – ¿Qué idiomas? – parece que ambos recordamos la primera vez que nos encontramos y que, entre sus maldiciones en alemán, estaban insultos hacia mi persona por cruzar cuando evidentemente era mi turno. Por no mencionar cuando tuvimos el accidente del café. Solo tengo medio día aquí y ya confirmé que mi jefe es de los que maldice a la vida cuando las cosas no salen como quiere. Es temperamental, mucho. – Varios, el alemán es de mis favoritos – lanzo, curiosa por su reacción. Noto como su ceño se frunce con algo de vergüenza. Bueno, me alegra saber que al menos no siempre está furioso – ¿Necesita algo más? Tengo que arreglar su agenda, pero si necesita otra cosa…– mientras lo digo, la tomo la Tablet en donde está su agenda. Por fortuna, la secretaria anterior solo hizo un desastre con dos semanas de citas sobrepuestas. Si fuese más, tendría más trabajo. – En dos horas será la reunión con esos hombres, hablan inglés, pero tienen esa costumbre de comentar entre ellos en italiano. Arregla mi agenda mientras se hace la hora – asiento, no quiero tener problemas con él. Al menos ya no parece tan enojado. – Entendido, yo podré decirle de que hablan – en cuanto a la reunión, no tengo problema con verme como chismosa si ellos son odiosos que hablan frente a otras personas en un idioma que saben que no pueden entender. – Después vendré por usted para irnos a la reunión, puede seguir con su trabajo – me recorre con la mirada un par de veces más antes de asentir y marcharse. No sé qué pasará por su cabeza, pero definitivamente se me hace encantador intentar adivinarlo, además de parecerme un juego de adrenalina. Por lo que he visto, no dudo que me despida si lo hago enojar más de la cuenta. – Johnson, baja a contabilidad y trae los papeles del contrato con los Cipriano, los necesitaremos – Thomas sale de su oficina y sin siquiera verme, habla – Piso diez – me pongo de pie con una sonrisa y asiento. Él me da una mirada y sin decir más, vuelve a adentrarse a su cueva. Arreglándome un poco, camino al ascensor tarareando la canción que últimamente no sale de mi cabeza y, en lo que siento como cinco segundos, llego al piso que Thomas me indicó que es el de contabilidad. Al llegar, me impresiona ver lo que parece un espacio tan amplio como la oficina del jefe, con la diferencia que este está lleno de escritorios y cubículos, que no me permiten apreciar el ventanal del fondo. – Buen día ¿que desea? – se me acerca una mujer que me recuerda a una de las de recepción, bonita, elegante y con la misma cara que tenía Thomas Reiss cuando me recibió. – Vengo a buscar el contrato de los Cipriano – repito la petición que me hizo Thomas al mandarme hasta acá, todo sin dejar de ver el lugar. Qué curioso, todo está absolutamente ordenado e impoluto, nunca había estado en un ambiente como este. – ¿Quién es usted? – pregunta otra mujer con la misma cara de culo que su compañera ¿será que todos son así por tener que trabajar en un lugar tan aburrido como este? Porque, digo, es muy bonito, pero no me llama la atención la idea de venir todos los días en el mismo horario. – Ah, no me presente – suelto con una pequeña risa. Que maleducado de mi parte – Soy Lena Johnson, secretaria de presidencia, comencé hoy, un placer conocerlas – ignoro por completo la sorpresa en sus rostros y les sonrío. No es como si hubiese dicho algo muy asombroso. – ¿De presidencia? – asiento. Eso dije. Ese par se da una mirada de esas que parecen comunicarse a través de ella, antes de voltear nuevamente a mí y verme mal. Es algo incómodo porque siento que es por la camisa, que, aunque la arreglé lo mejor que pude, no deja de verse como una masculina, pero supongo que esto sigue siendo mejor a andar por ahí con una enorme mancha marrón en mi pecho. – Disculpen, necesito los papeles ¿podría acercármelos? ¿o decirme en donde los puedo conseguir? – apuro un poco. Siento que me llevaré un regaño de Thomas por tardar, y sinceramente, no se me apetece. – Señoritas, buen día ¿qué ocurre? ¿algún problema? – un rubio atractivo se acerca con un porte elegante, pero con una sonrisita que no me pasa desapercibida. Este hombre es de esos que les gusta jugar, puedo reconocerlo a millas. Ese tipo me parece de lo más divertido. No es que sea una experta en los hombres, pero siento que soy buena leyendo a las personas, y algunas son más fáciles que otras. – Buen día, soy Lena Johnson, secretaria de presidencia, vine a buscar unos documentos que me pidió el señor Reiss – siento que he repetido lo mismo mil veces. – Ah, tu eres la señorita que comenzaría hoy, no pensé que serias tan hermosa – suelto una pequeña risa al ver como toma mi mano y deja un beso en el dorso. Él definitivamente sabe que es atractivo y también sabe usar su encanto a beneficio propio. – Muchas gracias, sí, hoy es mi primer día – inclina un poco su cuerpo en una galante reverencia que me hace reír. Vaya que es todo un personaje. – Yo soy Greg Jones, para servirte – él me agrada, luce como un buen tipo. – Un placer conocerlo… – sigo sonriendo, pero me quedo viendo a sus ojos fijamente, esperando que en algún momento se dé cuenta que sigo esperando. – Oh, cierto – pestañea rápidamente haciendo como que salió de una ensoñación, vuelvo a reír – Estamos haciéndote perder el tiempo, ven, vamos rápido, si el jefe ve que tardas más de la cuenta te llevaras un regaño, sería una pena que eso ocurriera – camina hasta estar a mi lado y toma mi cintura con delicadeza. Sin dejar de reír, tomo su mano y deshago su agarre en mi cuerpo. Es lanzado. – Oh, perdón, no quería incomodarte. – No se preocupe, no lo hizo – juego un poco porque me encanta hacerlo ¿qué es una vida sin diversión? Además, Greg me cae bien, porque a pesar que es atrevido, no llega a ser desagradable. – Eh ¿señor? – ambos volteamos hacia las mujeres de antes, que vuelven a darme una mala mirada antes de dirigirse a mi nuevo amigo. – ¿Sí? – … Nada, disculpe – asiente y vuelve a enfocarse en mí, me ofrece su brazo y no lo rechazo, por lo que comenzamos a caminar de ese modo. – Cuéntame ¿Qué te ha parecido todo hasta ahora? ¿te tratan bien? – asiento sin dejar de notar como, al pasar por entre los oficinistas, algunos se distraen viéndonos. No me extraña, yo en su lugar también lo haría, me criticaría, o hasta inventaría chismes, lo que sea, cualquier cosa que me distraiga al menos un rato del trabajo tan aburrido que deben estar haciendo. – Todo es muy lindo, estoy impresionada – eso sí, que el ambiente me parezca aburrido hasta hacerse asfixiante es una cosa, pero la estructura es sorprendente y las vistas solo suman puntos. Es hermoso. >> En cuanto a lo otro, Reiss ha sido algo mandón, pero el jefe, muy amable – después de todo, me prestó su camisa y se avergonzó al saber que entendí sus groserías. Es un buen hombre, uno educado, pero gruñón. – Vaya, es sorprendente que digas que el gran jefe es amable, normalmente, preferimos tratar con Thomas que con Meyer – quiero preguntarle el porqué de eso, pero entonces, nos detenemos frente a un cubículo en particular. En este, se encuentra un hombre que se ve joven, algo rellenito y por lo poco que me deja ver su escritorio, deduzco que es alto, tiene piernas largas. Mi primera impresión es que luce adorable con sus gafas y adoro la figura de animación japonesa que tiene en una esquina de su escritorio. – Gordon, los papeles de Cipriano, el jefe los pide – el mencionado voltea, abre los ojos en grande al vernos y rápidamente, baja la mirada. – En un momento – casi no entiendo lo que dijo por lo bajo de su tono, es tímido, quizás más de lo que debería. Se inclina hacia adelante y comienza a remover un manojo de papeles, veo como sus manos tiemblan con violencia mientras lo hace, y es por eso, que sus papeles terminan cayendo al piso, junto con otras cosas más. ¿Quizás mi presencia le molesta? No parece que fuese tímido, sino algo más intenso que eso. – Mierda – murmura con la voz igual de baja, antes de prácticamente lanzarse al piso y empezar a arreglar lo que tiró. Sigo su ejemplo y me arrodillo a su lado, imitándolo, pero siendo mucho más calmada al momento de juntar los papeles. – No tienes que preocuparte – le hablo con una sonrisa, llamando su atención. Realmente me desagrada que alguien como él luzca como un perrito aterrorizado. Parece ser un buen hombre. Quizás lo que lo pone tan nervioso es la presencia del rubio, aunque claro, también puede ser debido a mí, quizás es malo lidiando con los desconocidos. El castaño voltea sorprendido a verme. – No estés nervioso, quisiera ser tu amiga ¿qué dices? – veo como abre la boca y la cierra repetidas veces, lo que me hace dudar un poco. ¿No le agrado? – ¿Amiga? – parece incrédulo, tanto que hasta yo creo por un momento que estoy diciendo algo incoherente. Asiento con una sonrisa, pero el gesto tambalea en mis labios cuando noto que está sosteniendo los papeles fuerza, la suficiente para arrugarlos, por lo que un poco alarmada, pongo mis manos sobre las suyas, intentando que se relaje. – Sí, eso sería asombroso, también que me des esos papeles, puede que me despidan si no llego pronto con eso – los suelta de golpe y de inmediato, volvemos a recogerlos. No puedo evitar reírme un poco de la situación. – Lo siento – suelto una pequeña risita. – No te preocupes, y no tienes que estar nervioso – una vez terminamos, ambos nos ponemos de pie. Volteo hacia el rubio, que desde el inicio se ha limitado a vernos fijamente. – La acompaño al ascensor – dice cuando nota mi mirada sobre él. – No tiene que hacerlo – le sonrío antes de voltear hacia el hombre de las gafas – Ha sido un placer conocerte, Gordon, soy Lena, espero que podamos vernos otra vez – le doy una pequeña sonrisa, pero cuando él parece responderme, una cuarta voz se incluye. – Johnson – volteo hacia el gran jefe que al parecer se muestra por aquí muy pocas veces, seguro es eso porque de otro modo, no me explico por qué todos lo ven con tanta impresión. – Jefe – me acerco con una sonrisa extendiendo los papeles – Reiss me mandó por los papeles de los Cipriano – los toma, le da una ojeada y asiente antes de volver la vista hacia mí. – Esto es para mañana, ahora te necesito atenta a la reunión, se adelantó y tenemos que irnos ya – me recorre con la mirada antes de darle un vistazo a toda la extensión de la oficina – Y en el camino te conseguiremos una camisa adecuada – da media vuelta y con un gesto me indica que comience a caminar. – Nos vemos luego – me despido rápidamente de los dos hombres que acabo de conocer sacudiendo la mano y me apresuro a seguir a mi jefe. Cuando pasamos al lado de las señoritas que me recibieron al inicio, repetí el gesto. Ambos subimos al ascensor, y apenas se cierran las puertas, noto su mirada fija en mí. Volteo a encararlo. – Hiciste amigos – arquea una ceja, gesto que imito sin dejar de sonreír. También se ve guapo cuando hace eso. – Soy buena haciéndolos, me gusta conocer personas – digo con genuina emoción. La primera vez que me plantee buscar un trabajo, pensé que sería monótono y aburrido, pero quizás estuve equivocada y esta será una buena experiencia. Nos quedamos en silencio, sin dejar de vernos a los ojos, él luce impasible. Me inquieta un poco, pero no dejo de sonreír. Asiente. – Bien, nos vamos – justo el ascensor se abre y comienza a caminar sin esperarme, pero tampoco hace falta, yo lo seguiré a donde él me pida. Quizás también pueda hacer que sea mi amigo, aunque me gustaría tener confianzas con él que no tendría con los demás. ¿Quizás es muy pronto si le propongo algo como eso?
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