Margaret no sabía lo que era el destino hasta que conoció a Dante Hunter, el chico de sus sueños, pesadillas y visiones, aquel muchacho la atraía sin explicación alguna, pero esos sentimientos no eran correctos debido a su estirpe, además ella estaba destinada a morir en sus manos. Sin embargo ella creía que los sentimientos no podían cambiar tan fácil y su destino debía cumplirse pues su amor era tan fuerte que había superado tiempo y espacio luchando con adversidad que no habían logrado destruirlo. Estaba segura que jamás podría volver a enamorarse de esa manera, pero Margaret Kedward estaba equivocada, el amor a veces no era suficiente y quizás nunca fue como ella imagino pues al mirar aquellos ojos azules de su mejor amigo, todo lo que ella creía parecía ser incorrecto y todo lo que ella sentía también, porque Aleister Silver despertaba en ella sentimientos que jamás creyó poder tener por nadie que no fuera Dante Hunter.