Marlon había desaparecido desde la mañana y no tuvo más que ir solo. Cuando bajó del lujoso auto muchos lo observaron con bastante asombro.
—Es un Clerefth.
—¡Que en serio! Escuché todos los Clerefth son Wail. ¿Será cierto?
—No lo sé, bájate los pantalones y coge con él y confírmalo.
—Wao este año habrá muchos Wail ¿No?
Los murmullos eran asfixiantes, aun con toda energía Rayan se armó de valor para continuar hasta su dormitorio donde ya había dos personas.
Uno de ellos no notó cuando Rayan entró, pero el más bajo alzó la mirada enseguida.
Rayan vio como había maletas en todas las camas. ¿Se confundió de habitación? Rayan sacó la hoja donde decía su número de habitación, estaba seguro de que está no era, por el olor que rondaba el aire, había dos betas y dos omegas. Poner a un alfa entre ellos sería bastante descabellado.
—¡Dan!
Uno de los omegas gritó desde su lugar asustado. La regadera que seguía encendida de un momento a otro se apagó y un hombre desnudo apareció a la vista.
Rayan no disimulo al echarle el ojo. Era un hombre delgado, pero con cuerpo definido y rasgos claramente beta. Entre las tres personas presentes, era el más apuesto.
El beta, solo tenía una toalla de mano secando su cabello oscuro, Rayan pensó que era bastante obvio que no lo secaría por completo, ya que había muchas gotas cayendo desde su cuerpo hasta las alfombras grises.
—¿Qué hace un alfa aquí?
Rayan demoró en contestar. Seguía mirándolo con detenimiento cada trozo de carne que parecía erizado con el contacto del frío.
El beta miró a Rayan desde los pies hasta los cabellos castaños y los ojos azul intenso; luego miro la hoja en su mano y suspiró.
—¿Te perdiste?
—Ah… Sí.
El beta caminó mojando aún más el suelo. Tomó la hoja en las manos de Rayan y la leyó con detenimiento.
—¡Oh! Eres de nuevo ingreso.
El aroma que desprendía la piel del beta era suave a jabón y champú. El beta analizó el olor de Rayan, era débil lo que podía sentir al ser un beta, pero podía sentir el aroma a una arbol que solía encontrarse en climas temblados.
—Estás en el ala equivocada. Esta es la sección de comercio, tú estás en administración.
Rayan intentó mantenerse concentrado en aquella explicación.
—¿Eres beta?
El beta lo miró con una ceja alzada.
—¿Me estás prestando atención?
—Lo hago.
El beta pensó que este hombre no era muy inteligente. Le estrelló la hoja en el pecho a Marlon.
—Espérame, te llevaré hasta tu lugar.
El beta rebuscó en su armario y se vistió con rapidez. Ambos salieron por los pasillos, por cada persona que aparecía tres de ellos saludaban al beta.
—Eres popular.
El beta se echó a reír.
—Todos prestan atención a lo que quieren.
Rayan se preguntó a qué se refería.
—¡Oh! Aquí estás Dan. —uno de los profesores apareció de la nada. —No has entregado los documentos, te gradúas este año ¿Lo olvidas?
—Los llevaré hoy mismo a su oficina.
—¿Estás por graduarte? No pareces muy mayor.
Dan se encogió de hombros.
—No me compares con los alfas. Es mejor tener una estatura media a ser una barra de medir.
Rayan se rio también. Ciertamente, cuando se manifestó su cuerpo dejo de ser pequeño y ahora media uno noventa y seis.
—Tú tampoco pareces muy mayor. ¿Cuántos años tienes?
Cuando Rayan dio su edad, Dan sintió que se caería para atrás de la impresión, como era posible que este niño fuera por tres años menor a él.
—En fin, está es tu habitación.
El beta desapareció al momento en el cual Rayan dio las gracias. Rayan casi cubre su olfato cuando sintió que en su habitación había dos alfas a pesar de él.
Uno de ellos, se puso en pie y estrechó su mano.
—Aixhad.
—Rayan.
El otro solo se quedó en su puesto con toda la atención en su ordenador.
—Él es mi primo, Logan.
Rayan casi vomita al sentir como a Logan lo rodeaban tantas feromonas omegas que parecía que se revolcó con más de un Omega antes de que él entrara en la habitación.
La semana pasó con lentitud, Aixhad era una persona decente al lado de su primo que era un promiscuo sin remedio. Muchas veces Rayan tuvo que salirse de su habitación para no tener que ver el acto deplorable que hacía Logan con más de un Omega. Incluso Aixhad a veces se unía a las orgías.
En muchas ocasiones Rayan se quedaba hasta tarde en la biblioteca, con los deberes de universidad y los deberes del marquesado a veces no tenía tiempo para el mismo.
Marlon quien se supone que debía ayudarlo, había declarado no asistir a la universidad y tomarse un par de años sabáticos.
Cuando por fin estaba tomando la concentración para seguir con sus deberes escucho un sonido ahogado.
Hug… Mmm. Ah… Ugh… Haaa.
Rayan solo pudo fruncir el ceño ante la negación de que incluso en la biblioteca tenía que soportar esto.
Rayan tomó su libro más grueso y lo lanzó entre los estárteres. Los gemidos se detuvieron enseguida.
—¡No tienen cuarto, bastardos!
Un alfa salió entre los estárteres acomodando su pretina, el alfa miró a Rayan y solo lo saludo con un movimiento de su cabeza. Segundos después Dan Hamilton apareció con la ropa desordenada. Abrió los ojos al ver a Rayan.
—¡Oh, eres tú!
Rayan amargó sus facciones. Sí era él.
Dan se pasó la mano por el cabello, un movimiento de su cuello hizo que Rayan notará las marcas de dientes en su cuello. Después de semanas de estar en el campus había escuchado ciertos rumores de este beta, aunque solo tres palabras permanecio en su cabeza: príncipe, promiscuo y mujeriego.
—¿No tienes habitación?
Dan Hamilton se burla y acomodó su camisa por debajo de los pantalones.
—Diría lo mismo de ti. ¿Que no tienes habitación? ¿Quién hace tarea a esta hora?
Dan se asentó en la misma mesa de Rayan, justo al frente. Con sus nudillos movió los libros y pensó que Rayan era alguien muy extraño.
—No toques mis cosas.
Dan Hamilton alzó las manos en el aire.
—No están sucias, hombre. —se burló con un tono provocativo dijo: —No llegué a la mejor parte.
Rayan cerró su portafolio.
—No te pregunté.
—Vamos, no seas amargado, estás en tu etapa de juventud.
Rayan solo lo ignoró, no valía la pena discutir con él.
—¿Qué es esto?
El título del libro era algo más que de administración financiera.
—¿Estás en banca rota?
Dan se burló. Sabía que era mentira. También había escuchado hablar de Rayan. Un alfa Wail apuesto que no sucumbía a las provocaciones de los omegas, aplicado y sobre todo, un marqués millonario.
—Libros de finanzas ¿No ves? No todos somos tan libidinosos.
—Deberías relajarte. Está en la universidad, tampoco es que esperas ser virgen para siempre.
Rayan se estremeció y Dan Hamilton se quedó boca abierta.
—No me digas que eres…
—Si no tienes nada que hacer, mejor vete.
La carcajada de Dan Hamilton se escuchó hasta el pasillo.
—No puede ser. Cuantos omegas se te habrán insinuado hasta ahora. ¿En serio los has rechazado a todos?
Rayan lo ignoró y siguió en sus labores.
Dan Hamilton que no obtuvo respuestas se levantó y tomó los documentos de la mesa. Rayan se puso en pie enseguida, esos documentos eran importantes.
—¡Entrégalos!
—Dios, sí que eres aplicado.
Dan Hamilton que seguía leyendo todo con detenimiento, se dio cuenta de que Rayan tenía una hermosa letra.
Rayan que le arrebató los documentos lo sostuvo de las manos y lo saco de la biblioteca.
—Ve a tu habitación y date una ducha apestas a feromonas.
Dan miró a Rayan y se olió cada parte de su ropa. Esos malditos alfas siempre dejando su olor en él. Dan no era particularmente dador de emociones, simplemente le gustaba mucho el sexo, ya fuera por delante o por detrás.
—Escuchaste eso. Dicen que Dan Hamilton rompió con su novia.
Rayan escuchaba los rumores que una de sus compañeras le informaba.
—Me sorprende que tuviera novia.
—Dicen que le puso los cuernos.
Rayan no estaba sorprendido. La mano de la chica Omega se deslizó por el escritorio acercándose hacia la mano de Rayan.
—¡Quieres ir a cenar hoy!
—Está ocupado.
Aixhad llegó por detrás abrazando a Rayan.
—Ya sabes, tenemos un cuarto reservado en el hotel.
Rayan le dio un codazo a su amigo, Aixhad se apartó adolorido, ya se estaba acostumbrando a sentir que sus costillas se rompieran.
—¿Es mentira verdad? —habló la mujer.
Había rumores sobre los gustos de Rayan, ya que nadie lo veía con ningún Omega y Aixhad cada vez que podía lo molestaba con eso.
—Si vas a creer los rumores al menos ten en cuenta que tengo mejores gustos.
La chica se burló aliviada. Le costó mucho tiempo acercarse a Rayan sin que esté la alejara.
—¡Entonces ¿Cena?!
Rayan suspiró profundamente. No es que no tuviera sexo, simplemente no le gustaba hablar de eso con nadie.
—Bien.
Su celo se acercaba y de igual manera tenía que encontrar a alguien con quien estar.
La mujer salió apresurada alardeando de qué vestido usaría.
—Es linda. Aunque no es tu gusto.
—No sabes nada de mis gustos.
Aixhad rebuscó en su cabeza.
—Te gustan, bajos, delicados y con rostro tierno.
Rayan blanqueó los ojos.
—Esos son tus gustos.
—Tienes razón.
Aixhad era alguien demasiado liberal que le recordaba a Marlon, aunque con la diferencia de que Aixhad era más aplicado que su hermano.
—Puff, toma inhibidores, apestas.
Rayan controló su respiración y feromonas que comenzaban a liberarse expectantes por el celo. No tomaría inhibidores mucho menos cuando tenía una cita con una linda Omega.
Por la mañana siguiente se sentía horrible, Aixhad y Logan abandonaron la habitación sin poder soportar las feromonas en celo de Rayan.
Le llegó un mensaje de la secretaria. Rayan alzó el teléfono celular y vio el mensaje.
~Tómate el día. Enviaré a un beta para que te lleve el repaso de estos días.
Rayan solo dejo un gracias y se hundió en sus sábanas. A lo lejos escuchó el timbre de la habitación sonar tantas veces que parecía sofocar sus oídos.
Cuando abrió medio drogado por el celo, recibió una bofetada en la mejilla.
La Omega que había esperado durante casi cinco horas a qué Rayan apareciera lo insultó y cuando su pequeño cuerpo comenzó a temblar por las feromonas de Rayan, se sonrojó.
—¡Estás en celo! ¿Por eso no viniste? Déjame entrar yo… Yo puedo ayudar.
Rayan la olfateó.
—Vienes aquí y me abofeteas y ahora esperar que te coja.
La Omega no respondió, sino que entró como perro por su casa y comenzó a desnudarse.
Rayan ya había perdido la guerra y era mejor ella que otra persona desconocida.
El timbre nuevamente volvió a sonar y Rayan que ya estaba encima de la mujer se irguió. El sudor le caía por el tórax y la Omega lo sostuvo para que no se apartara.
—Déjalo. No abrás.
Rayan la envío hacia un lado de la cama, mientras respiraba el aire que se colaba por las ranuras de la puerta, no era un olor a feromonas, sino uno más fresco.
Se levantó y abrió la puerta.
—¡Oh! De nuevo tú.
Dan Hamilton que después de sentir su cuerpo temblar vio el cuerpo desnudo de Rayan.
—Y pensar que todo eso se ocultaba debajo de ese semblante de niño serio.
Lo dijo como sarcasmo, pero realmente lo pensaba. La Omega se levantó de la cama y abrazo a Rayan por detrás.
—¡Oh, entonces, no eras virgen!
La Omega fulminó a Dan Hamilton. Dan tenía una paleta de caramelo en su boca, Rayan admiro los labios carnosos y se lamió los labios. Dan que ignoraba aquello abrió su maletín y sacó lo que vino a traer.
Los papeles se regaron por el suelo cuando una mano lo jaló hacia dentro de la habitación.
—Oye ¿Qué haces?
Rayan metió su rostro en el cuello de Dan Hamilton.
—Hueles bien.
—Gracias, pero solo es champú.
Rayan negó, no solo era el champú, el propio olor corporal de Dan Hamilton le parecía fascinante.
CONTINUARÁ.