El día de la entrega llegó envuelto en un ligero velo de niebla, con el cielo teñido de un gris apagado. Aún sentía el eco de las palabras de Lucas resonando en mi cabeza: "Debes estar lista para cualquier cosa." Mientras arrancaba el motor de mi auto, una mano férrea de nerviosismo me apretaba el estómago. La mezcla de emoción y temor se entrelazaba, y sabía que este era el momento que cambiaría todo.
Revisé una vez más el mapa que Lucas me había proporcionado. La ruta era directa, pero había varias intersecciones que me llevarían a áreas menos frecuentadas. La mercancía que llevaba en el maletero no era solo valiosa, sino también peligrosa. Las historias sobre lo que podría pasar si caía en manos equivocadas eran la sombra que perseguía mis pensamientos.
Con cada kilómetro que recorría
